17 junio 2013

Un vistazo a Algo Azul/9: El dilema del gemelo


La ficción está llena de precedentes de robots que se hacen pasar por humanos: en parte a eso se remite el concepto de “androide” y “ginoide”, a la capacidad de parecer personas, ya en su concepción original en las Kourai Khryseai de Hefesto[1]. Pero sin duda hay dos casos destacados, dos referentes clave en nuestro mundo moderno: los replicantes de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick, y el detective robot creado por Isaac Asimov, R. Daneel Olivaw[2].

Aunque en un primer momento pudieran parecer robots, lo cierto es que dentro de los daleks que el Doctor encontró en Skaro en su segunda aventura habitaban criaturas orgánicas. Pero aunque nadie podría confundir a un dalek con una persona, sí que fueron ellos quienes diseñaron, en su tercer encuentro, al duplicado robótico del Primer Doctor. Fue en The Chase (1965), y tanto Ian como Barbara tuvieron ciertas dificultades para diferenciar al auténtico.

En la aventura del Cuarto Doctor The Android Invasion (1975) nos sumergimos en un pueblo lleno de misteriosos duplicados robóticos. El villano, Styggron, crea incluso una copia del Doctor bajo su control, con todos sus recuerdos y experiencias. Años después, aún con el Cuarto Doctor, The Androids of Tara (1978) plantea el homenaje definitivo a la madre de las novelas “de impostores”, El Prisionero de Zenda, con una trama de intrigas palaciegas donde abundan los dobles naturales y artificiales, tanto robóticos como genéticos.

Más tarde conocimos a Kamelion: un robot bajo el control del Amo, que dispuso de sus capacidades metamórficas para que se hiciera pasar por el rey Juan Sin Tierra en un intento por hacerse con la Carta Magna (The King’s Demons, 1983). Desafortunadamente, el robot real que se utilizaba en la serie resultó demasiado complejo y aunque siguió a bordo de la TARDIS, sólo reapareció en su aventura final, Planet of Fire (1984)[3].
En la etapa moderna de la serie, las roboformas o “peces piloto” atacaron al Doctor y a sus aliados, disfrazados como papás noeles[4]. El Paciente Cero (En el último momento, 2010) y los Cabeza-Cuchara (The Bells of Saint John, 2013) también camuflaban sus formas inhumanas mediante una proyección ilusoria basada en las expectativas de sus víctimas, camuflándose perfectamente en el entorno.

Pero desde luego, si un doble robótico ha tenido carisma en los nuevos episodios de Doctor Who, ése ha sido la Teselecta, aparecida en Matemos a Hitler (2011) y La boda de River Song (2011)[5]. A medias nave y máquina del tiempo, con una tripulación miniaturizada de 421 personas, el Vehículo del Departamento de Justicia Número 6081, más conocido como Teselecta, era también capaz de cambiar de forma, imitando a cualquier humanoide e incluso sus ropas o su vehículo. Entre sus momentos estelares cabe destacar que Amy Pond la utilizó para mostrar a su hija “Melody” que acabaría por convertirse en “River Song”, ayudándole a luchar contra la programación del Silencio; también su uso por el Doctor para simular su propia muerte en Utah. Y en el universo alternativo en el que River no disparó, el Doctor, a bordo de una Teselecta en forma de Doctor, se casó con River Song en lo alto de una pirámide.


[1] Doncellas doradas construidas por el herrero olímpico que le ayudaban en la fragua, según Homero. Vid. La Ilíada, Libro 18. Cf. La hueste, los robots angélicos de Max Capricorn en El Viaje de los Condenados (2007).
[2] Aparecido por primera vez en 1953 en la novela Bóvedas de acero. Luis G. Prado, tr. (Barcelona: Debolsillo, 2005).
[3] En medio hubo una secuencia más con él, grabada para el serial The Awakening (1984), que no se emitió por falta de tiempo.
[4] La invasión de Navidad (2005), Novia a la fuga (2006).
[5] Y, como revela La Boda, también en El astronauta imposible (2011).

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