26 diciembre 2012

The Snowmen (2012): el órdago del Doctor



Poco a poco, el Doctor se está enfrentando a su peor enemigo: a sí mismo. A la inoperancia de sus aspiraciones. Al fin del fingimiento. A lo que había tras la puerta número 11 del hotel en El complejo de Dios (2011). Porque "el Doctor" no es nuestro protagonista… sino quien él ha eligido ser.

El Amo: Doctor.
Décimo Doctor: Amo.
El Amo: Me encanta que uses mi nombre.
Décimo Doctor: Tú lo elegiste. Un filón para los psiquiatras.
El Amo: Como tú elegiste el tuyo. El hombre que hace a la gente mejor. ¿Se puede ser más moralista?
(El Sonido de los Tambores)

Undécimo Doctor: Mira, hay tres opciones. Una: dejo a la Ballena Estelar seguir en una agonía insoportable, durante varios cientos de años más. Dos: mato a todo el mundo en esta nave. Tres: asesino a una criatura hermosa e inocente de la forma más indolora de la que sea capaz. Y luego yo… yo me busco un nuevo nombre, porque no podré volver a ser El Doctor nunca más.
(La Bestia de Abajo)


"He dejado de hacer eso", dice en la precuela del especial de Navidad de 2012[1], refiriéndose a… ¿intervenir? ¿Ayudar a los humanos?

Undécimo Doctor: Tras mil años salvando al universo, Strax, ¿sabes lo que he aprendido? Que al universo no le importa.
(The Snowmen)

Involucrarse. El Doctor se siente dañado, dañado por la pérdida, en última instancia de los Pond[2], pero en conjunto de todos los que le han acompañado. Algo de lo que era consciente pero que había ido capeando emocionalmente y que finalmente se ha cobrado su precio.

Primer Doctor: Ahora todos se han ido. Todos. Ninguno de ellos lo entendió; ni siquiera mi pequeña Susan, ni Vicki. Sí. Ni Barbara ni Chatterton… ¡Chesterton! Todos tenían demasiadas ganas de volver a su propio tiempo. Y ahora Steven; quizás debería volver a casa, volver a mi propio planeta. Pero no puedo, no puedo...
(The Massacre of St. Bartholomew’s Eve,
Parte 4 “Bell of Doom”)

Décimo Doctor: Soy lo suficientemente viejo para saber que vivir más no es siempre lo mejor. Al final, te cansas. Te cansas de luchar. Te cansas de perder a todo el que te importa. Te cansas de ver como todo se convierte en polvo. Si vives lo suficiente, Lazarus, lo único seguro es que acabarás solo.
(El Experimento Lazarus)

Jackson Lake: Según todos esos datos e imágenes que vi de la vida del Doctor, nunca estuviste solo. Todos aquellos compañeros tan brillantes… ¿Y ahora ya no?
Décimo Doctor: No.
Jackson Lake: ¿Puedo preguntar por qué?
Décimo Doctor: Se van. Porque deben hacerlo. O encuentran a otra persona. Y algunos de ellos… me olvidan. Supongo que, al final… me rompen el corazón.
(El Siguiente Doctor)

Está tratando de tomar las maneras de un auténtico y digno Señor del Tiempo. Distante, ajeno, neutral. Curioso, quizás, pero sin involucrarse emocionalmente. En su aislamiento, se expresa no por sí mismo sino a través de aquellos de sus amigos más que capaces de valerse por si mismos.

