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06 junio 2015

Una gran verdad (II)

Marcos (38, aún esperando el ataque zombi): ...y hubo un cuento de un país que se hundió, la Atlántida...
A. Lex (9, aún esperando a dominar el mundo): ¡Ya sé por qué se derrite el hielo de la Atlántida! ¡Por la calefacción global!
Victor von Bebé (7, aún esperando un apodo digno): Ejem, la calefacción es el aire caliente del coche...

La calefacción global, ahí a tope. Con lo que gasta eso...

04 noviembre 2013

19 para 50 - Doctor Who y tus hijos

Si tienes hijos y te gusta Doctor Who, seguro que te has planteado esta pregunta: ¿cuál es la edad adecuada para que empiecen a ver la serie? Por supuesto, no hay una respuesta única. Quizás, "desde que empiecen a ver cualquier otra serie y sean capaces de seguir su argumento".

La cautela que nos sobreviene a los whovians cuando pensamos en compartir la serie moderna con nuestros pequeños (la clásica, con sus subtítulos, viene más tarde) es debida a lo que los anglosajones llaman el fright factor de la serie. Por unos momentos dejamos de lado al Philip Hinchcliffe que hay en nosotros y evocamos a nuestra Mary Whitehouse interior: ¿pueden los monstruos de la serie asustar demasiado a nuestros pequeños? La serie, como decía Chesterton, no le cuenta al niño que hay monstruos allá fuera (¡eso ya lo sabe!), sino que los monstruos pueden ser derrotados.

En mi experiencia, a los niños de 4, 5, 6 años, les asustan, y mucho, algunas cosas que también nos asustan a los mayores, como los Ángeles que Lloran, pero también otras que a nosotros ya no nos afectan igual, como los Autones: nuestras ciudades están llenas de maniquís, y a mis peques, por ejemplo, les causan terror. Los Daleks les parecen graciosos, los Cybermen son robots chulos, el Amo "está como una cabra"... pero los Autones, ¡ah!

Luego hay factores no-monstruosos que pueden resultar también traumáticos para ellos. Lo expliqué aquí una vez: descubrir en el segundo episodio de Eccleston que el fin del mundo era una cosa real, que algún día pasaría, incluso aunque fuera dentro de millones y millones de años, dejó a mis dos pequeños llorando, y aún muchos meses después tremendamente tristes cuando piensan en ello.

¿Cuál podría ser un buen primer capítulo para ver con los peques? En realidad, casi cualquiera mientras lo vean con vosotros, para confortarles, para explicarles durante o después, para matizar. Quizás Alienígenas en Londres/La Tercera Guerra Mundial, aunque la trama sea un tanto compleja para ellos, por lo gracioso y a la vez amenazante que son sus villanos. Quizás vale la pena empezar por el principio, desde Rose, y seguir todo el camino juntos. Uno de los episodios preferidos de mis peques es En el último momento, el episodio de bienvenida de Matt Smith: se identifican con la Amy niña y con la reacción de Once ante los platos que le prepara. "¡Y no vuelvas!", me dicen aún a veces. Otro es Atasco, donde la variedad de alienígenas y la emoción del salto de coche a coche supera incluso a los temas del tráfico de drogas o la muerte de la Cara de Boe. El Silencio y las vampiras de Venecia les da el tipo de miedo que disfrutan. Donna les parece divertidísima, tanto con los Ood como en La Novia Fugitiva.

Y otras veces me dicen: "pon el disco entero, pero sáltate el de los Ángeles, ¡porque me dan un miedo...!".

10 enero 2013

Amor

- Papá, cuando Rose conoció al Doctor, en el capítulo de los autones, no sabía quién era, ¿verdad?

Una pregunta inocente, ¿verdad? Trivial. Simpática. ¿Entonces cómo ha acabado con los dos niños, A.Lex (6) y Victor Von Bebé (4) llorando sentidamente? Si alguien quiere hallar respuesta a partir de las etiquetas de esta entrada probablemente se sienta incluso más perdido.

Tengo unos niños que a veces pueden parecer brutos. Pero en el fondo (y sin rascar demasiado) son inteligentes y sensibles. Demasiado. Cómo los quiero...

