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07 junio 2025

100 días (y más) siendo Community Manager

Pasados, de largo, los 100 días de rigor en mi nueva andadura como community manager, puedo empezar a sacar conclusiones por los patrones, tipos e intercambios que voy experimentando. Sin absolutismos, ya voy calando a la gente.

Porque hay un gran grueso majo, que comenta poco, se alegra de las noticias y comparte lo que le gusta. Pero lo que acaba dejando el poso son los otros: no porque se quejen de lo que está mal, esos ayudan mucho a detectar lo que, como CM, debo trasladar al resto del equipo. El control de calidad activo es siempre práctico para poder mejorar en nuestra labor, la mía o la del conjunto. Ni siquiera son del todo inútiles los que solo comentan para quejarse, porque incluso un reloj estropeado da dos veces al día la hora correcta.

Ni siquiera me refiero a los "perdonavidas", que patéticamente afirman que "hoy van de buenas" y te retan, cual niños de siete años, a que les contestes algo, cubriéndose las espaldas con un "pero claro, no me diréis nada porque me tenéis bloqueado". Chiquines... A veces se les da un poco de casito, no mucho que se desmoronan cuando les falta.

No: me refiero a los solipsistas. Los que creen que trabajas, y la empresa, para ellos. En particular. Los que de verdad se creen la frase de "el cliente siempre tiene razón" sin considerar el resto de la cita de Selfridge: "...en cuestión de gustos".

Y para no dar detalles específicos y apuntar a gente concreta, haré el símil con una empresa de helados. No, no soy community manager de una empresa heladera...

Algunos solipsistas quieren saber si alguna vez haréis un helado con sabor a pepino. Tú tienes delante el plan comercial del año, tanto el anunciado como las novedades que aún no se han anticipado, y ves que no hay ningún helado con sabor a pepino. Pero no puedes decir "no", porque no sabes si algún día se hará un helado de pepino, ni puedes decir "sí", porque no es tu labor comprometerte. Eres el CM, no el director.

Lo que el soilipsista espera realmente es que vayas a hablar con el equipo de I+D y dirección y les saques una respuesta vinculante sobre el helado de pepino. Pero no es su trabajo contestar a esas preguntas. Es hacer helados y llevar una empresa heladera. Así que...

...no contestas.

...o dices que no está previsto en estos momentos.

...o das las gracias por la sugerencia y emplazas a futuros años.

Cualquier persona normalmente tendría bastante con eso, ¿verdad? No. El solipsista no, porque la pepinidad es su vida. Y necesita ese helado de pepino para ayer. No poder tenerlo en su mano y saborearlo durante 3 minutos es una afrenta a la tradición heladera.

Luego están los fans de los polos. Los helados de leche, los cucuruchos... le parecen para estúpidos que no saben lo bien que siente un buen polo. Que te guste el chocolate denota tu poco conocimiento, porque a ellos solo les importan los polos. Dame lo que quieras, pero en polo. No les basta con celebrar cada polo nuevo que anuncias, tienen que llorar y crujir de dientes por cada helado que saques en otro formato: "eso debería haber sido un polo".

¿Le cambias el nombre a un helado? A la mayoría le da igual. Los solipsistas ponen el grito en el cielo. Aunque sea uno que antes licenciaba otra empresa heladera pero ahora sacas tú en tu línea. No, no, no. El Camy-Seta tiene que llamarse así aunque ahora lo venda Frigo. ¿Por qué cambian las mates? ¡Son mates!

En general, por tanto, todo bien. La mayoría de gente muy maja, los compañeros de trabajo, un sol. El trabajo en sí, emocionante. Los solipsistas hacen ruido, y es fácil que te amarguen el día porque en el fondo es lo que necesitan, ser edgy, ser malotes, sentirse a contracorriente. No pueden disfrutar de lo suyo, necesitan hacer sentir mal a los que disfrutan otras cosas. "¡Nuevo helado con sabor a pepino!" "Menos mal que me lo voy a ahorrar porque no es un polo". Necesitan hacer saber al mundo lo que no les gusta para sentirse realizados. Bueno, internet también es para ellos, y si les sirve de terapia, oye, eso que se ahorran...

