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25 noviembre 2019

El final de la cuenta atrás. II

Este es el relato de la actual partida de rol que estamos jugando por correo electrónico.
Está escrito, por tanto, junto a todos los miembros de la partida:
Alberto, Álex, Daniel, David, Nieves y Óscar. 

EL FINAL DE LA CUENTA ATRÁS
II. SÁBANAS Y CUERVOS

   No tarda todo el grupo en ser consciente de la figura que se dirige en su dirección aproximada desde el horizonte desértico: una persona montada en un curioso animal bípedo, que trota sin mucha prisa sobre la dura tierra seca.
   - ¡Hola! -saluda Determinación agitando un fornido brazo.
   Cuando el lejano jinete oye el saludo, agita a su vez una mano y dirige su montura con más precisión pero la misma parsimonia hacia el extraño grupo al pie de la montaña roja; al mover la mano, a Determinación y Leñador les parece distinguir que algo sobresale ligeramente de la silueta de su muñeca...
   - ¿Monta una bestia de dos patas? -pregunta Maza con curiosidad, entrecerrando los ojos para reducir un poco el deslumbramiento.
   El animal es el mamífero más curioso que ha visto ninguno: una especie de liebre de pelaje castaño, monstruosamente grande, tan alta como un caballo, con una larga y fuerte cola que hace las veces de pata extra, y un morro alargado rematado por un hocico negro que la aleja de los conejos para asemejarla a un burro o a un ciervo. Sus dos brazos, que descansan sobre el vientre, terminan en manos parecidas a las de una persona, aunque con uñas duras y sin pulgar oponible. Una estructura de cañas, parte silla de montar, parte cesta, sirve para que su jinete viaje cómodamente instalado a su espalda mientras la montura camina, corre o salta, si el terreno se lo permite. 
   En cuanto al jinete, es un hombre de piel muy oscura, nariz ancha, barba rala canosa y pelo rizado color ceniza: desmonta junto al arbolito seco que señalara Maza, y todos distinguen que por toda vestimenta lleva un chaleco negro, un taparrabos verdoso y una pulsera con plumas negras de pájaro cosidas. Parece estar entre la madurez y la vejez, pero no tiene un ápice de grasa sobrante, y se conserva bien para sus años, con ojos vivos bajo unas cejas pobladas y una sonrisa presta, enmarcada por sus altas mejillas. Su animal mordisquea con deleite algunas de las ramas más finas y secas, y, para sorpresa del grupo, la rama sale de su boca con un par de hojas verdes.
   - Se os saluda, viajeros -dice en la misma lengua que han estado hablando todos, sin nada más que un atisbo de acento peculiar. Se les acerca abriendo aún más la sonrisa y tendiéndoles la mano-. Habéis despertado temprano.
   Padre lo mira con recelo, y se tapa aún mejor con la sábana-túnica, apretando su libro contra su pecho. Maza, por su parte, extiende la sábana que cubría los objetos y coloca sobre ella algunas de las raciones que ha encontrado: galletas duras, avellanas y carne seca.
   - ¿Alguien tiene hambre? -dice en general, pero principalmente a su grupo. E inquiere, suspicaz, al recién llegado-. ¿Nos conoce? ¿Sabe por qué estamos aquí? Y ya puestos, ¿sabe dónde encontrar agua?
   - Primera vez que mis ojos se posan en los suyos -responde este con franqueza-. Y si no saben porqué están aquí, eso es que el Sueño les ha traído. Se cuenta que a veces el Sueño trae gente que soñó demasiado, o se adentró demasiado en las verdades del Sueño. El agua... -pasa al otro tema que le ha presentado la enana-. Puede encontrarse si se sabe buscar claro. Pero el desierto es un duro compañero. Más cerca de los bosques -señala a lo que, por la salida del sol, debe ser el oeste-, y de la costa -señala al este-, es más apacible. Dicen que encima del Ayeru hay un lago -afirma también, señalando la escarpada colina roja junto a la que se encuentran-, pero yo nunca lo he escalado. Dicen tantas cosas... Compartiré mi agua con ustedes, si me hacen el favor, y luego si quieren podemos trocar algo -de la cesta-silla de montar saca una sinuosa calabaza.
   Leñador sacude la cabeza:
   - No he entendido nada de lo que ha dicho del Sueño. ¿Estamos soñando?
   - No, no -contesta con total seriedad el extraño-. Esto es la Vigilia: lo verdaderamente real pasa en el Sueño.
   - ¿Hay ciudades o pueblos cerca, o cualquier clase de construcción? -inquiere Venganza mientras acepta la calabaza y huele tentativamente su contenido. No distingue nada inusual, salvo un ligerísimo toque de madera-. Algún lugar donde saber más de ese... Sueño.
   - En el desierto manda el Sueño, ¿saben? -contesta el jinete negro-. De manera que si allí hay poblaciones o deja de haberlas, es difícil asegurarlo. Probablemente las dos cosas a la vez. En el bosque viven tribus, a veces hago trueque con ellos, y hay chamanes que saben mucho del Sueño... tanto como pueda saberse algo con certeza de él. En cuanto a la cosa... sí, hay poblados, pero ellos son los que más se han alejado de la Verdad del Sueño. Aunque, si de verdad quieren saber más del Sueño -añade con aire casi conspirador mientras señala el suelo-, este es el sitio preciso. Dicen, pero el Sueño sabe más, que dentro del Ayeru hay una caverna donde duerme la hija de la Serpiente Arcoíris, Monaro Coen, Trueno del Altiplano. Si se la despierta, dice la leyenda que enfurecerá terriblemente, pero que si cualquiera consigue matarla, bebe su sangre y lleva su huevo a lo alto del Ayeru para que nazca la siguiente Monaro Coen, le será revelada la Verdad del Sueño.
   Se hace el silencio, roto solo por el crujido de una galleta dura como una piedra partida con satisfacción por los dientes de Maza, que probablemente serían capaces de masticar basalto.
   - Entonces ¿nos aconseja ir a las cuevas? -pregunta la enana, y añade, encogiéndose de hombros- Ese terreno me gusta, pero no tengo nada contra la pobre Monaro Coen. Y sobre el trueque... no tenemos más que estas galletas, si le interesan.
   - Si no muere -reflexiona el jinete-, no creo que pueda tener descendencia; pero entiendo vuestra postura. Las cuevas son tan fascinantes como peligrosas: yo no entraría en ellas ya a mie dad, pero un grupo de jóvenes fuertes tal vez encuentre más recompensas en los desafíos. El agua, si me lo permitís, va a mi cuenta -Venganza da un primer trago a la calabaza-: tampoco es que os pueda dar mucha más. Cargar mucha agua es mal negocio para avanzar deprisa, y mi Johanna sabe llevarme donde se puede beber -Su sonrisa perlada, con un par de agujeros, se expande de nuevo-. Pero ¿estaríais interesados en trocar alguno de esos lienzos? Parecen de buena factura...
   - ¿Las sábanas? -contestan varios a la vez.
   - La mía está un poco rasgada -dice la enana- pero, si le interesa... ¿Qué tiene para trocar?
   - Yo me refería a ese mantel, no pensaba dejarles sin vestiduras. Aunque si les interesa podemos... Oh, pero si vamos a hacer negocios, debo presentarme como es debido: pueden llamarme Fir Cuervo, que es como me llaman todos fuera de mi tribu. Por las plumas -agita las pulseras emplumadas mientras se acerca a su montura, que está mordisqueando distraídamente algunas de las hojas que ha encontrado en la antes desnuda rama. Cuervo comienza a revolver el cesto y acaba sacando varios fardos y saquitos-. Si no voy errado, y reconozco esas cosas a simple vista, diría que es algodón. Por el mantel podría daros... un saco de azafrán, o dos sacos de cacao, o cuatro pieles de foca. Si preferís objetos más elaborados... 6 bolsas de cuero con asa, un cuchillo, 10 flechas, yesca, pedernal y tres antorchas... o tres conjuntos de ropa más adecuada para cruzar el desierto... o un bote de sales estimulantes. Tengo algunas otras cosas, pero no creo que os sean muy útiles aquí fuera...
   Leñador se rasca la mejilla y apostilla, cargado de pragmatismo:
   - No puedo hablar por los demás, porque el mantel no me pertenece. Pero ¿estaría interesado en la sábana que cubre mi cuerpo? A mí al menos me interesa llevar ropa cómoda... Y no le haría ascos a eso otro que ha dicho...
   - Opino igual -dice la enana, que ya estaba pensando en hacer un petate con el mantel y a la que la idea de un buen petate de cuero le parece ideal-. Si mi túnica rasgada te sirve, también te la cambio.
   - Si queréis deshaceros de las... -Fir Cuervo cuenta- cinco, seis piezas enteras y la rasgada, podemos hacer un trato más importante.
   Maza tiene de repente un destello de intuición y mete la cabeza dentro del rasgón de su túnica.
   - Creo que voy a poder mejorar el trato, Cuervo, seguid, seguid...  - y el resto comienza a hablar de lo que el buhonero está dispuesto a cambiar por todas las piezas de algodón. Varios cuchillos, flechas, ropas para todos (incluyendo "pantalones", que según Fir Cuervo usan en la costa), ungüentos, tinta, cuerdas, una red de pesca, trozos de tiza y de jabón, tazas de latón...
   Determinación es el primero en verbalizar las sospechas de algunos:
   - ¿Nos va a dar todo eso por una sábana? No queremos abusar de tu bondad. Sin duda unos pedazos de trapo, probablemente traídos del Sueño, no pueden valer todo eso -"¿Y si necesitamos estas sábanas más adelante?", es lo que se pregunta y no dice.    - No siento magia en el mantel -interviene Padre, con los ojos repentinamente llenos de un fulgor azul-, solo un residuo de los objetos que estaban debajo. Nada en las demás.    - Es algodón -responde Cuervo, recalculando su estimación-. Ya tejido, y tupido. Eso, para empezar, va buscado en la costa. Cada lienzo mide... 10 por 7 palmos, más o menos. Cualquier tribu decente os daría seis bueyes por vuestros seis lienzos.    - Que sean siete -dice Maza, quitándose la sábana y tapándose pudorosamente con ella. Pasa una mano regordeta por el rasgón que hizo antes, y milagrosamente los hilos vuelven a entretejerse a la vista de todos, hasta quedar tan perfecta como cuando despertaron.
   - ¡Que me aspen y me rebocen! Ese sí que es buen truco -exclama Fir Cuervo mientras todos se van vistiendo, pudorosamente, con las ropas que han conseguido trocar por las sábanas.

