Ilustración de Conrado "Entiman" Martín |
Entre las muchas virtudes que tiene el capítulo "Tiempo de hechizos" de El Ministerio del Tiempo, el tercero de la tercera temporada (toma doble número mágico) se encuentra la sorpresa; el cogerte a trasmano, con el paso cambiado. Algo que se le debe de pedir siempre a un relato de terror, más allá de la atmósfera (e incluso más que la atmósfera).
Porque como espectadores tardamos bastante rato en descubrir qué tipo de capítulo es "Tiempo de hechizos", un mérito primero de sus guionistas, Ángel Aranda y Anaïs Schaaff, y luego de su director, Koldo Serra. Nuestras sospechas sobre quiénes son los buenos y quiénes los malos pueden ir más o menos desencaminadas, pero a la gran mayoría se nos quedó la boca abierta cuando vimos el aquelarre y quiénes participaban en él. Es en ese momento cuando descubres (y te das cuenta de que las pistas estaban ahí todo el rato) que este no es un capítulo sobre Bécquer sino a la manera de Becquer; que es un capítulo de Pacino; que además de ser una proclama furiosa sobre la intolerancia a lo largo de los siglos es un alegato romántico (strictu sensu) de la libertad. "Tiempo de hechizos" es el Hombre de Mimbre español, un relato fantástico anclado a partes iguales en la magia ancestral, esos viejos cultos paganos ajenos al cristianismo, y las peores partes de nuestra realidad más física. La Mencía que interpreta Miryam Gallego reune el misterio, la vulnerabilidad de las víctimas y, al final, la fuerza desesperada de quien se niega a renunciar a su último atisbo de libertad.
Incluso con las explicaciones finales sobre lo que ha motivado el cambio temporal de alianzas dentro de la Patrulla, "Tiempo de hechizos" marca un antes y un después para ellos, porque nos muestra lo que, bajo las circunstancias adecuadas, son capaces de llegar a hacer cada uno. Incluso si más adelante superan lo que han hecho y lo achacan a la debilidad frente a la droga, es un episodio doloroso (Hugo Silva no da puntada sin hilo, particularmente en el tercio final del episodio, pero es que la progresión sometida de Aura Garrido y Nacho Fresneda es la otra mitad de la ecuación de la inquietud), un capítulo en el que la historia tal vez se haya salvado, pero todos han perdido. Todos acaban llevando consigo una parte de la maldición de Trasmoz.
Es interesante descubrir que el capítulo, originalmente, tenía que haber servido para despedir a Julián Martínez si Rodolfo Sancho hubiera continuado una temporada más. Concretamente, dentro de una trilogía de despedida y en relación a los sueños premonitorios que compartía con Lorca. Aunque el resultado final del capítulo sea, por sí mismo, plenamente satisfactorio, no deja de llamar la atención que podríamos haber tenido a Lorca y Bécquer en un mismo episodio.
La otra trama de "Tiempo de Hechizos", las pruebas a las que es sometida la joven Lola Mendieta, culminan con una intrigante revelación: si Lola ha leído acerca de su futura traición, ¿estará cumpliendo con la Historia, pero no traicionando realmente al Ministerio, si decide cumplir con lo que su expediente dice que hizo/hará? ¿Es Lola Mendieta, en el fondo, la agente más fiel al Ministerio? Una serie de preguntas que despiertan el juego mental de la paradoja y del único personaje que, probablemente, acabará habiendo venido del futuro del Último y Principal Ministerio (recordemos que la Lola adulta ya recordaba los historiales de Julián, Alonso y Amelia).
Por último, el avance del siguiente capítulo nos desvela una intrigante sorpresa: sí, el próximo será "el capítulo de Goya"... pero también el del regreso de Marta, la ex compañera de Pacino en el Ministerio de los años 80.
Puntos de contacto: Blancanieves y los Siete Enanitos (la muerte de la bruja/secuencia animada), El hombre de mimbre (The Wicker Man), Las brujas de Zugarramurdi, Estudio 1: Las brujas de Salem, el cine de la Hammer.
Reseñas de El Ministerio del Tiempo