Todo es fabuloso...
Voy a intentar hacer una crítica libre de spoilers, aunque para tratar algunos de los aspectos esenciales de La Lego Película puede ser un poco complicado. Porque lo primero que tengo que hacer es recomendarla a todos, niños y adultos, pero lo segundo es decir que en gran parte es así porque esta película es heredera, a partes iguales, de Tron y de Toy Story, con todo lo que ello comporta a nivel argumental y transgeneracional.
Voy a intentar hacer una crítica libre de spoilers, aunque para tratar algunos de los aspectos esenciales de La Lego Película puede ser un poco complicado. Porque lo primero que tengo que hacer es recomendarla a todos, niños y adultos, pero lo segundo es decir que en gran parte es así porque esta película es heredera, a partes iguales, de Tron y de Toy Story, con todo lo que ello comporta a nivel argumental y transgeneracional.
Tron y Toy Story, ahí es nada la comparación. Hay dos directores a cargo del invento: Chris Miller y Phil Lord, cuyo mayor éxito hasta la fecha ha sido Lluvia de albóndigas y la coproducción de más de una docena de capítulos de Cómo conocí a vuestra madre. No parece gran cosa para el salto de calidad que sugerimos. En las tareas de guión se les unen los hermanos Dan y Kevin Hageman, recien salidos de escribir Hotel Transilvania y que ya tocaron las piezas de Lego en la serie Ninjago.
Y sin embargo hablar de Tron y de Toy Story como elementos de calidad de los que emana La Lego película es quedarse sólo en ciertos de sus aspectos, y no los más originales. Si esto funciona tan bien es porque también hay algo de Orwell, Welles, Brecht, Aristófanes, Groucho Marx y los Looney Toons, agitado, bien mezclado y un tanto removido con héroes muy conocidos de la cultura moderna. No es que veamos nada excesivamente original durante todo el espectáculo cinematográfico (que lo es: quizás lo más novedoso sea la impresionante animación CGI-que-parece-stop-motion) pero el conjunto si lo es, lo que consigue, la forma en la que apela a nuestro inconsciente colectivo, a nuestra infancia, a nuestros juegos, a nuestras fantasías y a los tópicos, renovándolos, es realmente llamativo.
Únase a todo eso un fantástico elenco de voces (también en el doblaje, bastante si no muy cuidado), una banda sonora muy peculiar y pegadiza (y horrible... y pegadiza) y un cuidado para los detalles que bordea la obsesión (los números de serie que aparecen cuando los Maestros Constructores crean algo son los que realmente corresponden a las piezas en cuestión), y tenemos un film que merece no sólo la pena ver sino ver en familia para poder disfrutarlo al completo.
¡Y Batman...! ¿¡Qué decir de ESE Batman!?
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