   Acabados todos los tratos, Fir Cuervo monta en su extraña criatura "Johanna" y se despide rodeando la montaña roja. El grupo debate entonces entre los diferentes cursos de acción que se les ha presentado: el desierto, la costa, la montaña... Por no hablar de la criatura monstruosa que parece ser que duerme bajo ella. Finalmente coinciden en que lo mejor será ir a buscar a las tribus de los bosques para intentar saber más del Sueño y de las circunstancias que les han traído aquí... y quizás de quiénes son. Leñador abre la marcha por el desierto en dirección al oeste.
   - Oye Maza -pregunta al cabo de un rato Venganza-, ¿cómo has logrado que la sábana se arreglara sola?
   - Oh, le he rezado al dios de los enanos.
   - Le has... rezado a tu dios.
   - Sí.
   - Y él... te ha reparado la sábana.
   - Torag es muy mañoso...
(CONTINUARÁ...)

24 octubre 2019

El final de la cuenta atrás. I

Este es el relato de la actual partida de rol que estamos jugando por correo electrónico.

Está escrito, por tanto, junto a todos los miembros de la partida:
Alberto, Álex, Daniel, David, Nieves y Óscar. 



EL FINAL DE LA CUENTA ATRÁS
I. DESPIERTA

   Las nieblas del sueño, espesas y de un oscuro carmesí, empiezan a retirarse alrededor. Pero no de manera natural. A diferencia de todas las otras veces, de todos los otros sueños, esta vez alguien o algo me acaba de despojar de mi identidad mientras dormía.
   Trato de asir los últimos retazos de mi memoria, que se escurren de entre mis oníricos dedos, hasta que, justo antes de despertar, me aferro con fuerza a una idea, un concepto, una sola palabra donde se concentra la esencia de quién soy...

   El peso del cuerpo se siente descender, caer suavemente en la oscuridad. O tal vez es solo la sensación del mundo de la vigilia que se abalanza sobre el durmiente. Se posa sobre algo concreto, un duro suelo, polvoriento, bajo la espalda. Una sábana blanca cae sobre el rostro, y al instante siguiente, el despertar.
   Seis bultos se incorporan a la vez bajo el lienzo, mascullando una palabra cada uno:
   - Justicia.
   - Padre.
   - Tierra.
   - Determinación.
   - Proteger.
   - Venganza.

