26 marzo 2014

El Festival de los Cerezos/3

Cuando las cosas se hubieron calmado un poco, Ikari habló:
- Debo agradeceros a ambos vuestro empeño -empezó a buscar en su bolsa de viaje-. Baba Wakahisa, os habia traido un bonito arreglo floral, pero siento que estas viles criaturas lo han echado a perder.

Su mueca de descontento al ver el estropicio divirtió a la bruja del pelo blanco:
- Flores ensangrentadas. Muy oportunas -las aceptó-. Seréis mis invitados y volveréis conmigo a Koyotei cuando haya terminado los preparativos, me tomarán aún un par de días. Es extraño -reflexionó-. No: es absurdo. Esos apestosos son malvados y rencorosos, pero son criaturas subterráneas, odian la luz del sol. ¿Por qué iban a venir aquí a pleno día? -miraba con atención la orgía de sangre que sus visitantes habían esparcido en legítima defensa por el claro-. No siento que hubiera manipulación mágica en ellos.
- ¿Qué sabeis de ellos? -inquirió Kousei, empezando a buscar en los cadáveres alguna explicación para su comportamiento: no eran jorobados como al principio les había parecido, sino que llevaban ocultas pequeñas mochilas en las que guardaban objetos de muy distinta procedencia, y en la mayoría de casos claramente fabricadas para seres de tamaño humano-. ¿Suelen ser tan violentos?
- Son mites -explicó ella-. Yokai menores, parientes de los kami y de las hadas, pero más terrenales. Viven en cavernas y túneles bajo tierra, y aunque son crueles no suelen atacar sin provocación. No es nada normal que busquen problemas, y aún menos en estas condiciones. Esto es muy extraño.
Cogiendo una pala que había junto a la casa de Wakahisa, y tras pedir permiso para ello, pues después de todo aquel era un "bosque de bruja", Kousei comenzó a excavar tumbas para todos los atacantes.
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En Koyotei, mientras tanto, también anochecía. Ahei Hiro, el enorme dueño de la hostería "Las 12 Casas" miraba con un punto de tristeza a su protegido Teru.
- ¿Donde vas a dormir hoy? -preguntó el posadero. Teru había cantado, bailado, reído y bebido cuanto sus escasos recursos le habían permitido desde antes incluso que el sol comenzase a declinar. Empezaba a encontrarle el punto al sake. Algunos de sus compañeros de fiesta proponían ir a los tugurios del puerto para acabar de liarla en el embarcadero.

Hiro insistió:
- Tienes que hacer algo con tu vida, Têru. Muchos chicos de tu edad van a tratar de superar el grado de maestría en estas fiestas. Y tú podrías si quisieras, estoy seguro, pero aún no sabes ni qué quieres ser. Y desde luego no te veo como maestro de nadie.
Teru sonrió con su encanto habitual y se inventó un par de excusas tranquilizadores que no acabaron de convencer a Hiro. Sentía que estaba perdiendo un tiempo magnífico hablando, cuando podría estar ahí fuera disfrutando. Al cabo de poco se reunía con sus compañeros de camino al puerto:
- ¡Aquí está el zorro de la suerte, muchachos!
Teru, el kitsune de morro y cola blancos, y sus tres compañeros de fiesta humanos -a dos de ellos les había conocido hacía una hora- salieron con provisiones de "Las 12 casas" y entre cánticos de taberna enfilaron la avenida principal de Koyotei de camino al Este.

Cerca del pequeño dojo de Kuroshiwa Yumeiko, la comitiva encontró a la tengu departiendo con el ilustre "sen" del pueblo, el hechicero Tachibana Kokomo. Estaban serios, preocupados incluso, a juzgar por Teru. Kuroshiwa enarcó una ceja cuando el grupo se le acercó:

- Vaya, pero si es el comité de fiestas de Koyotei con su honorable presidente a la cabeza, el gran Maestro Zorro.

- ¿Dónde vais a estas horas, muchachos? -preguntó el mago. Aún no había llegado a los 50 años de edad, pero Teru sospechaba que había sido igual de serio y de calvo toda su vida.

- ¿Dónde quieres que vayan? -replicó la tengu-. Van al puerto, por supuesto.
Teru hizo una profunda reverencia:
- Sensei Tachibana, sensei Kuroshiwa. ¡Ya saben que son bienvenidos a esta fiesta! ¡Cantaremos, beberemos y reiremos como si la luna tuviera que llevarnos al otro mundo! En nuestra pequeña jauría no hacemos distinción de raza, género o edad, y lo mejor de todo, las risas y las chanzas están garantizadas...Además -añadió inspirado, mirando a las estrellas-: no hay nada de lo que preocuparse, ¿verdad? -y dando un par de pasos hacia los dos adultos, repitió en voz más baja-. ¿Verdad?
- Nada en absoluto -dijo la tengu-, más que de aprovechar el día y la noche.
Teru decidió que mentía fatal, y que la calva de Tachibana pareciese palidecer ante la pregunta no hizo sino acentuar sus sospechas.
- Tened cuidado si vais al puerto -añadió el mago-, últimamente hay más gorotsukis de lo recomendable. Nuestro ilustre capitán Po debería hacer una redada -¿gorotsukis? ¿Elementos violentos en el puerto? Vaya...
- ¡Oh! Y hablando de elementos pintorescos: he oído que vuelve a andar por allí el viejo Goro el Borracho -añadió Yumeiko.
- ¿Goro? ¿Pero aún vive ese hombre? -se asombró el mago-. Lleva toda la vida rondando por la provincia, desaparece cuando lo echan y siempre vuelve... Ése ha trasegado más alcohol en sus años que los alambiques de una destilería.
Por supuesto que Teru había oído hablar de Goro: era la leyenda de todas las tabernas. Si tenía una oportunidad de conocer al borracho más borracho de aquellos pagos, no podía desperdiciarla.