Madame Vastra: El Doctor no ayuda a la gente. A nadie, nunca. Está por encima de este mundo y no interviene en los asuntos de sus habitantes. No es ni vuestro salvador ni vuestro protector. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
Clara Oswin: Palabras.
Madame astra: Hubo un tiempo en que era diferente, hace mucho. Bueno, sí. Un héroe, incluso. Un salvador de mundos. Pero sufrío pérdidas que le hirieron. Ahora prefiere el aislamiento a la posibilidad de que vuelva el dolor.
(The Snowmen)

Vastra define en gran medida las reticencias del Doctor a volver a abrir su corazón, a volver a hacerse el héroe. Pero hay algo más: no sólo se trata de miedo. También hay ira: ira por el sufrimiento de los débiles, de los que le acompañan. Y en ausencia de un Dios, la ira de este buen hombre que va a la guerra y hace huir a los demonios se dirige contra el propio cosmos. Contra ese universo que tan fríamente recibe ser salvado una y otra vez.
Y cuando finalmente acepta el reto, lo hace como si de Solomon[3], Dorium[4] o Glitz[5] se tratase: aceptando las condiciones del cruel universo, jugando a su mismo juego, poniendo un precio kármico a su intervención.

Madame Vastra: ¿Entonces, Doctor, vuelves a salvar al mundo? ¿Puedo preguntar por qué? ¿Estás haciendo un trato con el universo? ¿Lo salvarás si deja que ella viva?
Undécimo Doctor: ¡Sí! ¿Y no te parece que, después de tanto tiempo y con todo lo que he hecho, no me lo debe?
 (The Snowmen)

El Doctor pierde la apuesta (la muerte y la pérdida son motores necesarios del universo whoviano[6]), pero fascinado por el misterio de la mujer imposible, esa Oswin Oswald que ha muerto al menos dos veces (en Asylum of the Daleks y en The Snowmwen), se impone el reto de volver a buscarla. ¿Busca cobrarse su premio o parte espoleado por la mera curiosidad? ¿Y si sus esperanzas en una mínima justicia cósmica acaban por los suelos? ¿Y si el universo le decepciona?
 Para nosotros un Doctor así sería el villano, pero ¿y desde su punto de vista? Dudo mucho que el Doctor acabara convirtiéndose en un “villano” al estilo de Davros o que el Valeyard original, tal y como lo vimos en el juicio de 1986. Pero sí podría llegar a ser alguien del estilo de Rassilon. Alguien que se considera por encima de las normas, alguien capaz de cualquier cosa, de aparcar moral y responsabilidad para conseguir sus fines, para imponer lo que falta en el universo. Un verdadero y desatado loco con una caja.

Décimo Doctor: Durante mucho tiempo creí que sólo era un superviviente. Pero no es así: soy el ganador. Eso es lo que soy: el Señor del Tiempo Victorioso.
Capitana Adelaide Brooke: Y no hay nadie que pueda detenerte.
Décimo Doctor: No.
(Las Aguas de Marte)

Undécimo Doctor: Regresan una y otra vez, ¿no te das cuenta? Siempre negocio, intento ser comprensivo. Bueno, pues hoy no. No, hoy honraré a las víctimas primero. Las suyas, las del Amo, las de los Daleks. ¡A toda la gente que murió por culpa de mi misericordia!
(A Town Called Mercy)


[1] The Great Detective (2012), precuela de The Snowmen (2012).
[2] The Angels Take Manhattan (2012).
[3] Dinosaurs on a Spaceship (2012).
[4] Dorium Maldovar, La Pandórica se Abre (2010), Un Buen Hombre va a la Guerra (2011), La Boda de River Song (2011).
[5] Sabalom Glitz, The Mysterious Planet (1986), The Ultimate Foe (1986), Dragonfire (1987).
[6] Cf. Marcos Muñoz y Mari Nieves Gálvez, La Bendición de la Muerte Fatal (Barcelona: 2011, Editorial Mil Monos, col. Simius Sapiens).

03 diciembre 2012

Publicidad Electoral 2012 (V): VD

Las elecciones catalanas terminaron hace una semana, aunque sólo ahora comienza a perfilarse cual será el nuevo gobierno de la Generalitat, y en cualquier caso permanece en una confusa nebulosa el futuro del país durante los próximos ¿4? años. Pero nos quedó un partido por comentar de los que enviaron publicidad electoral a mi buzón. No es Ciutadans ni UPyD, dos ausencias que me extrañaron, sino el más desconocido Vía Democrática.