La mía es aprender a ignorarlos, que no deja de ser lo que me recomiendan mis jefes, a fin de cuentas. Nosotros estamos para hacer helados, compartirlos, hablar de lo deliciosos que son, de su historia, de sus peculiaridades, escuchar las sugerencias y experiencias de los que los disfrutan. No para revelar planes comerciales futuros antes de que marketing, dirección e I+D nos den el visto bueno.

Respiras hondo. Recuerdas cuánto te gustan los helados y sigues trabajando para los que los disfrutan.

¡A por 100 (y pico) más!

27 julio 2021

Disney: Forever Afterworld (II)

 

CAP. 1 | CAP. 2

   El hombre llamó a la puerta del pequeño apartamento. Oyó voces imprecisas al otro lado, pasos y cuando se abrió la puerta, había una niña de unos 12 años. De pelo corto rubio, ojos azules solo ligeramente rasgados, algo más alta de lo que esperaba en las muchachas orientales y una mueca de alarma en los labios.
   - ¿Eres Fa Xiuying?
   - Sí... -respondió la niña con cierta aprensión.
   
- ¿Estabas jugando con alguna amiga? -preguntó él, para romper el hielo.
   - ¿Quién es usted? -repuso ella con otra pregunta, mientras sujetaba bien la puerta por si era necesario cerrarla de golpe.
   - Oh, Inspector Stevenson de Scotland Yard. Me pareció oír voces.
   - No, estoy yo sola. Casi no me quedan amigas. Entre las que han evacuado fuera de Londres, las que no dejan salir a jugar sus padres y las que... -desvió la mirada un momento, parecía querer evitar el tema que nadie quería mencionar-. Eh, sí, sola. ¿Qué quiere, Inspector?
   - ¿Puedo pasar?
   En respuesta, la niña cerró un poco más la puerta, hasta que solo asomó la mitad de su cara por el hueco.
   - Como le he dicho, mi madre no está. Seguramente la encontrará en la tienda. Si quiere hablar con ella, le puedo dar la dirección.
   Stevenson notó algo raro en la entonación y expresión de la muchacha, pero lo achacó a la incomodidad que sentía en aquel momento. Tenía razón, no sería adecuado que entrara en la casa sin más motivo que transmitirle a la pobre las desafortunadas noticias.
   - Siento comunicarte que no es así. Ha habido... un accidente en la tienda de tu madre. O algo peor. Lamentablemente, ella... la señora Fa Ming-Na ha... fallecido.
   El inspector dejó un momento para que ella pudiera asumir lo que le acababa de decir. La expresión inteligente de la niña no cambió, como si esperase a que siguiera diciendo algo más. Y entonces, finalmente, prorrumpió en ayes desconsolados.
   - ¡Oh, mi madre! ¡Mi pobre madre! ¡Madre mía de mi vida! -añadió unas cuantas exclamaciones más en chino, que a Stevenson le parecieron de lo más sentido, aunque no las entendiera en absoluto. Porque, si hubiera hablado el idioma, habría entendido que decía "La madre que me mete en berenjenales incluso desde el Más Allá".
   -
 Vendrán a verte mañana, para todos los trámites, ver si hay alguien que se pueda ocupar de ti y... Si no tienes a nadie intentaremos evacuarte al campo, ¿de acuerdo?
   - De acuerdo -dijo Xiuying inmediatamente y cerró la puerta de golpe.
   "Pobrecita", pensó el Inspector Stevenson mientras se marchaba, "le ha afectado más de lo que esperaba, pero aún así parece una niña fuerte".
   Al otro lado, Fa Xiuying apoyaba la espalda en la puerta, contenta de que el policía hubiera escurrido el bulto por fin. A su lado, el espíritu incorpóreo de su madre la miraba con culpa.
   - Mamá -dijo la niña, censurando al espíritu con la mirada-: en vaya líos me metes.