21 marzo 2014

Des del passat: Daniel Anglès i Patrícia Paisal

Fa molt de temps... concretament el 25 de gener de 2002... acabat de tornar del viatge de noces, portava jo ja un parell treballant a WorldWide Radio. Però aquell dia en concret vaig poder entrevistar a dues persones que m'encanten  sobre un dels temes que m'apassionen: el musical. A una d'elles la vaig conèixer aquell mateix dia i tot i que no parlava gaire i que era una noia molt joveneta, es notava ja que la Patrícia Paisal tenia les idees molt clares sobre la feina que havia escollit, i el camí que volia seguir.

Disculpeu si a estones se'm nota pedantot o massa entusiasmat: era tot just un pipiolo que començava i tenia la oportunitat de passar una estona xerrant del que em trastocava amb gent a la que admiro. Ben pensat, han passat 12 anys i encara ho sóc i encara els admiro. I encara em trastoca...

Àudio complet:
Redux en vídeo:

19 marzo 2014

El Festival de los Cerezos/2

- Saludos venerable anciana -saludó el joven errante con una breve pero firme inclinación, antes de atarse la horca a la espalda-. Mi nombre es Kousei y soy un viajero de vuelta al hogar.

La anciana de largos cabellos blancos, sin embargo, no apartaba la mirada del otro visitante, el de rasgos simiescos y pelo dorado:

- Bienhallada Wakahisa-sama -intervino aquel con una sonrisa radiante-, he venido a buscaros a vos, pues el Festival de los Cerezos se acerca y pronto tendremos de nuevo el inmenso honor de recibir vuestra visita. Esta vez me dije "seguro que un poco de compañía le hará el camino más agradable" -la mirada de la anciana dejaba a todas luces clara su desconfianza. Ikari carraspeó-. Tampoco os negaré que he venido buscando conocimiento, y ¿quién mas instruida que vos en toda la región?

- Zalamero -dijo ella con algo parecido a un reproche, aunque luego sonrió-. Sabes como tratar a una baba. Aunque por un momento casi creí que habías venido a hacerme compañía y no por el interés, como siempre. Casi.

Durante su intercambio, Kousei había parecido abstraído, perdido en los sonidos del bosque:
- Se oyen ruidos por el camino de la derecha -dijo entonces-. ¿Esperáis más visitas, venerable?
- Es un bosque -respondió ella-, siempre hay ruidos -Ikari tampoco oía nada digno de mención. Y entonces-. ¿Pero qué...?
Por el camino del Este acababan de aparecer dos seres azules de apenas un metro de altura, la mayor parte de ella debida a sus grandes cabezones. Lo cual era una lástima, considerado lo terriblemente feos que eran. Vestían ropajes harapientos y empuñaban unas dagas diminutas, casi meras esquirlas de metal, tan toscas como peligrosas. Venían moviéndose con un enorme sigilo, pero al llegar por fin al claro y ver al grupo allí reunido, sonrieron aviesamente. Wakahisa abrió mucho los ojos al verlos, y compuso una mueca entre la sorpresa y la repulsa.

Tras la pareja de azulillos cabezones apareció un tercero, con la particularidad de que éste iba montado sobre una  araña negra de dorso rojo, tan alta como cualquiera de los allí reunidos y tan gruesa como todos ellos. Durante un momento la escena parece congelarse así, mientras todos se miraban.
- Yo me ocupo de la araña -dijo Wakahisa con voz queda-. Deshaceos vosotros de esos apestosos.

Casi se diría que era una señal acordada: Kousei se lanzó con celeridad suprema hacia la primera de las feas criaturas. Echando mano a la horca que acababa de guardar, ensartó al hombrecillo azul, que un momento después se desplomaba sobre la hierba en un mar de sangre, tan roja como la de cualquiera. El otro hombrecillo gruñió algo ininteligible y una forma neblinosa que recordaba a una calavera salió de su boca, impactando contra Kousei y se dispersó como el humo que era.

No muy lejos Wakahisa daba un paso hacia la enorme araña. Su blanca cabellera se agitó movida por un viento inexistente y pareció entonces adquirir vida propia. Dos mechones serpentearon por el aire, estirándose casi tres metros hasta enredar la cabeza y las patas delanteras de la araña e impidiéndole avanzar o retroceder.

Recuperándose de su estupor, Ikari corrió a refugiarse tras un árbol solitario que crecía en el claro, cerca de donde luchaba Kousei. Señaló en su dirección: con un rielar del aire, apareció tras el azulillo un águila magnífica de plumas doradas que cosió su fea cabeza a picotazos y arañazos con sus fuertes garras. En pocos momentos el invasor estaba tendido en el suelo con un ojo menos, inconsciente o peor.

- ¡No os relajeis! -exclamó la bruja de pelo blanco, forcejando aún con el desproporcionado arácnido-. Ahí vienen más.