- Entre ese capítulo y el siguiente, el del fin del mundo, se lo explicó todo.
- El fin del mundo -recuerda A.Lex-, ¡ah sí, que el sol crecía y explotaba la Tierra! Pero eso no es verdad.
- Bueno, aún no. Pasará dentro de muchísimos millones de años...

Recepción. Labios torciéndose. Ceño encogido. Ojos humedecidos.
- Pero... pero... -llanto real, sincero y dolido- ¡yo no quiero que se acabe el mundo!
Nos damos cuenta de que nos hemos equivocado. Que los niños no entienden bien las escalas de tiempo. Que probablemente algo del "fin del mundo" haya oido el mes pasado en el colegio...
- Mira, ¿tú te acuerdas de los dinosaurios? ¿Verdad que hace muchísimo tiempo? Bueno, pues eso pasará dentro de muchísimo más tiempo del que hace de los dinosaurios...
- Pero, pero ¡y la gente! -el llanto aumenta. Su hermano pequeño comienza a llorar también.
- Bueno, para entonces la gente ya estará en otros planetas, nos habremos ido con naves espaciales. ¡Si cada año se encuentran un montón de planetas nuevos!
A. Lex llora más. Víctor llora más. No quiere que se lo expliquen, ni que se lo suavicen. Quiere que no sea cierto... porque le da una pena tremenda.
- ¡Pero yo no quiero que vayamos a otro planeta! ¡A mi me gusta mucho este, y no quiero que el sol lo destruya!

No puedo quererlos más de lo que los quiero hoy, en ese momento.

Así que temed, criminales abyectos que ensuciais la Tierra, malgastais sus recursos y destruís sus mares. Pues en el día más brillante, en la noche más oscura, el mal no escapara a su vista. Que aquellos que adoran el mal teman su poder: ¡la luz de Lex y Victor!

21 marzo 2012

Cosas que aprendes tras un día en París

...París no crece a lo alto, sino que se expande concéntricamente. París crece a lo ancho porque puede, porque tiene espacio de sobra. Uno diría que París mira a Francia entera y la ve como edificable, como parte de ella y no al revés, que ve los Pirineos y calcula que, hasta llegar ahí, aún le queda. París se articula alrededor de espacios singulares, pero no de una singularidad moderna sino histórica. Las luces rojas del Moulin Rouge, los gigantescos jardines de Versalles, los Inválidos, el Sacré Coeur, sus cementerios, el Louvre, el Museo de Orsay, la Ciudad de la Arquitectura...

...en esa vorágine de crecimiento horizontal, destacan dos grandes alpinistas: una, más francesa que la propia Francia, la Torre Eiffel, 330 metros, o lo que es lo mismo, tres veces la Torre Agbar de Barcelona. Tan preciosa como inmensa, compleja en los detalles, simple en su concepción. La otra, la Torre Montparnasse, una gran mole negra de cristal que ocupa el lugar de la antigua estación de tren de Montparnasse. El complejo de rascacielos de La Défense aún no acaba de dominar el paisaje.

 ...cómo dije, la Torre Montparnasse, junto a las galerías comerciales del mismo nombre, ocupan desde los años 60 el espacio de la vieja estación del Oeste-Ribera Izquierda, la que aparece en La invención de Hugo. Los trenes paran ahora en una nueva estación de Montparnasse situada justo al lado de donde estaba antes. Ya no se parece en nada a la vieja estación, aunque han dejado un arco de entrada que, si habéis visto la película, tal vez os recuerde a la fachada por cuyo reloj escapa Hugo.

 ...Notre Dame de París está impresionante. De verdad: no os la perdáis. Tras la restauración parece recién construida, y resulta sobrecogedor darse cuenta de que esa fachada magnífica y esos interiores altos, altos, espaciosos, se construyeron hace 849 años.

...el parisino blanco medio va absolutamente a la suya. Le da igual que una mujer tenga problemas para bajar las escaleras del metro porque lleva una maleta. Casi mira mal al parisino negro medio que ayuda con la maleta, y te reconocen como español porque cedes el paso.

...uno de los bombazos cinematográficos del año en Francia será Sur la piste du Marsupilami, en imagen real. Se estrena en abril, pero ya hay montones de carteles (y grandes) que la anuncian, incluso en las fachadas de los cines.

