El trato con seres de otras dimensiones ha sido hasta ahora algo circunstancial para la Liga, pero dado que empiezan a conocer el alcance de las múltiples capas de la realidad, no está de más que recordemos lo que saben sobre ellas y sobre los métodos para abordarlas.
Los primeros viajes planares de la LJ la llevaron a bolsillos dimensionales, pequeños pliegues del tejido espacial que servían de guarida o base para un personaje. El gigante Sandman habitaba en un castillo excavado en un universo aparentemente hecho de diamante y del que claramente no era originario (#52-55). El Diablo vivía en un solitario micro-infierno de lava y roca impregnado de magia al que se podía acceder desde las pesadillas sufridas en la pirámide del Zorro (#80-81). En el Oeste, la Liga luchó en el mundo de los sueños contra sus dobles malignos y descubrió que ese mundo era un lugar real que tenía influencia sobre el mundo físico (#93-101).
Pero no sólo los magos pueden acceder a otras dimensiones. Los coluanos realizan complejos cálculos de astrogración antes de abrir agujeros al hiperespacio, un plano en en el que el movimiento translumínico es posible. La velocidad que finalmente se alcance es variable y depende de los cálculos que en cada ocasión realicen la nave y el piloto. Por ejemplo, la Liga cubrió en una semana la distancia entre la Tierra y Tamarán (5 años luz) mientras que Blue Jay había tardado en la misma nave todo un año para hacer el trayecto inverso. Es posible que el ser lumínico que conformaba junto a Tina la entidad Flash proceda del Hiperespacio.
Los kryptonianos, en cambio, utilizan lo que llaman Boom Tubo para saltar a una dimensión cercana en la que las distancias estelares son mil millones de veces más cortas: la ventaja para la planificación militar eficaz, dada la exactitud con que se puede calcular la duración de los viajes, es evidente.
Por último, cabe destacar que la mayoría de los Arcanos Atlantes se exilió a otra dimensión hace 1500 años, seguramente mediante alguna de sus prodigiosas máquinas.
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