Sí, así podría resumirse la idea general del capítulo de esta semana de Doctor Who, el quinto ya de la temporada. Una temporada que parece regirse por el lema "espera lo inesperado": partimos de una historia de regeneración de dudosa moral que aún lanza fuertes lazos hacia el pasado, seguimos con el cuento de daleks más introspectivo de la historia, fintamos hacia la izquierda a una aventura sin complejos llena de humor e inocencia, nos lanzamos a un cuento de terror psicológico que acaba siendo algo más... y llegamos a este episodio cinco en el que veremos al Doctor unido a un particular y habilidoso grupo para robar el banco más protegido de la galaxia.
Y el punto de partida es fabuloso, pero he de decir que a mí Time Heist no me ha convencido. No creo que sea un mal capítulo: es disfrutable, tiene ideas interesantes y un concepto general apasionante que por momentos crees que va a funcionar. Me parece, eso sí, que este episodio con gran premisa y gran arranque en seguida se desinfla y cae en el peor pecado que pueda cometer un thriller: ser previsible.
Las razones concretas son variadas. Pero el problema no es que el episodio las tenga. En mi propia experiencia como espectador, todo lo que viene a continuación convirtió un capítulo que podría haber sido "emocionante", que prometía serlo en sus primeros compases, en un capítulo más porque me di cuenta de ellas en el mismo momento que veía el capítulo, no a posteriori. Son, esencialmente, cinco.
- Clara no tiene ningún papel en toda la aventura más que asegurar a los otros ladrones que el Doctor, aunque no lo parezca, puede valerles más vivo que muerto; cuando llegamos al final, es probable que descubramos que ni siquiera eso.
- El grupo es demasiado pequeño: una cambiaformas que sólo utiliza dos veces su poder en toda la historia (y una más para demostrarlo al principio), un hacker con un ordenador implantado (que la única vez que tiene usar su habilidad, no consigue hacerlo del todo)... y el Doctor y Clara. Poca variedad, lo que promete que tendremos pocas situaciones que requieran de las capacidades especiales del equipo; y esos momentos especiales son parte de la gracia de las "misiones imposibles" y "ocean's eleven". Incluso en el capítulo más mediocre de El Equipo A hay algún momento para que cuatro personas se luzcan con sus respectivos talentos.
- Faltan retos: el banco, sinceramente, no da la impresión de ser tan inexpugnable. Hay un par de problemas difíciles de resolver y poco tiempo para hacerlo... pero ese es el pan nuestro de cada día en un capítulo de Doctor Who: 45 minutos, retos y adrenalina. Un episodio como 42 (2007) lo entendió y daba mucha más impresión de tensión, de pedir a todos los personajes que lo dieran todo, de no dormirse, que éste. Y para colmo, también con un sol como amenaza. En ese sentido, el thriller de Chris Chibnall y la dirección del inefable Graeme Harper de aquel superan en mucho este de Stephen Thomson y Douglas Mackinnon (lástima, porque el montaje rápido del principio prometía).
- El gran reto del banco acaba siendo, sin duda, el Teller, algo demasiado evocador del Minotauro de The God Complex (2011) pero lo suficientemente distinto y con un giro terrible hacia el horror físico que le da entidad propia. Su uso en pasillos demasiado abiertos le quita algo de la posible claustrofobia de cruzarse con él mientras te busca por su laberinto. Sin embargo, cuando llegamos al clímax y el Doctor le hace "un Akhaten" (en otros términos) para inmediatamente descubrir que, esencialmente, esto vuelve a ser otro Hide (2013), cuando hace tan poco, la semana pasada, Orson Pink ya nos recordaba otra vez a la Hila Tacorian de ese mismo episodio... Todo está demasiado reciente, la sorpresa se desvanece rápidamente y nos deja una sensación de "¿otra vez?".
- Aunque la razón principal, la que desmonta la intriga de Time Heist desde el principio, es que la misteriosa voz del Arquitecto con el que todos han acordado llevar a cabo este robo es muy fácilmente identificable. No hay duda de que, por distorsionada que esté la voz, esas inflexiones son las del Doctor de Capaldi. Y si desde el primer instante sabemos que es el Doctor quien los ha reunido a todos, sumado al título, y que pronto empecemos a ver que alguien ha dejado un curioso y oportuno rastro de miguitas... toda la emoción, incluso el drama de los sacrificios de los integrantes del grupo, se desvanece. No digo que tengamos desde el principio todas las claves para resolver el episodio: pero sí tenemos un thriller sin thrill.
Con todo, no puedo decir que Time Heist sea un mal capítulo de Doctor Who. Es un capítulo que malgasta oportunidades, que no saca las lecciones debidas del género al que trata de emular y que pierde fuelle en lo que a la trama se refiere con demasiada prontitud, pero aún así sigue siendo una aventura emocionante para los niños o quienes se acerquen a la serie por primera vez. Nos dibuja a un Doctor realmente interesante, a medias entre el serio engreído decepcionado porque quien creía muerto no lo esté (es decir, por haberse equivocado) y el carismático líder capaz de hacer bromas con la banda e invitarles a echarle una llamada cuando se tercie.
Quizás un Doctor que arrastra a Clara a una aventura en la que no necesitaba estar solamente para demostrarle que eso es mucho más interesante que las citas que pueda tener en la Tierra. Un Doctor vulnerable. Un Doctor que teme que su chica imposible tal vez... se le va.
Próxima parada: Coal Hill School, un Doctor de incógnito, y el choque que todos esperábamos con Danny Pink. El próximo sábado llega The Caretaker... y me parece a mí que las cosas no seguirán siendo igual cuando todo termine, y mucho menos a la semana siguiente.
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