...los locales de comida rápida Quick molan. Son como McDonalds con un poco menos de variedad y algo más de calidad. Y tienen churros. Sí, sí: churros.

...aquí lo llamamos "azucar glass", pero en Francia es "azucar impalpable". Es chanante y tiene un nivel de alucinancia genialístico. Imaginamos que las calorías que proporciona también serán impalpables...

28 junio 2010

Barcelonando (III): A day at the zoo

Caducaba nuestro pase familiar anual al zoo, y dado que en la coyuntura económica actual no lo renovaremos (al menos no de inmediato) decidimos dar una última visita. No soy de los que piensan que la fauna deban estar enjaulados, pero a diferencia de lo que pasaba con el zoo de hace 20 años, ninguno de los animales que vi ayer me pareció triste, posiblemente porque la gran mayoría nació y ha vivido toda su vida en ese espacio de Barcelona. Ninguno excepto los osos pardos, que aunque suman bastante espacio entre las tres áreas de que disponen, siguen esencialmente donde hace 3 décadas y la zona se intuye pequeña.

Nuestros dos pequeños se lo pasaron de maravilla. Siempre les ha gustado, pero ayer como nunca. La visita nos dejó momentos grabados en la retina, como sucediera la primera vez que fuimos en familia, hace un año...

...el gorila macho, enorme, tan alto sentado como yo de pie, con un gesto pensativo digno de un investigador privado, un brazo de bíceps sorprendentes alrededor del torso y la otra mano sujetando la barbilla.

...el precioso plumaje verde del quetzal, con un brillo y un textura que hacen comprender al instante (y como ninguna fotografía) que lo consideraran divino.

...el orangután con su peque en brazos, diciendo que no con la cabeza cuando yo se lo decía.

...los lémures de Madagascar correteando por las ramas (y había uno que parecía que no le gustaba que le tocaran los pies).

...un hipopótamo durmiendo en el agua, apoyado en el cuello de otro hipopótamo que aguantaba la respiración. Mucho rato. Sin estresarse.

...la anaconda más grande que ver jamás haya podido. Dios mío que bicho.

...los delfines de 3, 7 y 11 años (su esperanza de vida es de 45) saltando ágiles y disfrutando con el juego. A medio espectáculo se "coló" un cuarto delfín, nadando y haciendo algún amago de salto o saludo. Se veía igual que a los demás. Nos explicaron que es una hembra "jubilada"... ¡de 45 años!

...los leones marinos nadando a toda pastilla, haciendo pequeños juegos mientras les daban la comida.

...los pingüinos lanzándose en tropel al agua porque uno había hecho un gesto como de haber encontrado comida.

...una tortuga gigante echando una carrera por su territorio.

...un rinoceronte dando un paseo.

...los chimpancés subidos al árbol y diciendo al cuidador que ya es la hora de comer y que a ver si rula ese forraje.

...un pavo real subido en lo más alto de un árbol situado sobre una pseudo-montaña.

...un avestruz escondiendo la cabeza.

...un canguro jugando con su joey.

...mis peques posando para la foto de salida, cogiéndose por la cintura.

09 octubre 2009

Hoy cumplimos 4 años

Y aquí estamos, hechos unos machotes... 4 años de blog contandoos las extrañas inter-relaciones que uno encuentra entre la subcultura que le gusta, las noticias más curiosas sobre atractivos proyectos cinematográficos que (a buen seguro) luego serán decepcionantes, compartiendo mundos fantásticos imaginados con mis amigos, avanzando el futuro de mil monos con mil máquinas de escribir,...

"Es un buen momento para hacer el mono"

...recordando músicas, descubriendo a dos niños que crecen, descubriendo a un padre que sigue siendo un niño que crece, analizando tendencias de muy poca última hora, redescubriendo la televisión, peleándonos con los transportes públicos, yendo poco al teatro y contándolo, recuperando la historia de un clásico de la ciencia ficción,...

- "Más grande por dentro que por fuera..." ¿Quién se va a creer esto?

Y contándotelo a ti. La verdad, todo esto va muy bien cuando uno tiene la necesidad de contarlo, pero sobre todo gana sentido cuando alguien lo lee.

Gracias.

Sopla las velas, ¡anda! que este cuarto aniversario también es tuyo...

