26 septiembre 2008

Acabas de mover la cabeza: ¿eso no te hace feliz?

Ayer por la mañana andábamos preparando el desayuno de Á. Lex y dejé a Víctor von Bebé en su sillita-mecedora (heredada del mayor). Cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que la mecedora se balanceaba, y que ni Hijo Número 1 ni yo la estábamos empujando. ¡Era el propio Víctor!

A ver, por favor, poneos un momento en situación: vuestro niño de 5 meses y medio, que aún es incapaz de sujetar con éxito el biberón y cuyo vocabulario se reduce a ga-ga y jgjgjg cuando le hacen cosquillas, descubre (y aplica entusiasmado) que repitiendo rítmicamente el proceso de levantar 90° una pierna y extendiéndola de golpe coceando el aire, se balancea sólo. Víctor se reía, Yo estaba sorprendido y reía y Á. Lex (con dos años y un tercio) lo miraba y se reía. Imagino que el primero por moverse, controlar el movimiento y ver en nuestras caras que eso era bueno; personalmente, orgulloso y emocionado por la culminación inesperada de un proceso cognitivo tan decididamente complejo, si nos remitimos a la capacidad de combinar psicomotricidad y conciencia personal; y el hermano mayor una mezcla de ambos, contento porque yo me reía, Víctor también y además el peque se movía solo, impulsándose con una pierna.

Por ir ganando tiempo, para cuando le lleguen las inevitables ansias conquistadoras: ¿alguien sabe dónde venden tronos latverios con balancín?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Toma padre orgulloso!

KalEl el Vigilante dijo...

^_____^
Pa que luego digan que los blogs sólo son para hablar de uno mismo: también sirven para hablar de tu ego, hombre :D

Anónimo dijo...

Tío, qué bonito... es de lo más tierno que he visto en tiempo! :-)

Iñaki y yo nos hemos emocionado...