La expectación ha sido máxima. La promoción, intensa. La fecha, más señalada imposible (hasta dentro de otros 50 años, para celebrar el 100º con los 57 Doctores). ¿Qué tal ha funcionado The Day of the Doctor como episodio, como película y como celebración del aniversario de Doctor Who? Y, teniendo en cuenta las declaraciones de Steven Moffatt, que anunciaban un "giro copernicano" en el motor, en la dirección de la serie, en lo que hace que el Doctor viaje y actúe, ¿cómo ha funcionado en relación a la mitología interna?
El capítulo
The Day of the Doctor funciona bien como episodio 799 de Doctor Who. Muy bien, incluso: tiene acción, tiene drama, tiene comedia, tiene unos secundarios con un mínimo de "carne" tras su función en el episodio, tiene el regreso de monstruos clásicos (esencialmente los zygons; los daleks aparecen más como fuerza de la naturaleza que como "enemigo") y nos muestra elementos "secretos" de la historia que hasta ahora sólo sospechábamos (el Doctor Guerrero, la Caída de Arcadia, el Momento, lo que ocurrió con el Décimo Doctor entre Las Aguas de Marte y El Fin del Tiempo...). Los Doctores están en forma; la compañera -porque sólo hay una, Clara- queda un tanto relegada, pero también. Incluso Billie Piper tiene la oportunidad de pasárselo bien haciendo algo muy distinto al material que le dieron en el pasado.
Aunque después hablaremos del papel intrínseco que tiene dentro de la continuidad de la serie, quiero remarcar aquí que la historia es totalmente compatible (y consciente) con los hechos que transcurren en El Fin del Tiempo: allí, el Presidente Rassilon trama un complot, asumiendo que el Doctor tiene aún control de El Momento, interfiere en el pasado del Amo convirtiéndole en quien es, saca a Gallifrey del bloqueo de la Guerra del Tiempo y es devuelto a él, todo en el último día del conflicto. En The Day of the Doctor, los generales de la Sala de Guerra nos dicen que "el consejo está reunido y tiene sus propios planes" y descubren la desaparición del Momento: desde el punto de vista de Gallifrey, El Fin del Tiempo transcurre entre esta escena y el salvamento de los Doctores.
Comparado con otras historias especiales de larga duración, el ritmo de The Day of the Doctor funciona favorablemente: no se "arrastra" tanto, por ejemplo, como el conjunto de La Tierra Robada/El Final del Viaje (2008) -105 minutos que quedarían más redondos con un cuarto de hora menos- o El Fin del Tiempo (2009-2010) -que suma 135 minutos entre sus dos partes y al que a mi juicio le sobran de 15 a 20 minutos-. A diferencia de ellos, claro, no tiene que dividir su acción en episodios colindantes, con sus respectivos crescendos y cliffhangers, sino que puede organizar el ritmo en función de un único metraje. Como ocurrió con The Five Doctors en 1983, esa independencia le beneficia.
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La memoria puede jugar malas pasadas... |
La película
Sin embargo, tomando The Day of the Doctor como película, no me acaba de funcionar. No es que le falte ambición ni calidad de ejecución: a Tennant, increíblemente, le noto falto de star quality; la amenaza es demasiado contenida, demasiado interior para lo que pide la hambrienta pantalla (Gallifrey YA HA CAÍDO para los espectadores; esa NO es la amenaza, porque su resolución final es una sorpresa, no hay una verdadera trayectoria, una trama, que nos dirija hacia allí); buena parte de la historia, requiere un conocimiento de la tradición de estos 50 años que van mucho más allá de los guiños que un cincuentenario de James Bond pueda hacer a su pasado. Tamaña evocación al pasado del Doctor se convierte sin remedio en una evocación televisiva, en recuerdos ligados a una pantalla, a un cuarto de estar, a un ordenador en los tiempos modernos.
