No creo que Robot of Sherwood vaya a pasar a la historia como uno de los capítulos más épicos, emocionantes o innovadores de Doctor Who. Ni siquiera como uno de los polémicos. Pero la verdad es que, pese a su reunión de tópicos, sobre el Doctor y sobre Robin Hood (estupendo Tom Riley), y a la falta de riesgo, es un capítulo muy entretenido. Una aventura como las de antes -como las de Robin y como las del Doctor-, sin pretensiones, que se divierte divirtiendo y jugando con el choque de carneros entre el descreído y maleducado Duodécimo Doctor y el cabezota y encantado de conocerse Robin. Dos leyendas que... Pero esto no va de egos: lo que al principio puede parecer que es una competición en pos de la figura del macho alfa se acaba convirtiendo en otra cosa, en una reflexión sobre la figura del héroe, que continua temáticamente lo que vimos en el más oscuro episodio anterior. El Doctor puede que no sea un buen hombre, pero intenta serlo. Y puede que no sea un héroe, desde luego el 12º no se considera tal, pero intenta jugar a que lo es.
Eso es, por cierto, lo que Steven Moffat hizo con Doctor Who cuando cayó en sus manos en 2010: se encontró con una serie en la que cambiaba todo el equipo de producción y todos los actores. Era como hacer Doctor Who sin nadie de los que hacían que Doctor Who fuera como era. Desde 2005, Doctor Who era Doctor Who como lo hacía Russell T Davies, y bajo su batuta Eccleston y Tennant. Así que se planteo jugar a que hacía Doctor Who. Simular que seguía haciendo esa serie, aunque evidentemente ya no era "Doctor-Who-como-lo-hacía-Russell", hasta conseguir que aquello fuera, al menos para una cierta parte de los espectadores, también Doctor Who.
Me ha sorprendido Gattiss: me ha gustado el episodio que ha escrito para Capaldi. Un tanto repetitivo en el "choque de testuces", lo que vuelve a poner en manos de Clara el llevar la historia adelante, pero en general muy entretenido. Y en una temporada que, sabemos, va a ponerse mucho más oscura a partir de ahora, se agradece el momento de respiro: hemos tenido la llegada, el episodio de pugna interior y ahora un divertimento.
Poner peros a Gattiss
Pese a lo dicho antes, debo quejarme del Gattissmo de Robot of Sherwood (si Moffat nos Moffatea, Gattis nos lanza Gattismos). No sé por qué, pero parece haber algo en los últimos episodios de Mark Gattiss que se hace la trabanqueta a sí mismo y masacra la suspensión de incredulidad, y siempre hacia el final: en Victory of the Daleks (2010) fue el Nuevo Paradigma. En Cold War (2013) es ese enfrentamiento verbal entre el Doctor y el Guerrero del Hielo al que asiste incomprensiblemente mudo el capitán del submarino. En The Crimson Horror (2013) es ese silo por el que salen gigantescos misiles sin quemar a los que se encuentran dentro de él. Y ahora es una flecha de oro que, sin ninguna razón, permite que una nave mal reparada se eleve hasta las capas altas de la atmósfera... cuando el oro que han usado antes lo han empleado en los circuitos y paneles interiores de la misma, no en su exterior.
Una cosa es pedirnos que mantengamos la suspensión de incredulidad con el Doctor empleando una cuchara contra la espada de Robin. Y otra traicionar a las propios bloques con los que estás construyendo tu historia. Lo de la flecha no es achacable a la tecnología, a la casualidad o a la destreza de los personajes: es un puro sinsentido que rompe por completo la mínima relación de causa y efecto.
Referencias
La cara de los ágiles y teribles robots tenía cierto parecido con los de los androides de Robots of Death (1977) del Cuarto Doctor, aunque personalmente los encontré más reminiscentes de El Golem (1920) de Paul Wegener. También al Doctor de Tom Baker remite la maestría esgrimista del actual, especialmente demostrada en el duelo de The Androids of Tara (1978), al que el propio Mark Gatiss ha comparado esta aventura en tanto que estilo. Otro de estos duelos lo tuvimos en The King's Demons (1983), donde el Quinto Doctor se enfrenta al Amo y a un Rey Juan de dudosa procedencia. Así que en momentos cercanos de la historia tenemos al Primer Doctor con Ricardo Corazón de León en The Crusade (1965), al Quinto en el castillo de sir Ranulf Fitzwilliam con el Rey Juan y finalmente al Duodécimo con el Sheriff de Notthingham y Robin Hood.
Ya que hablamos de The King's Demons, hemos de mencionar el increíble -y probablemente buscado- parecido del Amo de Anthony Ainley con el Sheriff de Notthingham de Ben Miller. ¿Son o no el mismo? El espectador, y aunque no lo diga tal vez también el Doctor, se mantiene con la duda durante mucho rato, pero finalmente hay una respuesta más o menos definitiva.
Pero por supuesto, la referencia más evidente del episodio es la que hace a Patrick Troughton cuando se le muestra interpretando a Robin Hood dentro del banco de datos de la nave. Y es que antes que el Segundo Doctor, Troughton fue el primer Robin de la televisión británica
De manera que la frase final de Robin al Doctor en cuanto a qué uno es tan real como el otro tiene todavía más significado. A fin de cuentas, un "Doctor" ya fue "Robin", y ciertamente la leyenda de ambos es auténtica, "larger than life", que dicen. "Todos somos historias, en el fondo", decía Matt Smith en The Big Bang (2010)...
Misterios
En cuanto arranca el episodio volvemos a ver un primer plano de la pizarra con cálculos que mantiene el Doctor en la TARDIS.
El arco de esta temporada sigue lanzando una pista por capítulo: si llevamos ya dos apariciones de Missy dando la bienvenida al "Paraíso" a personajes supuestamente muertos, esta vez le toca al Doctor darse cuenta de que empieza a haber un patrón curioso entre los robots que se está encontrando: tanto los del siglo LII que encontró en Deep Breath como los del siglo XXIX con los que se cruza ahora están buscando un lugar llamado "La Tierra Prometida". ¿Por qué hay robots viajando por el tiempo en busca de tal lugar? Lo que sabemos por los robots de Sherwood es que esa "tierra prometida" parece ser algún tipo de estrella o planeta.
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