----------------

5 minutos antes...
    Fa Xiuying saltó del armario a una silla, agitando (sin sacarla de la vaina) la vieja espada ancestral de la familia. Pegó una estocada en el aire, atravesando a un enorme huno absolutamente imaginario, y se subió a la mesa profiriendo amenazas contra el resto de sus aliados.
   - ¡China no se rendirá ante vosotros, malditos hunos!
   - Técnicamente, Mulán se enfrentó a los xiongnu -anunció de improviso la voz de su madre.
   Distraída, Xiuying resbaló de la mesa al girarse y cayó, boca abajo y con muy poca dignidad, en el único sillón del diminuto cuarto. ¡Qué sigilosa se había vuelto mamá! Normalmente, siempre oía las llaves cuando llegaba.
   Se puso del derecho, se sopló el flequillo de encima de los ojos (¡cómo odiaba ser la única rubia de todo Limehouse! Iba a tener que pedirle a mamá que le dejara cortárselo aún más) y trató de esconder la espada tras el sillón, mientras buscaba con la mirada a su madre. No la veía. No había nadie más en el salón. Pero, juraría...
   - Anda, vuelve a colgar la espada en su sitio -la cara de su madre, casi translúcida y brillando en un tono azul vibrante, apareció repentinamente ante ella flotando en el aire, con solo medio cuerpo por debajo.
   Xiuying se retrepó en el sillón, y por puro instinto lanzó un mandoble contra la figura espectral. La espada (aún en la vaina) la partió en dos mitades... que volvieron a juntarse.
   - ¡Oye! -se quejó Fa Ming-Na-. Bastante me cuesta aparecerme ante mi hija como para que me vayas disolviendo.
   - A... aparecerte... Mamá...
   - ¡Esto no lo tendría que estar haciendo yo! ¡Para eso tenemos un dragón familiar! Pero no, el señorito Mushu tenía que largarse justo la noche que hace falta.
   - Mamá... estás...
   - ¿Eh? Sí, sí, estoy muerta. Soy un fantasma, ¿cómo no voy a estar muerta? Pero escúchame bien: ya tendrás tiempo de llorar, y espero que me llores como toca. Ahora tengo poco tiempo y te tengo que decir cosas importantes.
   - ¡Mamá!
   - ¡Escucha! -su madre pareció crecer repentinamente hasta llenar todo el salón con su esencia espectral azul. Xiuying se sentó de golpe en el sillón, y la espada se cayó al suelo-. El velo entre este mundo y el otro es tenue, y hay hombres y criaturas que lo piensan aprovechar. Me ha matado una sombra, imagínate. Y esa sombra está al servicio, ¿o quizás era al revés?, de un hombre que me ha robado.
   - Te han matado para robarte.
   - No ha sido un robo cualquiera. Se ha llevado la escama negra que estaba estudiando en la trastienda.
   - La... ¿la escama de dragón? -Ming-Na había tenido un día la escama en casa antes de llevarla a la tienda-. ¿Y yo qué...?
   - Eres Fa Xiuying. Mi "hermosa flor".
   - Pero mamá...
   - También eres Fa Xiuying. Mi "heroína incomparable". Tus antepasados salvaron China e Inglaterra. Y me temo que te va a tocar volver a hacerlo. Ese hombre y su sombra están jugando con poderes oscuros que pueden acabar provocando una catástrofe.
   Llamaron a la puerta del pisito.
   - Tienes que buscar ayuda -siguió diciendo el espíritu de su madre-. Tienes que...
   - Tengo que abrir...