   Cuatro hombres y dos mujeres se quitan una sábana de la cara, la última voluta de su pasado desvanecida en el aire. Todo, incluso su mismísimo nombre. Seis sábanas, seis perfectos desconocidos.    Todos están desnudos bajo el círculo de sábanas. En el centro del círculo que forman hay una séptima sábana blanca, más baja, bajo la que se percibe una forma imprecisa.
   A un lado se extiende una llanura desértica, salpicada por algunos árboles secos y matorral bajo que bañan los primeros rayos de sol de un nuevo día. Amanece. En este momento, el aire es agradablemente fresco.
    Al otro, muy cerca, se levanta casi en vertical un monte rojizo que podría medir un kilómetro, coronado por una amplia meseta.
 Uno de los muchachos se levanta lentamente y observa atento a su alrededor. Su complexión es delgada pero su cuerpo parece fuerte y resistente. Es moreno y su piel está muy bronceada, sus facciones son vastas y tiene la nariz ligeramente torcida, pero lo compensa con una gran sonrisa y unos ojos sinceros.
   - ¿Alguien sabe cómo hemos llegado aquí? -pregunta.
   - ¿Quiénes sois? ¿Quién soy yo? -inquiere con algo de estupor otro joven de piel clara, melena castaña y lisa hasta los hombros y ojos pardos nerviosos.
   Una mujer joven de porte regio, pómulos altos y piel acaramelada, fina y sedosa, se levanta cubriéndose con la sábana. Su melena azabache le llega hasta la rabadilla. Por entre los pliegues de la sábana se adivina un complejo tatuaje que le cubre toda la espalda y ambos brazos. Estudia lo que le rodea con cierta intranquilidad y estupefacción, pero aún no dice nada.
   Se levanta luego un hombre de rostro adusto con algunas canas primerizas en la sien, por lo demás su pelo es castaño oscuro. Mira uno por uno a los demás y a sí mismo, constatando que no es ni el más fornido, ni el más alto, y aparentemente sí el de más edad.
   La otra mujer apenas ha asomado un ojo, enmarcado en rizos dorados. Se vuelve a cubrir y murmura bajo la sábana: "¡cuántos hombres!". Entonces se escucha un rasgón de tela y asoma la cabeza por el centro, cubriéndose pudorosamente con el resto con el improvisado poncho. Es una joven rubia de ojos azules y facciones ligeramente más anchas de lo habitual. Cuando se pone de pie no resulta ser demasiado alta: ¡es una enana! 
   - Ah, hay otra chica, ¡menos mal! -sonríe con timidez y simpatía a la belleza negra- He oído a alguien preguntar cómo hemos llegado hasta aquí, así que veo que estáis tan perdidos como yo. ¿Vosotros me habéis echado esta sábana encima, o ha caído de la nada con nosotros? ¿Quizá no hemos venido, sino que nos han traído?
   La enana examina la llanura y la montaña, buscando pistas de su ubicación. Le molesta la luz del día, entorna los ojos. Y presiente que pronto será peor.    Repite entonces la única palabra que se trajo de su pasado:
   - Proteger.
   La sexta figura vuelve a taparse con la sabana, convencida de que está soñando aún y de que pronto despertará.
   El joven de las facciones vastas se anuda la sábana a la cintura mientras reflexiona sobre el torrente de preguntas de la enana:
   - Tampoco recuerdo nada, ni siquiera quién soy. Propongo mirar qué hay debajo de la sábana que tenemos en el centro del círculo, y empezar a movernos -clava la vista en el cielo, y añade-. Hoy hará mucho calor y aquí estamos expuestos. ¿Nadie tiene ninguna idea de dónde estamos?
   - Solo puedo decir que preferiría protegerme en alguna gruta las horas de más calor -responde la enana, mirando la blancura de su piel-. A no ser que aquí en medio encontremos algo mejor. ¿Qué hay ahí debajo?
   En dos pasos se planta ante la sábana del centro y la retira de golpe mientras sus compañeros se acercan. Un pequeño montón de objetos, la mayoría desconocidos, aparece debajo. "Justicia", el joven aprensivo de melena larga, alarga la mano hacia una vaina corta que pende de un cinturón verdoso hecho con la piel de algún reptil. Del ojo de la empuñadora de lo que parece una daga cuelga, cordada en negro, una pequeña pluma azul a modo de adorno. La daga no tiene guarda ni cruz que separe la hoja de la empuñadura.
   Traga saliva, expectante, desenvaina la daga, y todos ahogan una exclamación de sorpresa cuando parece saltar en su mano:
  - Yo tampoco sé... ¡vaya!
   Al salir de su vaina, la daga se convierte en una estrella de cuatro puntas con un anillo central atravesado por la empuñadura por la que "Justicia" sigue sujetando el arma. Sus cuatro hojas -con motivos de plumas grabados- tienen señales de uso, pero están bien afiladas. Al envainarla, el arma vuelve a tomar la apariencia de una sencilla daga. 
   - Esto... me resulta familiar -"Justicia" se pone la sábana a modo de túnica y se la ciñe con el cinturón-. Puede que haya alguien que nos conozca por aquí cerca.
   El joven que retiró la sábana (¿pudo ser el que dijo "Tierra"?) se acerca a una enorme hacha que pende de una bandolera con muchos bolsillos; todos vacíos. Al coger el arma, siente por un momento que pesa más de lo que deberían la mera madera y el acero. El hacha, no obstante, está muy bien equilibrada y su filo parece ideal para cortar madera... o casi cualquier cosa. En la parte del mango unida al acero hay una palabra escrita: "IGUALADORA".
