17 octubre 2019

Reflexiones sobre la situación en Cataluña

   Dejadme que haga un pequeño "reality check" para esbozar mis reflexiones sobre lo que está ocurriendo en Cataluña, particularmente en Barcelona, donde la respuesta a la sentencia del juicio del Procès arrancó con una gran movilización pacífica que ocupó el aeropuerto de El Prat y ha derivado en dos noches ya de enfrentamientos nocturnos contra la policía.

   Y empiezo opinando que hay que abrir dos mesas de diálogo/acción: catalana y española.
   La injustificable violencia juvenil se debe a que hay un grupo que ha captado que aquello de que "de todo se puede hablar en democracia" y "sin violencia, todo" era mentira. Y que, ya que por asaltar el Congreso te cae lo mismo que por organizar un referéndum, tiene ganas de enfrentarse a los "refuerzos" que se enviaron a Cataluña ANTES de que hubiera violencia y vencerles aunque sea de forma pírrica. O perder, pero plantarles cara físicamente. Encarnan el fracaso de la política que se ha hecho ahora, incendiaria pero cobarde.
   Y no solo por lo de la independencia: ayer estuve hablando con varios de los que defienden la acción y los hay anarquistas antisistema y de base obrera para quienes lo de la independencia es secundario, que lo que quieren es cambiar el sistema quemándolo.
   Es una respuesta inmadura, visceral e improductiva, pero esconder la cabeza y decir que "no son de los nuestros" o "solo son infiltrados" es absurdo: solo basta haberse movido un poco entre la población joven reivindicativa en los últimos 15 años para reconocer que siempre han existido y esperaban un detonante. Que las fuerzas del orden actuen de manera ilegal, disparando balas de goma prohibidas o directamente a los manifestantes, golpeen a gente en suelo o atropellen indepes es un factor más que empuja a romper las normas por su parte. Si esto es lo que se considera antidisturbios, deberían dimitir todos.
   Este factor no se va arreglar con ninguna acción exterior a Cataluña, y cuanta más policía y ejército se movilice, más en su salsa estarán. Son necesarios actores interiores que conozcan a los activistas, recanalicen las acciones a lo pacifista (y es esencial que tengan consecuencias), como ayudaría la desautorización de las acciones policiales ilegales.

   Por otra parte es forzoso que haya un diálogo político entre Cataluña y España que vaya más allá de mantener el statu quo y de ganar votos gobernando contra alguien. No creo que tengamos ahora mismo candidato alguno a la presidencia que esté capacitado o interesado en ello: desde luego no en PSOE, PP o Cs, que se bunkerizan alrededor de la Ñ indivisible, pero creo que tampoco en UP, que podría haber sido la esperanza de desatrancar la cuestión, y desde luego no en ME. Gobernar contra Cataluña les sigue siendo más útil, y la estrategia del avestruz la asumen como maestros.
   Tenemos un problema de Estado y nos faltan hombres con sentido de Estado. Lo que es patriotas de pacotilla, nos sobran por todas partes.
   En España, supuestamente, se puede ser independentista... mientras no esperes de verdad que esa aspiración pueda cumplirse, porque el país no es que no esté preparado para asumir que en una de sus Comunidades gobierne el independentismo: es que está blindado para poder ignorarlo. Nuestra democracia es, en ese sentido, enana, temerosa e ilusoria.
   Si no tenemos políticos dispuestos a escuchar al pueblo, por encima de la sacrosanta unidad de España (o de la independencia de Cataluña, si hay un referendum y resulta que se pierde), los que hay nos sobran. Si no tenemos políticos capaces de convencer al pueblo de que la política realmente es el camino para cambiar las cosas, los que hay nos sobran.
   Y no podemos perder mucho más tiempo con ellos, pero eso no quiere decir que vayamos a prescindir de la política. Que pasen los siguientes.

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