   Xiuying se dirigió a la entrada, apabullada por todo lo que estaba pasando. ¿Sombra? ¿Dragones? ¿Su madre muerta? Ahora no podía pensar en eso, tenía que atender a quien fuera sin pensar en...
   El espíritu de su madre se escondió detrás de la puerta mientras ella la abría.
   "¿En serio, mamá? ¡Que eres un fantasma!".
   - ¿Eres Fa Xiuying?
   ...
   - De acuerdo -cerró la puerta-. Mamá: en vaya líos me metes.
   - Tienes que buscar al profesor Emilius Browne. Creo que suele actuar al otro lado del Támesis, por Peckham o Dulwych... O quizás en el mercado de Portobello te puedan dar sus señas...
   - ¡Mamá, eso está en direcciones opuestas! ¿Quieres que me ponga a recorrer Londres en plena noche, con los alemanes bombardeando?
   La imagen de su madre empezaba a volverse más clara, más transparente:
   - Me temo que sí. Mi tiempo se ha terminado. Cuando puedas, pasa por la tienda y si está el dragón familiar, llévatelo. Ese inútil quizá te pueda dar más detalles. Pero mientras tanto, busca al profesor Browne... Te quie...
   Y Fa Ming-Na desapareció, dejando a Fa Xiuying huérfana, sorprendida y a oscuras. Se quedó un rato en silencio, pensando en todo lo que acababa de ocurrir. Pero cuando se levantó, estaba determinada: encontraría a Browne, encontraría respuestas y encontraría al asesino de su madre. Y sombra u hombre -recogió la vaina del suelo e hizo un par de molinetes antes de atarsela a la cintura- se lo haría pagar.

(CONTINUARÁ)

CAP. 1 | CAP. 2

21 noviembre 2013

2 para 50 - El Doctor gourmet

Ayer, el compañero Miguel Ángel Mateos me preguntaba acerca de las preferencias culinarias del Doctor. El organismo del Undécimo le pedía palitos de pescado y natillas tras su regeneración, como el del Décimo necesitaba un te. Pero aparte de esos asuntos "terapéuticos"... ¿qué sabemos de lo que le gusta al Doctor? Once (doce, trece...) hombres distintos significan once paladares distintos: 

- En 1454, el Primer Doctor se prometió inconscientemente con la azteca Cameca al beberse una taza de cacao (The Aztecs).

- En The Two Doctors, mientras tiene el ADN mezclado con el de un Androgum, el Segundo Doctor habla de la importancia de los entrantes: paté de foie gras de Estrasburgo, ostras de Beylon o, "aún mejor, una ensalada ligera con corazones de alcachofa y jamón del país". Antes, ensalza las virtudes del paté de codorniz y el bisque de crevettes (crema de crustáceos), y se le hace la boca agua al pensar en el urogallo con salsa de brandy, relleno con pudding negro y trufas, y del pato prensado.

- A Victoria Waterfield le encantaba el puding kaiser (aunque quizás se refería a esta otra receta), pero no consiguió impresionar al tirano Salamander con su receta (The Enemy of the World).

- El Tercer Doctor era un sibarita del buen queso (especialmente gorgonzola) y el buen vino (Day of the Daleks); Jon Pertwee también lo era. Su lado gourmet se refleja también en su positiva reacción ante la oportunidad de tomar estofado de medusa (The Mind of Evil).

- El Cuarto Doctor y Romana II se tomaron unas cebollitas en vinagre (Warrior's Gate). Un poco antes, en París, el Cuarto había recomendado que tomaran bullabesa, pero no sabemos si por gusto personal o por integración cultural.

- Al Quinto Doctor le gusta tomar el porridge con sal (novela Empire of Death). Aunque llevaba un apio en la solapa, tras comerlo animadamente a la mesa en Castrovalva y considerarlo un signo de civilización (Castrovalva), personalmente Peter Davison ODIA el apio. Curiosamente, el Décimo Doctor afirmó que "nunca le había gustado el apio" (cuento online "The Lonely Computer").

- Dos compañeras del Quinto Doctor tenían opiniones muy distintas sobre el haggis escocés: Peri lo odiaba mientras que a Erimem le encantaba (cuento "Graham Dilley Saves the World" - Short Trips: Past Tense).

- El Sexto Doctor acabó harto de los intentos de Mel para que tomara zumo de zanahoria (Terror of the Vervoids, The Ultimate Foe).

- Ace le sirvió un batido de fresa al Séptimo Doctor y Mel ("Dragonfire"). Al Séptimo parecía gustarle también la fritanga de spam, típica de los fish & chips (novela Cat's Cradle: Witch Mark) y le encantaba el pastel de almendras (almond slice) (novela The Dimension Riders). Sabe preparar sangría y un plato típico de Ibiza, el sofrit pagès (audio The Rapture).