En efecto: de entre los matorrales surgieron otros cuatro pequeños seres, tan azules y tan feos como los primeros; más era difícil. Los que pasaban junto a sus compañeros caídos miraron a los jóvenes viajeros con inquina. La horca de Kousei comenzó a volar de un lado a otro, como si estuviera poseida, derribando por la firme mano  del errante a otros dos apestosos azulillos.

- Ikari, ¡permanece detrás mío!

Uno de los invasores se lanzó sobre Ikari y le clavó en la pantorrilla la sucia esquirla de metal que blandía:
 - ¡Aargh!
Kousei respondió, saltando como un resorte hacia él y terminando con su miserable existencia. El hombre-mono decidió aprovechar el momentáneo respiro para dibujar unos kanji arcanos en el aire: el dibujo destelleó una vez como polvo de oro y de deshilachó en un montón de trazos que formaron una suerte de armadura kikko alrededor de Ikari. El águila daba buena cuenta de los otros cabezones, pero esto distaba aún de haber terminado:

Wakahisa estaba ganando la pugna contra la araña, mientras el que la montaba le hincaba los flancos y trataba de excitarla para que reaccionara y se librara del cabello encantado de la anciana del bosque. Entre los pies de su dueña, el pequeño lagarto correteaba nervioso, y se detuvo expectante cuando la bruja le partió la cabeza a la araña y atrapó, antes de que pudiera huir, a su jinete..

- ¡Aquí llega el grueso! -exclamó la bruja.
Seis enanos azules más aparecieron en el claro del bosque, en esta ocasión lanzando dardos contra Kousei e Ikari. Los dos viajeros se protegieron tras el árbol. Uno de los feos invasores lanzó una nube-calavera contra el águila que ya había abatido a dos de sus compañeros, y el plumaje del animal se erizó, sobrecogido por aquel extraño fenómeno.

El errante parecía crecerse a medida que la lid avanzaba y el número de enemigos iba en aumento. Parecía una persona muy seria y contenida para su edad, a menudo impetuosa, pero ahora que podía poner en práctica su destreza marcial también se le notaba una sincera alegría por ello. Se movía por el campo de batalla como un verdadero torbellino, repartiendo muerte azul y roja: hincó la horca en el pecho del azul más cercano, y tras derribarlo le atravesó de parte a parte la pierna a un segundo, con un estallido de tendones.
- ¡Aguanta, Ikari!
Los últimos supervivientes de la incursión no parecían decidirse por la opción más sensata, la retirada: uno de ellos pilló a Kousei por detrás y le hizo un feo corte en la pantorrilla, mientras Ikari, rodeado por otros tres, sacaba todo el partido posible al tronco del árbol: esquivaba como un loco. Cuando la daga de uno de ellos se quedó incrustada en la corteza, a un palmo de su cuello, pudo darse cuenta que su simpleza aparente escondía un diseño particularmente trabajado. El dolor le hizo salir de sus observaciones: otra de aquellas dagas estaba ahora alojada entre sus costillas.

El águila se sacudió de encima el miedo que la atenazaba: aunando sus garras con la horca del errante Kousei, pronto dieron cuenta de todos los invasores azules. Wakahisa arrojó el cadáver del último junto a sus compañeros. Mas no toda la vida vertida aquella tarde salía de cuerpos azules:
- Baba, por favor, ¿podéis hacer algo? -dijo Kousei, alarmado.
Ikari se desangraba como un cerdo, y notaba crecientes dificultades para respirar. La bruja se aproximó a él y le apartó las ropas; frunció el ceño. Se encomendó brevemente a los espíritus, se frotó las manos repetidas veces y las aplicó sobre el pelaje sanguinolento de Ikari: las notó calientes, casi demasiado. Ante la atónita mirada de Kousei, Wakahisa sacó la daga del cuerpo del invocador: increíblemente, la herida se cerró al paso del metal, como si alguien hubiera hecho retroceder los segundos sobre ella. La baba murmuró algo que sólo Ikari alcanzó a oír y que le dejaría pensando durante un buen rato.

"Venganza".

18 marzo 2014

"Esas horas de la noche" (2014)

El equipo de The No-Nose Dog Project consiguió ayer el 100% de su objetivo de crowdfunding, así que tendremos segunda parte de El Mundo Imperfecto: se acerca El Día de la Madre. ¡Felicidades, y gracias a todos los mecenas!

Pero antes incluso de que El Día de la Madre estuviera financiado, ya apareció una primera secuela de El Mundo Imperfecto que, a modo de minisodio, nos siguió dando más de lo que queríamos: Esas Horas de la Noche, que así se titula, está escrito por el gran imperfecto Sergi Paez, y dirigido por Marta Romero. Esas Horas sigue fielmente la tradición de la miniserie de minisodios oficial "Night and the Doctor" que acompañó al lanzamiento en DVD de la T6: tanto por el título como por el contenido, una conversación nocturna entre tripulantes de la TARDIS; entre aventuras, con un matiz mucho más personal que el que la serie permite imprimir. En este caso, una charla entre el Décimo Doctor (Mat Cruz) y Rose (Rebeca Sánchez) sobre el espinoso tema del amor. Concretamente el amor de los Señores del Tiempo.