     La mujer de piel oscura (casi seguro que fue su voz la que dijo "Padre") toma un libro bastante gastado de tapas verdes.
    - Estoy de acuerdo en que deberíamos buscar refugio. Este sol nos abrasará como sigamos expuestos. El libro verde tiene un peso curiosamente familiar para la joven: siente que lo ha sostenido muchas veces y que ha pasado largas horas estudiando su contenido... ¿o tal vez escribiéndolo? Por el grosor del lomo, no parece demasiado grande, no llegará al centenar de páginas. Sin embargo, al abrirlo descubre que contiene casi mil, muchas de ellas repletas de textos, fórmulas, dibujos y esquemas que comparten un código misterioso que, a la que la joven pone algo de empeño, no le cuesta demasiado empezar a descifrar.    - Es un libro de conjuros -musita-. MI libro de conjuros -corrige, apretando el volumen contra su pecho.
    El hombre de la sien canosa solo tiene ojos para un látigo enrollado que estaba bajo el libro. Hay algo en la factura del arma que hace que un escalofrío le recorra la columna.. ¿De emoción o de reparo? Quizás es el cuero trenzado de la empuñadura, que un eco en el fondo de tu mente le dice que ha sido purificado innumerables veces. ¿Qué podría requerir tantas purificaciones?    Al desenrollarlo, el látigo se transforma en pura energía crepitante que se extiende hasta cinco metros. Instintivamente, su dueño sabe que no podrá usarlo contra nada sin alma, pero también que ignorará la armadura de cualquier viviente que se atreva a cruzarse en el camino de la venganza...     La enana permanece un poco atrás, avergonzada ante la idea de apretujarse entre tantos hombres. Junto a ella rebulle entonces el sexto individuo que se tapó bajo la sábana. Parece que por fin ha despertado, o se ha convencido de que ya no está soñando. Lentamente surge una cabellera larga y anaranjada. Le siguen unos ojos azules como el cielo, un rostro sin edad y unas extrañas orejas afiladas.
   - ¿Quiénes sois? ¿Dónde estamos? -reitera.
   Dándose cuenta de su desnudez, se levanta cubriéndose con la sábana a modo de toga. Solo entonces se percibe completamente su silueta imponente: debe medir por lo menos dos metros y con sus musculosos brazos bien podría desmenuzar piedras. Sonríe de forma pícara mientras mira hacia abajo:
   - Menos mal que la sábana era grande, ¿eh? -y le guiña el ojo a la enana, tan escandalizada como divertida.
    Entonces "Determinación" (porque debe ser él quien lo dijo) ve el objeto que asoma en el centro del montón: una espada bastarda, con la guarda en forma de doble luna y la empuñadura gastada por el uso, bien insertada en una vaina de cuero con un relieve hexagonal a lo largo de toda su extensión, que evoca un panal. Cuando desenvaina la espada esta vez no hay transformaciones espectaculares: esta espada es, sencillamente, una espada. Forjada en hierro frío, eso sí. Afilada, recta, fiable y letal. Determinación se ve capaz incluso de cortar la magia misma con ella, si se tercia.
    La vaina cuelga de un cinturón sencillo con un cierre de acero en forma de unicornio, que el portador de la espada se prende a la cintura.
    La enana acaba por sonreír, mientras contempla al grupo de jóvenes humanos (casi todos), entretenidos con sus regalos de buena mañana.
    - Por el clima, y la tierra -declara, tras haberlo pensado un rato-, os puedo decir dónde no estamos: esto no es ni Avistan ni el Mar Interior. Por el calor casi podría ser Garund, Osirion, Thuvia o Qadira, pero tampoco lo creo porque ese arbusto -señala un espécimen escuchimizado de metro y medio de altura que se alza cerca.
   Al fin se acerca al último gran objeto del montón: un enorme martillo de guerra. La dulce enana lo levanta sin ningún esfuerzo y lo estudia con atención experta: parece hecho a partir de un único bloque de metal. No tiene marcas, runas ni adornos; tampoco mella alguna. El arma se apoyaba en un pequeño paquete del que aparecen unas 10 libras de raciones de viaje enanas: en su mayoría, carne seca y galletas muy, MUY duras.
   - Solo sé que estamos en Golarion: este suelo es el suelo de nuestro mundo, de eso estoy segura. Y de que con esto os protegeré -el mango del martillo está forrado en una piel de alguna criatura correosa, probablemente nunca vista por el ojo humano. Y añade, mientras mordisquea una galleta enana-. Podéis llamarme Maza.
   Como en respuesta a su acción, el viento cambia de dirección súbitamente. El cielo de la mañana toma una coloración rosada en la última fase del amanecer, y es entonces cuando Determinación, el más alto de todos, divisa en el horizonte una silueta que comienza a acercarse a ellos desde el desierto...

(CONTINUARÁ)

06 junio 2015

Una gran verdad (II)

Marcos (38, aún esperando el ataque zombi): ...y hubo un cuento de un país que se hundió, la Atlántida...
A. Lex (9, aún esperando a dominar el mundo): ¡Ya sé por qué se derrite el hielo de la Atlántida! ¡Por la calefacción global!
Victor von Bebé (7, aún esperando un apodo digno): Ejem, la calefacción es el aire caliente del coche...