- Tanto al Séptimo como al Octavo Doctor les gusta la limonada (novelas Human Nature y History 101).

- El Octavo Doctor se tomó un plato de pastelitos de arroz fritos con jarabe de arce (novela The City of the Dead).

- Parece que tanto al Noveno como al Décimo Doctor les encantaba el bistec con patatas (Boom Town, cómic "The Gluttonoid Menace")

- Al Décimo Doctor le gustan los batidos de plátano (Smith & Jones) y los refrescos de lima (The Unicorn and the Wasp), así como el helado de chocolate (cómic "The Power of the Cybermen"). Por supuesto, sabe preparar un daiquiri de plátano (The Girl in the Fireplace).

- El Undécimo Doctor no sabe hacer un merengue decente (The Hungry Earth), pero intentó hacer creer a Amy y Rory que inventó el pudding de Yorkshire (The Power of Three). Lo que es seguro es que prepara una excelente tortilla con queso, jamón y mayonesa, entre otra cosas (The Lodger). Le encantan las galletitas Jammie Dodgers (varios) y las pop-tarts (novela The Coming of the Terraphiles), pero odia el biscuit de jengibre (novela Dead of Winter). También sabemos que hasta su 11ª encarnación, el Doctor nunca había probado el cuscús (novela digital Snowfall).

Bon appetit, les whovians! 

02 marzo 2012

Bolsón Cerrado

- ¿Se sabe algo de Tom? -preguntó Baya de Oro. Meriadoc levantó la vista del "Herbario" al que dedicaba, incluso entonces, tantas horas, y apesadumbrado negó con la cabeza. No fue capaz de decir nada, le partía el corazón ver a la hermosa Hija del Río forzando una sonrisa, aparentando seguridad, o refugiándose tal vez en los últimos vestigios de la auténtica-. Bueno, vendrá pronto. Daré un paseo hasta el Tornasauce, podría regresar desde allí.
- Sobre todo no lo cruces -dijo automáticamente el Brandigamo. Baya de Oro se puso seria.
- No. No hay que cruzar el Tornasauce. Es importante recordarlo -y se marchó.

Meriadoc suspiró profundamente. Había días como aquel en los que los insectos zumbaban y el sol se colaba entre las ramas del Bosque Viejo, y todo invitaba a salir a dar un paseo y tal vez llegarse hasta más al Oeste de la Comarca. Eran los peores. Se ajustó las gafas de montura de plata que utilizaba cada vez que se ponía a escribir, mojó la pluma en el frasco de tinta (uno de los pocos que le quedaban, se recordó), y siguió desgranando sobre el papel todo lo que había aprendido sobre la planta de hojas largas que los hombres de Gondor habían llamado "Hojas de Reyes" y los elfos de Valinor "assëa aranion". La Athelas purificadora.

La Athelas.

Así había comenzado todo, ¿verdad? El Rey Brujo, general de los Nazgul, había herido a Frodo Bolsón con aquella daga maldita, aquel arma de Minas Morgul que habían supuesto envenenada, por lo enfermo que se había puesto el hobbit, y la celeridad con la que Trancos había creído conveniente utilizar la Athelas para hacer que se recuperase. "Las manos del rey son manos que curan", se decía, y era cierto, la Athelas sólo obtenía todas sus propiedades arropada por el aliento y el tacto del que sería coronado como digno heredero del trono de Arnor y Gondor, Aragorn Rey Elessar Telcontar. O como le llamaban hoy, "El Heraldo del Desastre".

Un súbito ruido de ramas y hojas removidas le erizó el vello de las orejas. Mortalmente serio, Meriadoc (poco quedaba ya del joven Merry) tiró el "Herbario" sin preocuparse por la tinta corrida y desenvainó a Dardo aún sentado. Por supuesto, no brillaba: hubiera sido extraño que un orco se adentrara por estos lares del Bosque Viejo incluso en los buenos tiempos. Hoy era raro ver a un orco en ninguna parte. Pero Dardo tenía otras virtudes.