Empecemos por el tema argumental: Esas Horas de la Noche, por su elección del tema y el evidente añadido del quiero-y-no-puedo entre Diez y Rose, tiene un matiz muy, muy de fanfiction. Es una de las estrellas del género. Su puesta en imágenes tiene pros y contras: Mat en pijama es un grado menos Doctor, aunque el rosa de Rebeca realce su Rose. Esto es importante: El Mundo Imperfecto nos apelaba como fans, pero Esas Horas de la Noche ya directamente nos tiene que convencer porque no se trata de un homenaje ni una sucesión de momentos festivos. Esas Horas de la Noche va a la yugular de los sentimientos. Tenemos que creernos al Décimo y a Rose, cuanto más mejor, para que nos importe esta pequeña historia, para que realmente nos afecte. El baile de la pareja, que nos recuerda el de El Doctor Baila, es un buen punto a favor.

Mostrarnos la habitación del Doctor es otra osadía genial pero que tiene los mismos dos filos: pese a que las tomas iniciales de Rose nos situan en la TARDIS, la iluminación y las dimensiones generales del dormitorio nos dificultan un grado más la suspensión de la incredulidad. Es evidente que esto no es la BBC y que seguimos hablando, aunque a veces nos cueste recordarlo, de un episodio fanmade, pero cabe siempre tenerlo en mente también a la hora de plantear retos demasiado ambiciosos.

A favor de esa suspensión está la construcción del guión, especialmente la bien llevada evocación de la sociedad de Gallifrey y sus problemas "maritales", y como eso afecta al Doctor. No se trata ya sólo de que los humanos sean efímeros, sino de que los Señores del Tiempo son, indefectiblemente, por diseño, volubles. Por supuesto también está el nivel de actuación: Mat y Rebeca llenan muy bien sus personajes en ese sentido, y logran hacernos creer el debate y la lucha interna que están sosteniendo los dos. Rebeca, personalmente, me sigue fascinando: es genial la manera en que ha logrado hacer suya a Rose, quitándole algo de lo vulgar que tiene el personaje pero manteniendo sus señales de identidad y sus obsesiones. Mat lucha en esta ocasión contra su pijama -aunque ya vimos a Tennant con él en su primer especial navideño- pero tirando del carisma galifreyano y del propio duelo interno del personaje, consigue convencernos.

En el apartado de la cinematografía y la edición hay algunos aspectos menos logrados que en El mundo imperfecto, a la ya mencionada iluminación se añaden algunas uniones entre planos un tanto extrañas. La duración es un tanto excesiva, 11 minutos para una secuencia intimista es a todas luces excesivo: los minisodes oficiales de este estilo se encuentran más bien alrededor de los 3-5 minutos. El ritmo es una de las grandes bazas de Doctor Who, entendido de la manera moderna: con un sólo tema, no hay cambio de escena o tema posible y eso invita a la concisión.

Por eso resulta tan radicalmente interesante el final del corto, con ese cameo breve, intenso y divertido del Undécimo Doctor de Carles Quero (y ¿Lawrence de Arabia?), que en 30 segundos consigue convercernos de nuevo de que sí, esto es fanmade, pero esto es Doctor Who, nenes. En definitiva, esta nueva dosis imperfecta sigue apostando alto, y no siempre ganando la apuesta, pero en su conjunto nos sigue convenciendo por su combinación de ingenuidad, dedicación y capacidad de acercamiento.

EXTRA

14 marzo 2014

Doctor Who: The Space Museum

(2.26 a 2.29)

Algo extraño ocurre en la TARDIS al aterrizar en un nuevo planeta: Ian, Barbara, Vicki y el Doctor, de vuelta de las Cruzadas, se ven súbitamente vestidos con sus ropas habituales del siglo XX. Luego, algo aún más extraño ocurre: un vaso se rompe y vuelve a recomponerse... y a llenarse. El equipo sale a investigar: están en un planeta desertizado en el que alguien ha erigido lo que parece un museo aeroespacial, pero los acontecimientos extraños se siguen sucediendo: no dejan huellas en la arena y, cuando descubren que el museo está habitado, nadie parece verles y oírles. Que al final del primer capítulo descubran qué es lo que está ocurriendo no quiere decir que sus vidas no vayan a correr el máximo peligro en los tres siguientes: porque, ¿que sentido tiene saber lo que va a ocurrir, no ya si no puedes cambiarlo, sino ni siquiera determinarr si es la acción o la inacción lo que va a provocar el fatal desenlace?
The Space Museum es una historia terriblemente atípica dentro de los primeros años de Doctor Who. De hecho, hay quien considera que su primer capítulo, de lejos el más logrado de los cuatro que la componen, es más un episodio de The Twilight Zone que otra cosa. Y en su momento, cuando se emitió por primera vez en 1965, algo así debió parecer a los espectadores habituales de la serie: misterio, intriga, conceptos de ciencia ficción, un verdadero juego con el espacio tiempo. Hoy diríamos: timey wimey, puntos fijos... Pero es que The Space Museum es, en varios sentidos, una historia que conecta más con la era Moffat que con la de Dennis Spooner. Pero Spooner introdujo el sentido del humor como lenguaje de la serie, sí, pero también es el responsable de un hito como The Time Meddler, que inventó por sí solo un nuevo tipo de aventura típicamente whovian: los viajeros en el tiempo que luchan por alterar o mantener el curso de la historia. De hecho, lo que Dennis Spooner hizo muy bien fue demostrar que Doctor Who podía ser muchas cosas. Asegurar, por tanto, su supervivencia a lo largo de los años.

