Moffat lo ha vuelto a hacer. Ha cogido los primeros 50 minutos de la nueva temporada de una serie que nació hace 50 años y ha hecho algo nuevo. Algo viejo. Y, ya puestos, algo prestado (hola, Davies) y algo azul (adios, Tardis).
"The Magician's Apprentice" es el primer episodio de lo que deberemos convenir en llamar "Novena Temporada del Doctor Who moderno". Excepto porque, justo por el formato que elige, eso sería una mentira total y absoluta.
"The Magician's Apprentice" es el primer episodio de lo que, de pleno derecho, es la 35ª temporada (más una película y varios especiales) de Doctor Who. Y esta vez ha decidido que no tiene necesidad de justificarse ni disfrazarse de otra cosa que de sí misma. Señores: hablamos de Doctor Who, la serie decana de la ciencia ficción mundial. Decenas de millones de espectadores disfrutaron en 2013 de un especial de aniversario que era un mirarse al ombligo continuo. Libre de las convenciones de exploración de la primera temporada de un Doctor, "The Magician's Apprentice" pasará a la historia como el capítulo que volvió a traernos la serie clásica al primer plano y a Capaldi con toda la riqueza del Doctor que puede darnos Capaldi.
Porque, atentos a la pirueta, este episodio nos lleva un paso más allá de "Into the dalek" (2014) al mismo tiempo que es una secuela (y a la vez una precuela) de "Genesis of the Daleks" (1976), a su vez una secuela (y una precuela) de "The Daleks" (1963-4). Nos presenta a una Missy que, como el Doctor, es la suma de sus antecesores, a ratos Delgado, Ainley y Simms, pero esencialmente él(la). Juega con la relación entre el Amo y el Doctor, y entre el Doctor y sus compañeros. Nos devuelve a Karn, al Maldovarium, a la Proclamación de las Sombras y, en varios momentos de su sucia historia, a Skaro; donde realmente comenzó todo (¡que le den a la Tribu de Gum!). Tanto preguntarnos por Gallifrey, y el tercer planeta más importante de la historia de la serie (la Tierra en cabeza) lo teníamos olvidado.
Los detalles que pueblan el episodio no tienen desperdicio, desde los momentos iniciales de desconcierto y la mezcla confusa de "balizas" temporales para el espectador (incluso eso es un homenaje a "Genesis") hasta la arquitectura de cada uno de los espacios que visitamos, los tipos distintos de daleks que aparecen en la historia, la conversación con Davros, las grabaciones que éste guarda de sus conversaciones previas (¡el muy h*jop*t* tiene hasta el monólogo de "do I have the right" grabado!),...
Este es el capítulo que combina por fin las estéticas del pasado y las actuales, en cierta forma haciendo lo mismo por los FX clásicos que "Night of the Doctor" por Big Finish. Con el Skaro más clásico junto a nuevas maneras de hacerlo pesadillesco, con estaciones espaciales de cartón piedra y una serpiente que es todo lo que no pudo ser la de "Kinda" en 1982.
Este es el capítulo que nos devuelve la incertidumbre del cliffhanger como modus operandi.
Este es el capítulo que, como el Doctor subido en un tanque tocando una guitarra eléctrica, nos dice: "hello, dudes. To all the fans: we salute you".
Bien jugado, Moffat. Bienvenido de vuelta...
PD: ¿a alguien más le pareció detectar en el Colony Sarff de Jami Reid-Quarrell una pizca del alienígena de David Walliams del gag "The Web of Caves" (1999)? ¿O soy el único pirado?
PD: ¿a alguien más le pareció detectar en el Colony Sarff de Jami Reid-Quarrell una pizca del alienígena de David Walliams del gag "The Web of Caves" (1999)? ¿O soy el único pirado?
Las frases:
"Ocho francotiradores. Tres para cada uno de mis corazones y dos para mi cerebro. Es la única forma de que ella se sienta segura".
"Somos una democracia".
"- Él no se comporta así.
- ¿Eres nueva?"
1 comentario:
Y no olvidemos, cuando los ordenadores de los estudiosos empiezan a analizar expedientes X por toda la Historia de la Tierra, que entre otras cosas hallan: "... tres posibles localizaciones de la Atlántida". No se puede combinar tres historias contradictorias de la serie clásica con más sencillez y elegancia!
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