La calefacción global, ahí a tope. Con lo que gasta eso...

05 enero 2015

Firma invitada: Mi primer día

Inauguramos una sección de firmas invitadas con un autor muy especial. Mi hijo A. Lex y su primera redacción... sobre su primera partida de rol. Démosle un cálido aplauso de bienvenida...
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Mi primer día de rol me ha gustado mucho. El rol es un juego de aventuras en el que hay que derrotar a goblins, elfos oscuros, arañas gigantes, etc. También hay que atravesar cuevas llenas de tesoros y mazmorras.

En el roll hay más jugadores, y también está el master del juego que te explica la historia.

Hay armas mágicas con las que se pueden derrotar a enemigos mágicos.Los goblins te los puedes cargar de un golpe si usas carga. Pero por si acaso, lleva muchas pociones de curación.

04 noviembre 2013

19 para 50 - Doctor Who y tus hijos

Si tienes hijos y te gusta Doctor Who, seguro que te has planteado esta pregunta: ¿cuál es la edad adecuada para que empiecen a ver la serie? Por supuesto, no hay una respuesta única. Quizás, "desde que empiecen a ver cualquier otra serie y sean capaces de seguir su argumento".

La cautela que nos sobreviene a los whovians cuando pensamos en compartir la serie moderna con nuestros pequeños (la clásica, con sus subtítulos, viene más tarde) es debida a lo que los anglosajones llaman el fright factor de la serie. Por unos momentos dejamos de lado al Philip Hinchcliffe que hay en nosotros y evocamos a nuestra Mary Whitehouse interior: ¿pueden los monstruos de la serie asustar demasiado a nuestros pequeños? La serie, como decía Chesterton, no le cuenta al niño que hay monstruos allá fuera (¡eso ya lo sabe!), sino que los monstruos pueden ser derrotados.

En mi experiencia, a los niños de 4, 5, 6 años, les asustan, y mucho, algunas cosas que también nos asustan a los mayores, como los Ángeles que Lloran, pero también otras que a nosotros ya no nos afectan igual, como los Autones: nuestras ciudades están llenas de maniquís, y a mis peques, por ejemplo, les causan terror. Los Daleks les parecen graciosos, los Cybermen son robots chulos, el Amo "está como una cabra"... pero los Autones, ¡ah!

Luego hay factores no-monstruosos que pueden resultar también traumáticos para ellos. Lo expliqué aquí una vez: descubrir en el segundo episodio de Eccleston que el fin del mundo era una cosa real, que algún día pasaría, incluso aunque fuera dentro de millones y millones de años, dejó a mis dos pequeños llorando, y aún muchos meses después tremendamente tristes cuando piensan en ello.

¿Cuál podría ser un buen primer capítulo para ver con los peques? En realidad, casi cualquiera mientras lo vean con vosotros, para confortarles, para explicarles durante o después, para matizar. Quizás Alienígenas en Londres/La Tercera Guerra Mundial, aunque la trama sea un tanto compleja para ellos, por lo gracioso y a la vez amenazante que son sus villanos. Quizás vale la pena empezar por el principio, desde Rose, y seguir todo el camino juntos. Uno de los episodios preferidos de mis peques es En el último momento, el episodio de bienvenida de Matt Smith: se identifican con la Amy niña y con la reacción de Once ante los platos que le prepara. "¡Y no vuelvas!", me dicen aún a veces. Otro es Atasco, donde la variedad de alienígenas y la emoción del salto de coche a coche supera incluso a los temas del tráfico de drogas o la muerte de la Cara de Boe. El Silencio y las vampiras de Venecia les da el tipo de miedo que disfrutan. Donna les parece divertidísima, tanto con los Ood como en La Novia Fugitiva.

Y otras veces me dicen: "pon el disco entero, pero sáltate el de los Ángeles, ¡porque me dan un miedo...!".

10 enero 2013

Amor

- Papá, cuando Rose conoció al Doctor, en el capítulo de los autones, no sabía quién era, ¿verdad?

Una pregunta inocente, ¿verdad? Trivial. Simpática. ¿Entonces cómo ha acabado con los dos niños, A.Lex (6) y Victor Von Bebé (4) llorando sentidamente? Si alguien quiere hallar respuesta a partir de las etiquetas de esta entrada probablemente se sienta incluso más perdido.

Tengo unos niños que a veces pueden parecer brutos. Pero en el fondo (y sin rascar demasiado) son inteligentes y sensibles. Demasiado. Cómo los quiero...

- Entre ese capítulo y el siguiente, el del fin del mundo, se lo explicó todo.
- El fin del mundo -recuerda A.Lex-, ¡ah sí, que el sol crecía y explotaba la Tierra! Pero eso no es verdad.
- Bueno, aún no. Pasará dentro de muchísimos millones de años...

Recepción. Labios torciéndose. Ceño encogido. Ojos humedecidos.
- Pero... pero... -llanto real, sincero y dolido- ¡yo no quiero que se acabe el mundo!
Nos damos cuenta de que nos hemos equivocado. Que los niños no entienden bien las escalas de tiempo. Que probablemente algo del "fin del mundo" haya oido el mes pasado en el colegio...
- Mira, ¿tú te acuerdas de los dinosaurios? ¿Verdad que hace muchísimo tiempo? Bueno, pues eso pasará dentro de muchísimo más tiempo del que hace de los dinosaurios...
- Pero, pero ¡y la gente! -el llanto aumenta. Su hermano pequeño comienza a llorar también.
- Bueno, para entonces la gente ya estará en otros planetas, nos habremos ido con naves espaciales. ¡Si cada año se encuentran un montón de planetas nuevos!
A. Lex llora más. Víctor llora más. No quiere que se lo expliquen, ni que se lo suavicen. Quiere que no sea cierto... porque le da una pena tremenda.
- ¡Pero yo no quiero que vayamos a otro planeta! ¡A mi me gusta mucho este, y no quiero que el sol lo destruya!