Pese a ese magnífico arranque y la promesa de humor y nuevos desarrollos, el guión de Glyn Jones tiene problemas: el principal, que la historia dure cuatro capítulos. Porque los dos primeros apuestan pornuevos terrenos narrativos y formales que explorar, y brillantes desarrollos para los personajes. Pero los dos últimos se vuelven mucho menos interesantes, mucho más típicos. Ya hemos visto muchas veces, a esas alturas de la serie, como la TARDIS llegaba a un planeta, el Doctor y sus amigos ayudaban a los rebeldes a derrocar al malvado tirano y se marchaban tras haber sido hechos prisioneros un par de veces. Eso no sólo ocurre aquí, sino que el tirano, los rebeldes e incluso los propios decorados son terriblemente aburridos. El guionista Robert Shearman defiende en uno de los extras del DVD que eso es a propósito, que el serial se está riendo de la propia fórmula whovian al tiempo que está extendiendo los temas de la decadencia y la inactividad por todo el serial. No seré yo quien contradiga al autor de Dalek, pero en ese sentido opino que logran mucho más su objetivo otros seriales como Full Circle o Warrior's Gate, fundiendo esos mismos temas con entornos salvajemente atrayentes.


La actuación de los secundarios va de lo pasable a lo indiferente, aunque ninguno lo haga del todo mal, y más bien se trata de que esos personajes son así, no un defecto de los que los encarnan. William Hartnell, William Russell y especialmente Maureen O'Brien son los que tienen más oportunidades para lucirse, justo porque llevan todos un tiempo con sus respectivos papeles y agradecen las ocasiones para demostrar que ya no son unos novatos en estas lides: nunca fue el Primer Doctor más extraño, nunca Vicki tan valerosa y decidida, y nunca Russell pudo poner tan claramente en práctica lo que aprendió contra los Aztecas, los Romanos y la invasión Dalek de la Tierra.

EXTRAS
El DVD de The Space Museum forma parte de un pack en el que se incluye también la historia inmediatamente posterior, la más conocida The Chase. Todos los cápitulos incluyen comentarios de William Russell (Ian), Maureen O'Brian (Vicki) y el guionista Glyn Jones  moderados por Peter Purves (que sucedería a Ian como "chico de la TARDIS" a partir, precisamente, de The Chase y The Time Meddler). 

No hay ningún making-off del serial. En su lugar, como hemos dicho, Robert Shearman trata de mejorar la imagen colectiva que existe de esta historia en "Defending the Museum". Por su parte, la nieta de William Hartnell, Jessica Carney, explica sus recuerdos de la época y cómo fue crecer con tan distinguido pariente en el breve documental "My grandfather, the Doctor", que incluye multitud de fotos de la época, algunas de ellas poco conocidas. Pero sin duda el extra más diverdito es el sketch-documental "A Holiday for the Doctor", donde el actor Christopher Green, en el papel de una vieja gloria teatral (innit?), nos explica cómo se las apañaba la tripulación original de la TARDIS para hacer vacaciones rodando el 95% del año. Aunque el tono es humorístico, las excusas y maneras de "escaquearse" y descansar una semana son reales y verdaderamente antológicas. El final, además, es de traca.

Tenemos también los habituales y muy bien trabajados subtítulos de producción, una galería de fotos del rodaje, recortes de prensa del "Radio Times" en PDF y un trailer del pack "Myths and Monsters" que consigue que Underworld hasta parezca atractiva (lo es, pero no lo parece: otro día hablamos de ella).

EN DEFINITIVA
No me esperaba lo muy interesante que es el arranque del serial y lo muy aburrido que acaba siendo: es habitual que los seriales acaben arrastrándose un poco en su parte media, pero en general la segunda mitad de éste es bastante poco lucida... aunque tras ver la defensa de Shearman uno entiende que quizás había más en el aire de lo que parece a primera vista. No es, por tanto, un serial para empezar a adentrarse en la etapa clásica de Doctor Who. Sin embargo, vale la pena aunque sólo sea por los dos primeros capítulos, verdaderamente brillantes y que conectan The Space Museum con historias como Blink, The Big Bang o The Wedding of River Song.

La calidad de imagen no es la mejor que ha logrado el equipo de restauración, aunque supera por supuesto a las anteriores versiones en VHS.

13 marzo 2014

"El Mundo Imperfecto" (2013)

Los ingleses tienen Devious y, a otro nivel, The Stranger, Downtime o Daemos Rising. Producciones videográficas nacidas de los fans que, especialmente durante los "años salvajes" en los que la serie desapareció de las pantallas, honraron al Doctor y su universo creando puentes entre la mera fantasía del espectador y the real thing. En algunos casos con los actores originales o los monstruos a mano, en otros con apenas los conceptos sembrados por la serie. Siempre fuera de la oficialidad de la BBC pero siempre con el cariño de los whovians.

Ahora bien: somos conscientes de que cariño y calidad no siempre van de la mano. Y cuando digo calidad no sólo me refiero a que los FX y los sets hayan costado millones o que los actores tengan una trayectoria sólida que los respalde. Me refiero a que haya un guión y una dirección que entiendan lo que es Doctor Who: que el fan, además de saberse los datos, conozca el lenguaje visual; que los actores sean capaces de reconocer qué aspectos del guión no son accesorios sino que van a permitirles encarnar al personaje por encima de todos los demás.