No obstante, me parece que el lugar idóneo para verlo es, en efecto, la sala de cine: no sólo -aunque es un factor importante- por la "catarsis" colectiva del encuentro entre fans. Esencialmente porque el 3D es el más satisfactorio que he podido ver desde quizás
Avatar. El director,
Nick Hurran, lo aprovecha para darle profundidad a las imágenes, y no en trucos baratos de lanzarle dedos o metralla al espectador: los cuadros tridimensionales que tanta importancia tienen en la trama, la profundidad de la entrada de Clara en la TARDIS, incluso los ambientes cargados de polen o de polvo, se benefician intensamente del 3D. Mi aplauso, por tanto, a Hurran, por su dedicación y planificación al respecto. No nos ofrece tanto una aventura nueva, hecha para el cine, sino una
ambiciosa historia para la televisión que puede pasearse sin vergüenza
por los proyectores de medio mundo. Y a fin de cuentas eso es lo que es: un híbrido curioso que sólo en cine no aguantaría (como quizás sí podrían hacerlo otras historias como
Lobo Malo/El Momento de la Despedida o, incluso,
El Astronauta Imposible/El Día de la Luna) pero
además en cine, sí.
Además, las dos escenas especialmente rodadas para el cine (la del Sontaran y su escuadrón recordándonos lo que NO hay que hacer en el cine -comer palomitas ya nunca será lo mismo-, y la de los Doctores preparándonos para el 3D y para el centenario de la serie) son muy, muy divertidas.
El aniversario
Por lo tanto, quizás haya que mirar The Day of the Doctor desde un prisma distinto, como especial qjue es, como celebración del 50º aniversario de la serie. En ese sentido toma un referente básico como The Three Doctors (1972): Gallifrey bajo asedio de un poder imbatible; tres Doctores al rescate, rompiendo las leyes del tiempo, y finalmente un cambio de rumbo para el Doctor "vigente". En el caso del Tercer Doctor el perdón de sus superiores y el desbloqueo de su TARDIS, permitiéndole desde entonces volver a viajar a placer por el espacio-tiempo; en el del Undécimo Doctor, el propio perdón por unas acciones que ahora sabe que no cometió y el nuevo objetivo para sus viajes: encontrar Gallifrey, volver a casa.
Hay bromas que se repiten desde entonces: el menosprecio inicial del
Doctor más viejo hacia sus contemporáneos ("¡sois sus compañeros!"); el "¡has redecorado! No me
gusta" del penúltimo Doctor hacia la TARDIS del actual. Pequeños regalos para los fans trufan el episodio, desde la revelación de los secretos ya mencionados, hasta la aparición del muro de los compañeros, el retorno de UNIT, la mención al Brigadier, los zapatos de River Song, el Manipulador de Vórtice de Jack, el fez, la bufanda, el Bad Wolf, la TARDIS con redondeles, la unión de todos los Doctores, la mirada de Capaldi, incluso el time-scoop de The Five Doctors con los que el Interfaz del Momento une a los protagonistas, culminando en la aparición especial de ese Tom Baker que es el Cuidador del Museo, y que podría sólo ser eso, y un viejo amigo y admirador del Doctor, o además podría ser una versión futura del Doctor que está "revisitando viejos rostros". Nada queda en firme aún, pero ambas posibilidades son igualmente atractivas: lo importante no es eso, lo importante es que ES TOM BAKER.
Como celebración es posiblemente el mejor episodio de toda la serie, absolutamente imbatible si le sumamos como prólogo el miniepisodio The Night of the Doctor con Paul McGann. Sólo hubiera sido aún más perfecta si la regeneración del Doctor Guerrero hubiera culminado completamente y hubiéramos podido disfrutar aunque fueran 2 segundos de Christopher Eccleston. Pero son puras ansias de fan completista: no es mejor el que más enseña, y desde el punto de vista del Doctor 8.5, puedes ponerte a ver Rose inmediatamente a continuación de The Day y sonreír tan a gusto.