No puedo quererlos más de lo que los quiero hoy, en ese momento.

Así que temed, criminales abyectos que ensuciais la Tierra, malgastais sus recursos y destruís sus mares. Pues en el día más brillante, en la noche más oscura, el mal no escapara a su vista. Que aquellos que adoran el mal teman su poder: ¡la luz de Lex y Victor!

11 julio 2012

Hemos creado un monstruo (III)

- Por aquí no se va al colegio, papá. <-- A. Lex. Futuro gobernador del planeta. 6 años
- No, es que las clases ya se han acabado. En verano iréis a un casal en otro colegio. Es el mismo al que fuiste el año pasado.  <-- Papi. Futura víctima zombi. 35 años desde que aterrizó
- Ah, vale. Perdona, voy a tener un flashback -se lleva las manos a la cabeza. Silencio. Silencio. Silencio-. Ya me acuerdo. He tenido un flashback del año pasado, pero tú no lo has visto porque estaba en mi cabeza

21 marzo 2012

Cosas que aprendes tras un día en París

...París no crece a lo alto, sino que se expande concéntricamente. París crece a lo ancho porque puede, porque tiene espacio de sobra. Uno diría que París mira a Francia entera y la ve como edificable, como parte de ella y no al revés, que ve los Pirineos y calcula que, hasta llegar ahí, aún le queda. París se articula alrededor de espacios singulares, pero no de una singularidad moderna sino histórica. Las luces rojas del Moulin Rouge, los gigantescos jardines de Versalles, los Inválidos, el Sacré Coeur, sus cementerios, el Louvre, el Museo de Orsay, la Ciudad de la Arquitectura...

...en esa vorágine de crecimiento horizontal, destacan dos grandes alpinistas: una, más francesa que la propia Francia, la Torre Eiffel, 330 metros, o lo que es lo mismo, tres veces la Torre Agbar de Barcelona. Tan preciosa como inmensa, compleja en los detalles, simple en su concepción. La otra, la Torre Montparnasse, una gran mole negra de cristal que ocupa el lugar de la antigua estación de tren de Montparnasse. El complejo de rascacielos de La Défense aún no acaba de dominar el paisaje.

 ...cómo dije, la Torre Montparnasse, junto a las galerías comerciales del mismo nombre, ocupan desde los años 60 el espacio de la vieja estación del Oeste-Ribera Izquierda, la que aparece en La invención de Hugo. Los trenes paran ahora en una nueva estación de Montparnasse situada justo al lado de donde estaba antes. Ya no se parece en nada a la vieja estación, aunque han dejado un arco de entrada que, si habéis visto la película, tal vez os recuerde a la fachada por cuyo reloj escapa Hugo.

 ...Notre Dame de París está impresionante. De verdad: no os la perdáis. Tras la restauración parece recién construida, y resulta sobrecogedor darse cuenta de que esa fachada magnífica y esos interiores altos, altos, espaciosos, se construyeron hace 849 años.

...el parisino blanco medio va absolutamente a la suya. Le da igual que una mujer tenga problemas para bajar las escaleras del metro porque lleva una maleta. Casi mira mal al parisino negro medio que ayuda con la maleta, y te reconocen como español porque cedes el paso.

...uno de los bombazos cinematográficos del año en Francia será Sur la piste du Marsupilami, en imagen real. Se estrena en abril, pero ya hay montones de carteles (y grandes) que la anuncian, incluso en las fachadas de los cines.

...los locales de comida rápida Quick molan. Son como McDonalds con un poco menos de variedad y algo más de calidad. Y tienen churros. Sí, sí: churros.

...aquí lo llamamos "azucar glass", pero en Francia es "azucar impalpable". Es chanante y tiene un nivel de alucinancia genialístico. Imaginamos que las calorías que proporciona también serán impalpables...

19 agosto 2011

Grandes Éxitos de Ayer y de Hoy: A.Lex Remix #1

Soy un gnomo
el más anciano del lugar.
Si me quieres conocer
...
pues ven al lugar.

Memoria quizás, pero lógica al niño no le falta.

25 septiembre 2010

Programa educativo

El viernes tuvimos la reunión anual de las profesoras de P-4 con los padres, para presentarnos el programa y explicarnos cómo va a ir el curso y los cambios que ha habido respecto al año pasado. Entre los centros de atención más importantes están saberse las vocales, la ampliación del vocabulario y el reconocimiento geométrico, varios aspectos musicales muy interesantes, y lo más importante, una familiaridad más precisa con el espacio y el tiempo.

Vale, de acuerdo. Pero lo que no me quedó claro en la reunión fue: ¿cuándo le dan su propio TARDIS a Á. Lex?

28 junio 2010

Barcelonando (III): A day at the zoo

Caducaba nuestro pase familiar anual al zoo, y dado que en la coyuntura económica actual no lo renovaremos (al menos no de inmediato) decidimos dar una última visita. No soy de los que piensan que la fauna deban estar enjaulados, pero a diferencia de lo que pasaba con el zoo de hace 20 años, ninguno de los animales que vi ayer me pareció triste, posiblemente porque la gran mayoría nació y ha vivido toda su vida en ese espacio de Barcelona. Ninguno excepto los osos pardos, que aunque suman bastante espacio entre las tres áreas de que disponen, siguen esencialmente donde hace 3 décadas y la zona se intuye pequeña.

Nuestros dos pequeños se lo pasaron de maravilla. Siempre les ha gustado, pero ayer como nunca. La visita nos dejó momentos grabados en la retina, como sucediera la primera vez que fuimos en familia, hace un año...

...el gorila macho, enorme, tan alto sentado como yo de pie, con un gesto pensativo digno de un investigador privado, un brazo de bíceps sorprendentes alrededor del torso y la otra mano sujetando la barbilla.