Y eso nos lleva a El mundo imperfecto, el primer cortometraje whovian producido en España, por fans y para fans. Pero también por actores, directores y un equipo técnico que lo ha puesto todo de su parte, y con la producción a cargo de otros fans, es decir, recabada a base de crowdfunding. Sergi Paez, a propuesta del Club Català de Ciència Ficció, Fantasia i Fandom (CF3), escribió y dirigió un "pequeño corto" que fue agrandándose en magnitud, duración y ambición y que finalmente sirvió para celebrar el 50º aniversario de Doctor Who, estrenándose a la vez en convenciones de fans de Barcelona y Madrid el 30 de noviembre de 2013.

Antes de nada, de cualquier apreciación objetiva o subjetiva, hay que encomiar una cosa de esta historia: que existe. El mero hecho de que exista El mundo imperfecto no sólo es un regalo para todos los whovians hispanohablantes, es un termómetro candente de la temperatura whovian española. También debería ser evidente para cualquiera el innegable cariño con el que ha sido realizado (y actuado) este capítulo -porque con 43 minutos, lo de "corto" se le queda corto- y el conocimiento de la serie que presenta. Esa base está no sólo cubierta, lo está con creces

Después de reconocer todo eso, uno empieza a profundizar en el análisis crítico: y aunque pueda verse tentado de destacar los defectos del episodio -que no escapan a nadie, pero que siempre tienen razón de ser en su esencia como producción fan: que si un efecto, o algo del atrezzo, que si un personaje con poca convicción o con una intensidad que no le encaja-, a mí me pueden sus virtudes. En especial esa primera aparición del Noveno Doctor, ese gran Primer Doctor de Jordi Armengol, el carisma autocomplaciente del Décimo de Mat Cruz -porque así era el Décimo de David Tennant en 2006-, pero sobre todo, el trabajo de Carles Quero y Rebeca Sánchez como el Undécimo Doctor y Rose Tyler. Todo el mundo brilla en algún momento, pero ellos clavan sus personajes en cada una de sus frases, e incluso cuando no las tienen.

El trabajo del propio Sergi Paez, el director y guionista, es minucioso. desde la elección de los cortes entre secuencias o los tipos de tomas -herederos de sus respectivas épocas televisivas- o la ubicación concreta de cada personaje dentro de su arco vital personal. Está claro que Sergi entiende el lenguaje visual de Doctor Who y a uno le entran escalofríos de lo que sería capaz de hacer con un 10% del presupuesto de un episodio de la serie. Aunque fuera de la clásica.

Para alguien que además de ver la serie la coleccione en sus estanterías, sepa que va a tener que dudar si poner este episodio antes de An Unearthly Child o The Pyramids of Mars, entre The Movie, The Day of the Doctor y Rose, antes de Tooth and Claw o después de Cold Blood. Como ocurre con las buenas historias multidoctor; igual que de ellas absorbe la relación entre divertida y tensa de las sucesivas encarnaciones del Doctor.

Con varias sorpresas bajo la manga -spoilers- y una continuación en ciernes que necesita de vuestro apoyo, El Mundo Imperfecto es la mejor producción fan de Doctor Who que se ha hecho jamás en España. Y lo importante es que lo seguirá siendo durante mucho tiempo...

Extras:
Precuela "Convención de aniversario"

)
Mensaje previo en el Doctor Who Day BCN, inspirado en el de Matt Smith en la proyección de The Day of the Doctor.

12 marzo 2014

El Festival de los Cerezos/1

Apenas despertaba la primavera y los cerezos pronto estarían en flor. Su hermana contaba en las cartas que Koyotei estaba preciosa en aquel momento del año, y que la fiesta que lo celebra sería el momento ideal para que su querido hermano mayor acudiera a visitarla.

Lo que sí sabía con certeza es que cada día le calaba ya un poco menos el frío invernal, y para los errantes como él aquello era siempre una buena noticia. Las últimas semanas había estado bordeando el Gran Bosque por la costa oriental de Minkai; buenos pescadores y aún mejor pescado. Atravesando viejas sendas olvidadas por entre los prados que se dirigían hacia la sierra que divide el país en dos mitades, llego finalmente hasta un camino menos perdido, aunque aparentemente igual de poco transitado. De repente, tras un recodo marcado por un discreto promontorio, el errante distinguió la figura de otro viajero solitario, un tipo delgado de porte noble, cubierto de abundante pelo dorado por todo el cuerpo, que aprestaba el paso con un bastón de camino. Nunca había visto criatura igual, y no acabando de decidir si era un ser humano o un kami, decidió hablar con él.

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Koyotei quedaba cada vez más atras: el primer día le rodearon los campos de trigo. El segundo, de cebada, y por la noche una tormenta que durante cuatro horas le caló los huesos. Al tercero, Ikari ya andaba por una pradera salvaje y larga, rodeado el camino de hierba alta y sin más límites que los del horizonte, despejado de nubes por una brisa suave

Era la mañana del cuarto cuando, tras un recodo de cañas y un discreto promontorio, vió aparecer en sentido contrario la figura de un joven monje, por la vestimenta, de cabellos llamativamente largos bajo una jingasa cónica de bambú, que se apoyaba en una especie de tridente u horca de acero. Tras un momento de duda, se acerco jovialmente hacia él:
- ¡Buenos días, viajero! Bienaventurado nuestro encuentro. Me llamo Shinji Ikari, y si bien parece que nuestros caminos se cruzan, estaria encantado de hacer una pausa y compartir mis raciones para escuchar alguna buena historia de tierras lejanas. Si no estoy equivocado os dirigis a Koyotei, o al menos pasareis por alli, y aquella es mi residencia, asi pues... puedo ofreceros tambien alguna historia de vuestro interes. ¿Deseais compartir pan, queso e historias con este viajero?
- Compartiré con gusto tales cosas con vos -le contestó el joven monje. Su rostro, en principio distante y desconfiado, se hallaba ahora relajado.