Se levantó de un salto. No había nadie tras él; tampoco encima. Aquellos malditos trepaban con una facilidad pasmosa. Pero no. Con Dardo fuertemente apretada, Meriadoc Brandigamo se acercó a los arbustos de donde creía proceder aquel ruido.

- Te voy a dar una sola oportunidad -dijo en voz baja, mientras una gota de sudor comenzaba a bajarle por la frente-. Sal de ahí o te trincharé como si fueras un pavo. Relleno. Con trufa y piñones.

El arbusto tembló un poco y, con mucho cuidado y las manos en alto, emergió una criatura temblorosa. Medía apenas un pie más de altura que el hobbit, aunque tenía una constitución similar. Vestía ropas sucias y rasgadas, y botas con gran necesidad de remiendos, y tenía toda la cara manchada de polvo y sangre.

- Estoy... estoy limpia -era una humana joven, tendría 15 o 16 años-. Te juro que estoy limpia.
- Tienes sangre -señaló Meriadoc con firmeza, apuntándola aún con Dardo.
- ¡Pero estoy limpia! -gritó ella, desesperada. Le temblaba la barbilla, y los labios no paraban de abrirse y cerrarse mientras boqueaba. Entonces, la muchacha comenzó a quitarse los harapos que llevaba encima y a arrojarlos al suelo en un montón-. ¿Ves? ¿Ves? Estoy limpia, limpia. Son cortes y golpes que me he hecho con las ramas y... y un zorro que me encontré ayer me arañó. Pero estoy limpia, por todos los cielos, tienes que creerme.
Meriadoc bajó a Dardo y apartó la mirada con tristeza de su cuerpo macilento:
- Vístete, por favor. Ahí... ahí hay frutos y... el río está al lado, puedes beber sin problema.
- Gracias, ¡oh, gracias! -dijo ella mientras volvía a ponerse sus harapos.
- No soy el dueño de este lugar, muchacha.
- Erin.
- Erin, yo no soy el dueño. No puedo decidir si te podrás quedar.
- A ti te ha dejado.
- A otros no -dijo Meriadoc apretando los dientes-. Cuando vuelva Tom, él decidirá.
Al cabo de un rato, sintió la confianza suficiente para preguntarle:
- ¿De donde has venido?
- Desde Bree.
- ¿Quedan muchos?
Ella lo miró con sorpresa:
- No queda nadie -el ánimo de Meriadoc se ensombreció. No hacía falta decir más.
Sólo habían sobrevivido tanto tiempo por pura suerte. Muchos reinos habían caído antes que aquella pequeña población. Bree también había perdido, y era como decir que todo estaba perdido. ¡Qué irónico! Brandigamo había sobrevivido a la batalla de los Campos de Pelennor y al Saqueo de la Comarca, pero aquello le parecía mucho más terrible.
- Yo maté al Rey Brujo, ¿sabes? -Erin no sabía de qué estaba hablando el hobbit, pero parecía importante-. No lo maté solo, pero estaba allí, le herí y... junto a mi amiga lo matamos. Pero debería haberlo hecho antes, porque en realidad los he matado a todos.
- ¿A todos? ¿Hay más Reyes Brujos?
- No. No Erin -Brandigamo hizo un gesto en general a su alrededor-. A todos. Yo siento que... los he matado a todos.
Descorazonado por la pérdida del pequeño pueblo de Bree, donde los Hombres habían resistido el último embate del mal descarnado, el recuerdo de Meriadoc voló de nuevo hasta la cuna del gran Desastre, de la Gran Carcajada de Sauron. Había nacido en Amon Sûl, con la herida de la hoja de Morgul. Se había sellado en el Monte del Destino, con una dentellada. Y, como los volcanes de los que hablaban en el Norte, había estallado tras cocinarse bajo tierra, sí, estallado, con una violencia como Arda no había conocido nunca a manos de sus criaturas. En un lugar cuyo mera mención era hoy denostada por cualquiera que la oyese, y por nadie más que por Merry:
- Bolsón Cerrado... Ahí nació el Desastre.