...el precioso plumaje verde del quetzal, con un brillo y un textura que hacen comprender al instante (y como ninguna fotografía) que lo consideraran divino.

...el orangután con su peque en brazos, diciendo que no con la cabeza cuando yo se lo decía.

...los lémures de Madagascar correteando por las ramas (y había uno que parecía que no le gustaba que le tocaran los pies).

...un hipopótamo durmiendo en el agua, apoyado en el cuello de otro hipopótamo que aguantaba la respiración. Mucho rato. Sin estresarse.

...la anaconda más grande que ver jamás haya podido. Dios mío que bicho.

...los delfines de 3, 7 y 11 años (su esperanza de vida es de 45) saltando ágiles y disfrutando con el juego. A medio espectáculo se "coló" un cuarto delfín, nadando y haciendo algún amago de salto o saludo. Se veía igual que a los demás. Nos explicaron que es una hembra "jubilada"... ¡de 45 años!

...los leones marinos nadando a toda pastilla, haciendo pequeños juegos mientras les daban la comida.

...los pingüinos lanzándose en tropel al agua porque uno había hecho un gesto como de haber encontrado comida.

...una tortuga gigante echando una carrera por su territorio.

...un rinoceronte dando un paseo.

...los chimpancés subidos al árbol y diciendo al cuidador que ya es la hora de comer y que a ver si rula ese forraje.

...un pavo real subido en lo más alto de un árbol situado sobre una pseudo-montaña.

...un avestruz escondiendo la cabeza.

...un canguro jugando con su joey.

...mis peques posando para la foto de salida, cogiéndose por la cintura.

08 abril 2010

Una gran verdad

Volvíamos de vacaciones y paramos a tomar una hamburguesa antes de dormir en el hotel.
Álex (4 años, su mayor contacto con JRR es que le he leído los 2 primeros capítulos de El Hobbit) comienza a jugar con la caja de su menú infantil y descubre que hay unos trozos de cartón que se pueden troquelar para hacer un anillo con un guerrero y otro con un dragón.
- ¡Te voy a atacar con mi anillo mágico! -dice. Su madre y yo nos reímos.
- Ten cuidado -le digo irónicamente. El "anillo" a duras penas evoca la redondez- los anillos mágicos pueden ser muy peligrosos.
- Sí -responde serio-. Sobre todo los que vuelven las cosas invisibles...
O_OU

...cuando tienen razón, tienen razón.

09 octubre 2009

Hoy cumplimos 4 años

Y aquí estamos, hechos unos machotes... 4 años de blog contandoos las extrañas inter-relaciones que uno encuentra entre la subcultura que le gusta, las noticias más curiosas sobre atractivos proyectos cinematográficos que (a buen seguro) luego serán decepcionantes, compartiendo mundos fantásticos imaginados con mis amigos, avanzando el futuro de mil monos con mil máquinas de escribir,...

"Es un buen momento para hacer el mono"

...recordando músicas, descubriendo a dos niños que crecen, descubriendo a un padre que sigue siendo un niño que crece, analizando tendencias de muy poca última hora, redescubriendo la televisión, peleándonos con los transportes públicos, yendo poco al teatro y contándolo, recuperando la historia de un clásico de la ciencia ficción,...

- "Más grande por dentro que por fuera..." ¿Quién se va a creer esto?

Y contándotelo a ti. La verdad, todo esto va muy bien cuando uno tiene la necesidad de contarlo, pero sobre todo gana sentido cuando alguien lo lee.

Gracias.

Sopla las velas, ¡anda! que este cuarto aniversario también es tuyo...

06 mayo 2009

Sus primeros poderes Féber

Si yo lo entiendo: a su edad me pasaba lo mismo.

Tú les dices que tengan cuidado, que no muestren sus poderes en público, les pones como claros ejemplos la primera de X-Men, el Man of Steel #1 de Byrne y el Elseworlds War of the worlds, amén de toda la casuística de las diversas Actas de Registro marvelitas. Pero es que es eso: a esas edades, se la rempanfinfla.

Y te los llevas a la feria a ver si así se distraen un poco y se entretienen con otras cosas que con sus nacientes poderes. Al menos hasta que entiendan bien el concepto y la utilidad de una identidad secreta.

Nos lo pasamos bien en la feria, casi parecía que A. Lex se había distraído y se olvidaba de su herencia kryptoniana. Pero que si quieres arroz Catalina...

La próxima vez le doy un trozo de carbon para que se entretenga, que al menos saldremos ganando...

04 marzo 2009

Facciamo cosi

Querido diario simialeatorio:
Hoy un soldado otomano ha fallecido tras disparar su arma contra un enemigo. Imagino que ya sabía a lo que se exponía cuando se alistó, pero dudo que contara con escalar el Olimpo, meterse en una caverna habitada por monstruos extraterrestres y acabar despedazado por un enorme oso pardo de 700 kgs sacado de una bolsa mágica por un bibliotecario de 30 años en el futuro. Esas son el tipo de cosas que se le ocurren a mi compi PR1M4T3, pero no a un soldado otomano de 1895. Por lo general.

El otro día me quejaba de que el conocimiento excesivo por parte de los jugadores del entorno en el que juegan puede quitarle a la partida un importante valor de sorpresa y descubrimiento. Hoy, observando el terror cerval de un jugador ante la mención de la legendaria expresión "ïa, ïa Shub-Niggurath", me he reconciliado con el conocimiento del entorno.

He decidido dormir algo más temprano (bueno, mira qué horas) y levantarme más temprano a resolver flecos de trabajo o escribir un poco, en lugar de hacerlo al revés. Porque dormir más tarde y levantarme A LA MISMA HORA DE CADA DÍA tampoco era ninguna ganancia. Y además así levanto a los monetes un poco antes, lo que eleva medio punto las probabilidades de llegar al tren que me conviene. Los gaticos se levantan solos y cuando quieren, que para algo son Jellicle. O Hellicle, no estoy seguro.