El errante buscó con la mirada algún lugar de la pradera apropiado para hacer un descanso y tras cederle gentilmente el sitio más cómodo a aquel extraño hombre que parecía un simio, empezó a desempaquerar sus pocas pertenencias, nunca demasiado lejos de su tridente. Parecía agradecido de haber encontrado alguien con compartir su viaje, por muy breve que fuera el momento, pero también un tanto reacio a responder con su propio nombre. Tras unos pocos bocados en silencio y con una mirada vigilante, se atrevió a hablar:
- Mi nombre es Kousei, y viajo hacia Koyotei para asistir al Festival de los Cerezos -frunció por un instante el ceño como si hubiera recordado algo que le preocupara, pero enseguida su rostro volvió a relajarse-. Allí espero reunirme con mi querida hermana pequeña. ¿Qué puedes contarme de la aldea?
- Koyotei es un aldea alegre y activa, donde la prosperidad se va abriendo paso. Son pocos los necesitados que moran en Koyotei. Por lo general, los habitantes son gentes de bien y respetan las leyes. Yo hace ya tres años que habito en la villa y realmente he encontrado un hogar en ella -y ciertamente, Ikari hablaba de su pueblo como de un hogar muy querido, dispuesto a cantar sus virtudes, pero no con la pasión que uno dedica a su verdadera tierra natal.
Retomando el hilo de sus propios pensamientos, Ikari continuó:
- Precisamente voy de camino para ver a la venerable Wakahisa, ella es la curandera y espiritista de Koyotei. Su morada se encuentra a un dia de viaje o menos si mis cálculos no son erroneos.
- ¿Ha ocurrido algo? -preguntó Kousei.
- Me gustaria discutir con ella ciertos temas privados, mas no me demoraré mucho. Baba Wakahisa es una de las figuras principales en el Festival de los Cerezos y seguramente aceptará gustosa un poco de compañia hasta la villa. Al menos eso espero. Si tenéis tiempo... si un dia más en vuestro camino no os supone un problema... Estaré agradecido que nos acompañéis: no me cabe duda, por como cogéis esa horca, que habéis pisado unos cuantos dojos y que vuestra destreza marcial no es la de un principiante. No es que haya demasiados peligros en esta región, más al norte, quizás; pero viajar en compañia siempre es mejor... y sin duda mas entretenido.
- Las compañías que el destino pone en nuestro camino deben ser aprovechadas para aprender de ellas -dijo el monje con una sabiduría que traicionaba la juventud de sus años.
Tras su furgal almuerzo, Ikari y Kousei encararon el camino hacia el Este. El sol brillaba en aquella mañana primaveral, y las nubes altas se desplazaban con la agradable y suave brisa que soplaba desde el sur. No tardaron mucho en ver el bosque al fondo del camino. Desde la llanura resultaba imposible calcular su extensión: al menos se veía un par de millas de denso arbolado en cada dirección de la senda. Allí mismo el camino se bifurcaba en tres: uno se adentraba en el bosque y otros dos tomaban el norte y el sur para rodearlo.. La senda que se internaba en la foresta estaba rodeada de pinos y bambús, apenas contenidos por una valla hecha de estos últimos que trataba de frenar su avance. El ambiente quedaba tamizado por un verde luminoso que lo invadía todo.

A derecha de la entrada de aquel bosque había un cartel de madera clavado en la tierra. De él colgaban cuentas, guirnaldas de flores y una rata disecada atravesada por la cola. En el cartel decía, escuetamente: "Bosque de bruja".

A la izquierda, el viajero se encontraba con algo más familiar: una estatua de piedra bastante gastada por los elementos, con líquenes en la parte de atrás. Representaba a de un monje gordo y sonriente que llevaba un cuenco entre las manos; estaba sentado sobre una piedra redonda, y tenía un pie dentro y otro fuera de los límites del bosque. En el cuenco había dos puñados de arroz, uno de trigo y otro de higos secos.El monje metio mano en su pequeño zurrón y sacó algunas frutas igualmente secas. Las dejó en el cuenco de piedra, junto las manos y saludó respetuosamente a aquel santo de piedra. Hecho esto cedió el paso a su compañero.
- ¿Sabes si este bosque es peligroso? -preguntó con curiosidad, más que aprensión-. Nunca antes tuve ocasión de cruzarlo.
Ikari se encogió de hombros, y aunque él sí parecía más receloso de aquella espesura, cruzó el límite que lo separaba de la pradera y ambos se adentraron en él.
Para pasar el rato mientras caminaban por la espesura, Kousei quiso saber más sobre la fiesta que se preparaba en Koyotei: El festival comenzaría dentro de 7 dias, si las previsiones de los ancianos eran correctas, ya que su arranque oficial se demoraba hasta el día en que florecían los cerezos. Incluiría una feria, actuaciones, competiciones diversas y mucha fiesta durante 10 dias, aunque solo los dos primeros eran el Festival en sí. Uno de sus momentos más esperados era cuando aquellos jóvenes cuyos maestros considerasen preparados se presentaran a evaluar sus respectivas artes, oficios y disciplinas para tratar de conseguir la aprobación imperial y hacerse con el Primer Grado de Maestría.
Sin duda la vida triunfa por doquier en aquel bosque. Pajaros, plantas y otras cosas pasaban justo fuera de su campo visual. Todo parecía en silencio, pero era un silencio engañoso, al acecho. El camino seguía y seguía adelante, hasta que llegaron a un pequeño claro en el que se alzaba una cabaña de bambú con el techo de paja. Además del que traían, otros cuatro caminos partían de aquel claro, ahora ya sin guías que mantuvieran la maleza o a los habitantes del bosque a raya. Ikari se adelantó unos pasos y pidió respetuosamente permiso para entrar en aquel claro.