30 marzo 2010

Barcelonando (I): Mark of the Dead

Cada día cojo al menos un par de medios de transporte público: el tren, los ferrocarriles de la Generalitat, el metro, el autobús. Por las mañanas todos vamos más lentos, tenemos los reflejos bajos, un lunes aún más... pero ayer la cosa parecía de chiste. De verdad que me sentía dentro del principio de Shaun of the Dead: en el andén de la estación de Diagonal, una columna de gente lenta a la izquierda, y una columna de zombies a la derecha.

Al menos en las escaleras mecánicas los zombies permanecieron a la derecha y el resto pudimos avanzar... Zombies, sí, pero con sentido cívico.

07 septiembre 2009

Quis custodiet ipsos custodes

Fanpiros, freakazoides y fans letales débiles de espíritu: apartad vuestras miradas de esta entrada porque quizás vuestros corazones no resistan los horrores que contiene.

Quedáis avisados.

Anoche estuve viendo la mitad final del primer programa de la undécima edición de Gran Hermano (aire, aire para el caballero de la izquierda vestido de Jedi... Sheesh, que yo ya había avisado) y debo decir que me pareció muy interesante el giro que han dado al programa. O al metaprograma, casi podríamos decir. Porque ahora hay una casa de concursantes (típicos, aunque diría que han rebajado un poco del grado de ordinariez, quizás) y otra casa de vigilantes. En la segunda casa, de gente bastante más normal de lo que es la media en estos concursos, todos tienen un secreto que deben ocultar por órdenes del concurso: dos chicas están casadas pero tienen que hacer ver que se acaban de conocer, un chico y otra chica simulan ser novios aunque ellos sí se acaban de conocer, una cuarta chica tiene a su madre participando en la otra casa pero no puede decirlo, y el sexto miembro conoce los secretos de todos los demás pero no puede dejar que lo sepan. Pero lo más divertido es que en la segunda casa hay una puerta secreta en el suelo que les permite meterse en la legendaria cruz de cámaras y espiar, de dos en dos y en absoluto silencio, lo que hacen en la primera casa. Y deben hacerlo bien, porque sólo si aciertan el expulsado de cada semana podrán sustituirles en el concurso. Vale, tal vez sería un premio más compasivo dejar salir a los de la primera casa hacia la segunda :D

Que DC, Caín y Abel me perdonen: la Casa de los Misterios y la Casa de los Secretos. Qué ases se guardan en la manga los concursantes y qué tal espiarán y defenderán sus particulares trabas los aspirantes. Vigilando a los vigilados, los de la segunda casa establecen una nueva "tierra media" entre los que juegan y los que miran: los que miran y juegan para poder jugar y ser mirados.

No, aún no han soltado a los zombies de Dead Set, pero todo se andará...

PD: ¡ah! El mobiliario de la casa oficial me recuerda esta vez mucho, mucho, mucho al de la edición 500-no-se-cuantos del programa que aparecía en el capítulo "Bad Wolf" (Doctor Who (2005), 1.12)

23 julio 2008

Recordando fechas de estreno

El diario de los muertos, lo nuevo de Romero a caballo entre La noche de los muertos vivientes y The blair witch project (vamos, .Rec al aire libre), salta del 8 de agosto, su fecha prevista. Seguiremos informando en cuanto tenga asignada nueva fecha de estreno.

Mientras tanto, podéis contar con los siguientes estrenos para el mes de agosto:
1 de agosto- La momia: la tumba del emperador dragón y Hellion, el ángel caído
8 de agosto- Wall-E y Redbelt (Cinturón rojo), lo último de David Mamet sobre un profesor de lucha libre que nunca ha competido... hasta que se ve obligado. Recuerda, es Mamet: NO es la típica película con este tema...
13 de agosto- Mamma mia! y El caballero oscuro, es decir, el Batman de Bale vs. el Joker de Ledger
29 de agosto- Hellboy II: el ejército dorado

El vicio lo tenemos asegurado, gente...

03 septiembre 2007

A la cabeza

Con lo urbanita que soy, tampoco me extraña...


Ah, por curiosidad respondí las respuestas como hubiera hecho KalEl el Vigilante, mi alter ego fanpírico: el entrenamiento en Almería Town tiene sus recompensas.