Si hoy es sábado, tenemos una nueva oportunidad para hablar de teatro whovian. Hoy vamos a dedicarnos a una especialidad escénica que en los últimos años ha cobrado cierta relevancia: los monólogos.
Y si hablamos de monólogos whovian, la primera persona a la que hay que mencionar es Toby Hadoke. Toby es actor, escritor y cómico; ha moderado una decena de comentarios en los DVD de la serie clásica de Doctor Who, y durante algunos años consiguió un cierto éxito en Gran Bretaña con su espectáculo Moths Ate My Doctor Who Scarf (Las polillas se han comido mi bufanda de Doctor Who). Este monólogo autobiográfico habla de su serie favorita, por supuesto, pero también de cómo esta se ha ido entretejiendo con su vida, por ejemplo convirtiéndose en una forma de atajar el abandono de su padre, o la relación con las mujeres. Hadoke ha girado por todo el Reino Unido desde 2005 (en un formato bastante distinto) hasta el 17 de noviembre de 2013, momento en que dará la que será probablemente la última representación.
Este año, Toby Hadoke ha presentado una especie de continuación de su monólogo (y por tanto, de su autobiografía): My Stepson Stole My Sonic Screwdriver (Mi hijastro me ha robado el Destornillador Sónico) donde sigue vaciándose un tanto catárticamente, tanto para expertos en la serie como para los legos en la materia.
Toby Hadoke marcó un camino que otros han intentado seguir: en el festival Fringe de Edimburgo de este 2013 (del que hablamos en nuestra anterior entrega) se presentaron otros 2 monólogos en esa línea: Rob Lloyd: Who, Me se estrenó originalmente en otro Australia en 2011. Se encuentra a medio camino entre el monólogo y la narración. Como Hadoke, Lloyd se basa en su propia historia vital, pero a diferencia de él no defiende apasionadamente la serie, sino que se pregunta si ésta ha hecho de él un tipo cabal o un desecho social. Paradojicamente, está aún más lleno de referencias whovians que Moths o My Stepson; y quizás a modo de karma cósmico, el propio Lloyd tiene un parecido físico a David Tennant más que llamativo...
Por último, tenemos a Martin Stewart, que el 1 de agosto se enfundó por primera vez en la personalidad de un extraño whovian de la vieja escuela que acaba de quedarse solo. En el one-man-show Pyramids of Margate se mezclan pequeñas tragedias personales y diminutos triunfos aún más personales. La historia, esta vez sí, es totalmente ficticia. O quizás no del todo...
Pyramids es una obra de planteamiento interesante que pierde un poco el fuelle irónico en su segunda mitad, donde deja la objetividad y se vuelve desmedidamente whovian, y sin complejos.
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