PD: si Cuatro va a dar Mad Men a medianoche lo tiene claro para que yo la siga o me digne siquiera a grabarla. A esa hora metéis las repeticiones de House, guapos... o "Granjero busca piso en Alcobendas" (aunque se agradece que hayáis repetido mi capítulo preferido de House, el de los tres casos "imaginarios").

08 febrero 2009

Su primera TARDIS

Domingo por la mañana.
Un domingo cualquiera. En casa, todos domingueamos un poco, leyendo, escribiendo, jugando o mirando alguna pantalla, pero con tranquilidad...

De repente, un zumbido. Una vibración. Un suave rugido del aire que comienza a amplificarse rítmicamente, como si llegara de más allá del espacio.

Y del tiempo.

La conmoción se instaura en nuestra sala de estar. Una cabina telefónica azul, con marcas que la relacionan con la policía británica, se ha manifestado en medio del cuarto. Lejos de parecernos extraña, la situación nos resulta... familiar.

La cabina puede parecer pequeña a primera vista, pero sabemos cómo puede llegar a engañar su apariencia. Especialmente, nos consta que es mucho, mucho más grande en el interior. Nuestros primeros escaneos indican la presencia de al menos nueve (9) formas de vida en su interior... algunas de ellas supuestamente extintas, según la edición más reciente del catálogo I-Spy.


Nuestro demiurgo particular decide comenzar a manipular las vidas de los habitantes del TARDIS...
A algunos, enfrentándoles a sus peores enemigos.

A otros obligándoles a unirse en extrañas formaciones militares...
Y en otros casos... bueno... jugando a los trenecitos...
(Aunque teniendo en cuenta algunas de las cosas que el 4º Doctor hizo con sus enemigos, podemos asegurar que hay precedente)

Finalmente, el deux ex machina guarda las figuras y las lleva a su cuarto, dispuesto a seguir planificando los destinos del cosmos...

Oye, ¡y lo práctico que es para que empiece a aprender a guardar sus juguetes, tú!

26 septiembre 2008

Acabas de mover la cabeza: ¿eso no te hace feliz?

Ayer por la mañana andábamos preparando el desayuno de Á. Lex y dejé a Víctor von Bebé en su sillita-mecedora (heredada del mayor). Cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que la mecedora se balanceaba, y que ni Hijo Número 1 ni yo la estábamos empujando. ¡Era el propio Víctor!

A ver, por favor, poneos un momento en situación: vuestro niño de 5 meses y medio, que aún es incapaz de sujetar con éxito el biberón y cuyo vocabulario se reduce a ga-ga y jgjgjg cuando le hacen cosquillas, descubre (y aplica entusiasmado) que repitiendo rítmicamente el proceso de levantar 90° una pierna y extendiéndola de golpe coceando el aire, se balancea sólo. Víctor se reía, Yo estaba sorprendido y reía y Á. Lex (con dos años y un tercio) lo miraba y se reía. Imagino que el primero por moverse, controlar el movimiento y ver en nuestras caras que eso era bueno; personalmente, orgulloso y emocionado por la culminación inesperada de un proceso cognitivo tan decididamente complejo, si nos remitimos a la capacidad de combinar psicomotricidad y conciencia personal; y el hermano mayor una mezcla de ambos, contento porque yo me reía, Víctor también y además el peque se movía solo, impulsándose con una pierna.

Por ir ganando tiempo, para cuando le lleguen las inevitables ansias conquistadoras: ¿alguien sabe dónde venden tronos latverios con balancín?

22 septiembre 2008

Doc Ock

- ¡Octopus, te habla la policía, estás rodeado! Los peluches nos han contado tus planes y hemos tomado medidas para impedir que robes los DVDs de la cuarta temporada de Doctor Who. ¡Cuidado, cuidado! ¡Ha saltado hacia la Hoover Dam! Oh, demonios, ¡¿qué hacía ese autobús escolar ahí?! ¡Os dije que evacuarais la presa y cerraseis los accesos!

- Ha cogido rehenes, me cago en la leche, JJ nos va a poner a parir mañana en primera plana... ¡Doc, tómatelo con calma! ¡Baja ese autobús y hablemos del tema! ¡¡¡NO, NO LO BAJES!!! Buf, no nos hace ni caso...

- Spidey, ¿tú como lo ves?

12 abril 2008

Bienvenido, Vicmu Gavic

Lleva ya una semana entera con nosotros (llegó el domingo 6 a las 9:02), pero el terremoto de su llegada me ha impedido llegar antes a daros cumplida nota. Es tranquilo, come bien, es algo más bajo que un Ewok y bastante más ligero, y ya desde el primer día seguía atento con la mirada cuanto cruzaba ante él, como también ha dado sobradas pruebas de esfuerzo y poderío muscular (no, no ha levantado ningún coche todavía, pero mantiene el cuello levantado durante 10 segundos seguidos, y tiene un agarre de cerca de dos kgs por mano). Por ahora A. Lex, anterior Monarca de Latveria lo ha aceptado con agrado.

All hail Victor von...!


Esto... que ya ha nacido Victor. Fotos, en breve.

PD: el nombre del título es... ¿ya lo sabéis?

24 marzo 2008

Ya es oficial

Álex es Fanpiro.
Había señales claras que el que quisiera podía haber advertido, y que en los últimos tiempos se habían acrecentado: su gusto por el hard rock, su atracción por las películas, peluches, cuentos y posters de Clark Kent o Peter Parker, su éxtasis cuando asistió a una función de "Cats" con apenas año y medio, su devoción por la Wii (especialmente si sale Mario) y la DS, lo bien que se lo pasa mirando a la gente en el Salón del Manga o el del Comic, incluso su atención especial cuando Arale, Naruto, el Sargento Keroro o Inuyasha aparecen en la pantalla... sea en japonés, castellano o catalán.

Pero hoy ya es indudable.



Hoy le hemos pillado comiéndose una página de Spiderman.