27 agosto 2012

La sincronía del planeta Barcelona (I)

Por lo general, la comunidad whovian recuerda el año 1989 con tristeza: tras 26 temporadas, la longeva serie Doctor Who saltaba de la parrilla británica. Y a diferencia de lo que había ocurrido en 1985, donde tampoco hubo ningún episodio de la serie, y pese a que la BBC insistiera en que era un descanso temporal, esta vez todo parecía indicar que el hiato era permanente. John Nathan Turner, el productor en la época, lo sabía, y dado que las historias se habían grabado, y pidió a Andrew Cartmel que escribiese un monólogo de cierre para la temporada y la serie que concluyera la saga, a la vez que lanzaba al Séptimo Doctor y su compañera Ace hacia nuevas aventuras. Otros medios tomaron el relevo: novelas, cómics, audiolibros... pero para la gran mayoría, el 6 de Diciembre de 1989 Doctor Who había terminado.

Para la gran mayoría pero no para todos. Porque en una pequeña aldea del sur de Europa, una región llamada Cataluña, antaño un estado medieval, hoy en día una comunidad autónoma española, la serie también decía adios pero en la boca nos quedaba el sabor de un prometedor saludo. Más aún: para los catalanes, 1988 no había sido el penúltimo año de Doctor Who: había sido el primero. Así lo anunciaba Josep Maria Baget Herms en La Vanguardia del 26 de abril de 1988:

TV3 estrena esta tarde (19.15 horas) la serie de ciencia ficción juvenil “Doctor Who”, producida por la BBC. Se trata de una producción con veinticinco años de vida —se estrenó en el año 1963— y de la que la televisión autonómica ha contratado los episodios rodados a partir de 1974 cuando se puso en marcha su cuarta tanda de capítulos. La serie narra las aventuras espaciales de un personaje llegado de una lejana galaxia que tiene como misión instaurar la paz y el orden en las relaciones de los distintos planetas.
Who pertenece a la especie de los “Senyors del temps” (Time Lords) que están dotados de dos corazones, sistemas especiales de respiración y nada menos que trece vidas. Cada una de esas regeneraciones implica un cambio en el físico y en la mentalidad del personaje. Esto explica que en cada etapa de la serie se haya buscado un actor distinto que haga de protagonista. Después de William Hartnell, el primer “Who” de la historia (1963—66), llegarían Patrick Troughton (1966-70) y Jan Pertwee (1970-74) [sic] .El cuarto, y el primero que veremos en TV3, es Tom Baker, un tipo excéntrico que se inspira en Harpo Marx con su indumentaria estrafalaria, su larguísima bufanda y unas actitudes poco convencionales que despistan a sus mortales enemigos, los Daleks. Estos monstruos dotados de grandes poderes pretenden dominar el universo, ya que se creen superiores a todos los seres vivientes. Who cuenta con el apoyo de guapas ayudantes, de un brigadier llamado Leighbridge Stewart y de un fantástico ordenador con aspecto de perro mecánico.
“Doctor Who” es una de las series de ciencia ficción que han alcanzado un mayor éxito internacional y su popularidad en los Estados Unidos, donde hay centenares de clubes de “fans”, es extraordinaria. Unos sesenta países han emitido ya esta serie, y su audiencia se calcula en unos 110 millones de espectadores en todo el mundo. Al cabo de veinticinco años el Señor del Tiempo, a bordo de su nave TARDIS (que tiene forma de cabina telefónica inglesa), aterriza entre nosotros.
Posteriormente la serie alcanzó otras cadenas autonómicas españolas como Telemadrid, la ETB vasca o la Televisión de Galicia. El primer capítulo de "Robot", el serial de apertura de la etapa de Tom Baker, despegó en TV3 a las 19:15, en pleno prime time juvenil, entre el programa musical Oh, Bongònia!, presentado por Miquel Calçada "Mikimoto", y el concurso familiar diario Filiprim, conducido por el gran Josep Maria Bachs. Competía contra el espacio de divulgación La Nave Tierra en TVE-1 y el programa infantil Picapuça y la serie francesa de animación Clementina en TVE-2. Eso era todo en aquellos tiempos.

Pero en realidad había habido algo más entre el final de Oh, Bongònia! y el arranque de "Robot". Durante los días anteriores, aproximadamente en aquella franja, TV3 había ido emitiendo un spot en el que se avisaba del inicio de una nueva serie, Doctor Who. De repente, el 26 de Abril, aquel spot se hizo más largo. Mucho más largo. De hecho, se convirtió en un mini-documental de varios minutos de duración donde se explicaban las bases de la serie, los 3 Doctores que había habido hasta el momento (Hartnell, Troughton y Pertwee) e incluso la existencia de un Doctor paralelo, el de Peter Cushing, que no estaba en continuidad [1]. Todo ello abundantemente ilustrado con imágenes de las series y películas que componían la rica historia de 11 años anterior a los capítulos que íbamos a ver. Si la sintonía con la que se había anunciado la serie hasta entonces ya me parecía hipnótica (yo adoraba el programa Planeta Imaginario y el "Arabesque" de Debussy que lo presentaba me sugería un precedente de la música de Ron Grainer y Delia Derbishire), aquellos minutos previos, imprevistos y absorbidos cual esponja, me atraparon del todo. Desde entonces fui un fiel seguidor de Doctor Who el tiempo que estuvo en antena. Que no fue tanto, pero si fue intenso.

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[1] Por cierto: ¡Doctor Who y los Daleks se estrenó en los cines de nuestro país! El 19 de septiembre de 1967, por ejemplo, se proyectaba en el Cine Niza en sesión doble junto a Gentleman Jim (La Vanguardia) y en abril de 1971 seguía siendo parte de la programación de dos Salas de Reestreno como los cines Jaime I y Padró.

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