04 marzo 2009

Facciamo cosi

Querido diario simialeatorio:
Hoy un soldado otomano ha fallecido tras disparar su arma contra un enemigo. Imagino que ya sabía a lo que se exponía cuando se alistó, pero dudo que contara con escalar el Olimpo, meterse en una caverna habitada por monstruos extraterrestres y acabar despedazado por un enorme oso pardo de 700 kgs sacado de una bolsa mágica por un bibliotecario de 30 años en el futuro. Esas son el tipo de cosas que se le ocurren a mi compi PR1M4T3, pero no a un soldado otomano de 1895. Por lo general.

El otro día me quejaba de que el conocimiento excesivo por parte de los jugadores del entorno en el que juegan puede quitarle a la partida un importante valor de sorpresa y descubrimiento. Hoy, observando el terror cerval de un jugador ante la mención de la legendaria expresión "ïa, ïa Shub-Niggurath", me he reconciliado con el conocimiento del entorno.

He decidido dormir algo más temprano (bueno, mira qué horas) y levantarme más temprano a resolver flecos de trabajo o escribir un poco, en lugar de hacerlo al revés. Porque dormir más tarde y levantarme A LA MISMA HORA DE CADA DÍA tampoco era ninguna ganancia. Y además así levanto a los monetes un poco antes, lo que eleva medio punto las probabilidades de llegar al tren que me conviene. Los gaticos se levantan solos y cuando quieren, que para algo son Jellicle. O Hellicle, no estoy seguro.

PD: si Cuatro va a dar Mad Men a medianoche lo tiene claro para que yo la siga o me digne siquiera a grabarla. A esa hora metéis las repeticiones de House, guapos... o "Granjero busca piso en Alcobendas" (aunque se agradece que hayáis repetido mi capítulo preferido de House, el de los tres casos "imaginarios").

26 septiembre 2008

Acabas de mover la cabeza: ¿eso no te hace feliz?

Ayer por la mañana andábamos preparando el desayuno de Á. Lex y dejé a Víctor von Bebé en su sillita-mecedora (heredada del mayor). Cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que la mecedora se balanceaba, y que ni Hijo Número 1 ni yo la estábamos empujando. ¡Era el propio Víctor!

A ver, por favor, poneos un momento en situación: vuestro niño de 5 meses y medio, que aún es incapaz de sujetar con éxito el biberón y cuyo vocabulario se reduce a ga-ga y jgjgjg cuando le hacen cosquillas, descubre (y aplica entusiasmado) que repitiendo rítmicamente el proceso de levantar 90° una pierna y extendiéndola de golpe coceando el aire, se balancea sólo. Víctor se reía, Yo estaba sorprendido y reía y Á. Lex (con dos años y un tercio) lo miraba y se reía. Imagino que el primero por moverse, controlar el movimiento y ver en nuestras caras que eso era bueno; personalmente, orgulloso y emocionado por la culminación inesperada de un proceso cognitivo tan decididamente complejo, si nos remitimos a la capacidad de combinar psicomotricidad y conciencia personal; y el hermano mayor una mezcla de ambos, contento porque yo me reía, Víctor también y además el peque se movía solo, impulsándose con una pierna.

Por ir ganando tiempo, para cuando le lleguen las inevitables ansias conquistadoras: ¿alguien sabe dónde venden tronos latverios con balancín?

12 abril 2008

Bienvenido, Vicmu Gavic

Lleva ya una semana entera con nosotros (llegó el domingo 6 a las 9:02), pero el terremoto de su llegada me ha impedido llegar antes a daros cumplida nota. Es tranquilo, come bien, es algo más bajo que un Ewok y bastante más ligero, y ya desde el primer día seguía atento con la mirada cuanto cruzaba ante él, como también ha dado sobradas pruebas de esfuerzo y poderío muscular (no, no ha levantado ningún coche todavía, pero mantiene el cuello levantado durante 10 segundos seguidos, y tiene un agarre de cerca de dos kgs por mano). Por ahora A. Lex, anterior Monarca de Latveria lo ha aceptado con agrado.

All hail Victor von...!


Esto... que ya ha nacido Victor. Fotos, en breve.

PD: el nombre del título es... ¿ya lo sabéis?