La mitología
Hablabamos del encuentro entre los Doctores modernos y ese 8.5. Nos recuerda a otras celebraciones multi-Doctor, pero también hay un cambio sustancial en la relación: la reverencia con la que el Segundo y el Tercer Doctor trataban al Primero aquí se ha vuelto, "a falta de otra expresión, pavor" hacia el Doctor Guerrero de John Hurt. Hay una deferencia, pero también una distancia: ellos están destrozados, intrínsecamente alterados en sus trayectorias por la desaparición de Gallifrey que se vieron forzados a llevar a cabo cuando eran él; él ha visto y vivido la Guerra del Tiempo, y sin embargo está mucho menos afectado que ellos, porque aún no ha tenido que sobrevivir con la responsabilidad de esa decisión, está tomándola, de hecho, pero mientras transcurre su encuentro con sus potenciales yos futuros la aplaza. Se da un respiro. La calma que precede a la Tormenta. Como dice Clara, no hay duda que los ojos más viejos son los de Matt Smith, no los de John Hurt, 400 años más joven y con una carga moral aún potencial: "¿y los niños?", se pregunta. El Décimo lleva sobre sus hombros la dolorosa respuesta, como Señor del Tiempo Victorioso que es, la conoce muy bien (aunque no haya mucho de él en su relación con la reina Elizabeth). El Undécimo ya la ha olvidado, el dolor se ha apoderado totalmente de él y sólo ese olvido (muy acorde con el Silencio como gran enemigo de su vida) le protege.
Porque ese es el gran legado del episodio: Gallifrey no ha vuelto, pero narrativamente sí lo ha hecho. Y con ello el Doctor, y Doctor Who, han cambiado de manera radical: su objetivo, su horizonte, su camino, tienen nuevo rumbo. Hay mucho que replantearse, por supuesto: ese dolor fundamental del 9º, 10º y 11º, ¿son ahora falsos? ¿El recuerdo de algo que nunca ocurrió?
Veámoslo de otra forma: 10 y 11 dependen de la existencia de 9; y el Noveno Doctor es como es, y hace en su temporada de 2005 el viaje interior que hace, gracias a que 8.5 destruyó Gallifrey. Entonces, ¿10º y 11º han cambiado la historia o no? Unos 10º y 11º que, como dice el Momento, son potenciales. No existen aún.
Para el Doctor Guerrero, son estados cuánticos de su futuro. Podemos discutirlo, pero en el fondo es la intervención de Clara la que EVITA que los tres juntos, o 8.5 en solitario, destruyan Gallifrey. Es la influencia de la companion sobre el Doctor, SALVÁNDOLE una vez más. Salvándole de sí mismo. Salvándole de su dolor. Ignorando al parecer que, en los últimos días de la Guerra del Tiempo los Señores del Tiempo eran tan crueles, tan terribles como los Daleks (cf. El Fin del Tiempo - 2ª parte, The Night of the Doctor), olvidándose del monstruo y centrándose en las víctimas, los civiles que sufrieron la guerra. Recordando su promesa, la que le hace ser el Doctor.
El Noveno Doctor, por lo tanto, no está, y sí que está: está en esa regeneración que no llegamos a ver, y está en ese Lobo Malo que es el interfaz del Momento. Porque recordemos que el Noveno Doctor murió precisamente absorbiendo el poder del vórtice de Rose. The Day of the Doctor, por tanto, toca de manera fantasmal los bordes del nacimiento y de la muerte de ese Doctor. Nunca, ni en The Five Doctors (1983) ni en Timelash (1985) un Doctor ausente había estado tan presente.
Y si uno de los momentos de esta historia concentra epicidad es precisamente la reunión -o mejor dicho la coordinación- de los 12 Doctores con sus TARDIS en el salvamento de Gallifrey. ¿12? "No señor, los 13". La mínima aparición del Doctor de Capaldi -de sus ojos, en realidad- da un aire definitivo a la escena, más incluso que la "metafórica" alineación final del episodio: ¿para qué si no se iban a reunir todos ellos? Salvar el universo es algo que puede hacer cualquiera de ellos en solitario. Pero salvar el hogar, hacer lo absolutamente imposible, rompiendo las normas, las reglas, los fundamentos de la realidad, sencillamente porque es lo correcto, porque es lo que haría el Doctor, porque él no se rendiría... ¡Ah, eso requiere la suma de todas sus partes! Especialmente en el caso de un Señor del Tiempo. Wonderful chap. All of them.