Eligieron un formato bastante estándar para su comunicación: sobre de plástico, lista con sus 85+10 aspirantes (eso es tener fe), sobre y publicidad en horizontal, a doble cara. En la primera, la que veías al coger la carta, se ve el rostro y el nombre de su candidato principal: Pablo Barranco. Es un diseño bastante abigarrado, que casi recuerda a algunos anuncios de teletienda. A la izquierda, cara en blanco y negro de un hombre preocupado, con su familia detrás (el peque, en brazos de la madre, lleva un gorrito de invierno), por encima letras en castellano y catalán de problemas ("recortes, paro, deshaucios, corrupción..."). A su derecha un lema en catalán, grande, rojo, que ocupa la parte central del anuncio: "PROU!", y por debajo, en amarillo, otro lema "STOP QUIEBRA SOCIAL". Aún hay espacio para un "Vota" que conduce tanto al nombre del candidato como al de su partido, a la derecha, sobre los cuales aparece la citada foto. Y por si hay dudas, aún lo recuerda en el margen izquierdo extremo: "Candidat a la Presidència de la Generalitat de Catalunya".

El logo que han elegido es una flecha dentr de un cuadrado, ambos de bordes redondeados, que apunta hacia la esquina superior derecha. La mitad es azul y la otra mitad blanca. Así mismo, las letras del nombre del partido están en blanco sobre fondo azul. Todo ello, si no fuera por la destacada palabra "PROU!" en rojo, nos haría pensar inmediatamente en los colores identificativos del PP, y de manera subconsciente, ubicar a este gran desconocido en el sector de centro derecha del espectro político. Miramos detrás de la hoja.

Fondo blanco. Arriba, a izquierda y derecha, repite los lemas anteriores. En rojo, en el centro superior, destaca los problemas que denuncia, ampliando a una frase los 4 que mencionaba esquemáticamente en la parte delantera. Luego siguen dos columnas, en catalán y castellano, con las 4 propuestas principales del partido y un abuso del subrayado fosforito: se resumen en recortes a políticos y cargos, cierre del Senado, las Diputaciones, los Consejos Comarcales y las televisiones públicas para ahorrar 52.000 millones de euros. Bonificar el 50% en impuestos a los autónomos y las PIMES. Moratoria de 2 años sin intereses para el pago de los deshaucios, y habilitación de 100.000 viviendas vacías para familias en grave exclusión social. Y responsabilidades enales para los políticos corruptos y los "despilfarradores" bancarios.

La mitad del programa es inasumible desde un gobierno autonómico, y la otra mitad plantea un cambio muy importante en el funcionamiento de la Comunidad que lleva por bandera, al parecer, la gran mayoría de las reivindicaciones sociales. Así pues, parece que pese a la primera impresión cabe ubicar al partido en el centro o centro izquierda.

Por último, en la parte inferior indic que se encuentran en 5 redes sociales, dan una página web y un email de contacto y afirman que se autofinancian por completo, donando el 100% de sus ingresos a fines sociales y rechazando las subvenciones.

Lo más curioso es que un partido tan minoritario (obtuvo 5936 votos, un 0.16% del total) haya llegado a los buzones de la circunscripción de Barcelona, mientras otros con similares o incluso mucho mejores resultados, no.

¿Se ha acabado el tiempo en que la publicidad electoral tenía que llegar al buzón? ¿Es sólo un recordatorio residual de la existencia de los partidos para la población, como cuando Coca-Cola hace publicidad sencillamente para recordar que está ahí, no para vender nada nuevo? ¿Para que sirve, de hecho, si no se envían programas electorales, y ni siquiera propuestas concretas en muchos casos?

En nuestra próxima entrada, una denuncia para cerrar la serie, ligada no a la publicidad llegada a mi buzón, pero sí a la publicidad que me encontré, precisamente, la jornada electoral.

CONTINUARÁ (y acabará)