Tras unos momentos de duda, apareció en la puerta de la cabaña una mujer vieja y arrugada, con una melena blanca que le caía desordenadamente por los hombros. Vestía con ropajes negros con puños blancos, como algunos sen. Por entre sus piernas correteaba una criatura muy curiosa, a medio camino entre un pollo y un lagarto, que torcía la cabeza para mirar a los recién llegados con ojos curiosos y extrañamente inteligentes. Si en aquel bosque habia una mujer que mereciera el calificativo de "bruja", era ella.

Wakahisa sonreía irónicamente cuando salió, pero en seguida se le borró de los finos labios.
- Vaya, así que no eres tú -dijo seca. Y añadió con ojos suspicaces-. ¿Qué has venido a buscar aquí, muchacho celestial?

10 marzo 2014

El hermoso círculo de Wilf Mott

Miras y remiras los capítulos, y a veces tardas en darte cuenta de la belleza implícita en algunas situaciones, demasiado bien cuadradas para ser casualidad. Y entonces es cuando entiendes que el gran esquema de las cosas y el pequeño detalle personal van muy de la mano.

Ese es el caso de Wilf Mott, el abuelo de Donna. Cuando lo conocemos por primera vez, en El Viaje de los Condenados (2007), está en su quiosco de prensa la noche de Navidad. Exactamente a quién pretende venderle el periódico la noche de Navidad, particularmente cuando es consciente de que "todo el mundo" se ha largado de los alrededores de Londres en previsión de posibles ataques alienígenas, nunca me ha quedado claro. Pero ese primer escenario de Wilf, sí.

La primera "broma" visual, evidentemente, está en el póster de los ángeles que tiene Wilf en el lateral de su cabina, y que se relaciona con los ángeles asesinos del Titanic. Sí, he dicho cabina: porque no hay duda de que ese "kiosco" es una cabina que mantiene a Wilf atrapado en la Tierra, una especie de metáfora de lo ordinario y cotidiano de su existencia comparado con sus aspiraciones de que exista una vida más allá, una suerte de anti-Tardis.

Avanzamos hasta su siguiente aparición, en La Estratagema Sontaran (2008): ¿que es casi lo primero que hace Wilf? Quedarse atrapado en la cabina de un coche, en peligro de envenenamiento justo después de conocer por fin a un alienígena, el Doctor (o cuanto menos de ser consciente de ello).

Y para acabar nos trasladamos a su último encuentro con el Doctor, en El Fin del Tiempo - Parte 2 (2010) cuando se convierte, brevemente pero de pleno derecho, en un compañero más... y acaba siendo la causa directa de la muerte de la Décima encarnación (undécimo rostro, duodécima vida) de nuestro héroe. Precisamente por quedar atrapado en una cabina en peligro de envenenamiento (por radiación, esta vez).
¿Predestinado? ¿Maldito? Más bien ecos narrativos, pequeños juegos a tres bandas entre los guionistas, el showrunner y el espectador. Momentos que pueden propiciar el "ah, ya veo lo que has hecho" y que invitan al revisionado.

 Porque a veces puedes tardar mucho en apreciar la belleza implícita en algunas situaciones.

04 marzo 2014

Oscars 2014: ¿resultado?

Mi progresión de aciertos en la quiniela de los Oscars ha ido mejorando sin pasar de lo mediocre: de 24 categorías, predije correctamente 8 ganadoras en 2010, 2011 y 2012, y 10 en 2013. A ver qué tal se me ha dado interpretar la bola de cristal este año...

Mejor Película: 12 años de esclavitud.
Mejor Película Animada: Frozen.
Mejor Película de Habla No Inglesa: La Gran Belleza (Italia).
Director: Alfonso Cuarón por Gravity. Al Cesar lo que es del César...

Actor Principal: Leonardo di Caprio por El Lobo de Wall Street|Matthew McConaughey por Dallas Buyers Club. No es que me gustara la actuación de Leo, pero pensaba que POR FIN...

Actor Secundario: Jared Leto por Dallas Buyers Club.
Actriz Principal: Sandra Bullock por Gravity|Cate Blanchett por Blue Jasmine. Ya, estaba cantado. Pues a mi me sigue gustando mucho más la labor de Sandie...
Actriz Secundaria: Julia Roberts por August: Osage County|Lupita Nyong'o por 12 años de esclavitud.

Guión Adaptado: El Lobo de Wall Street (Terence Winter)|12 años de esclavitud.
Guión Original: Blue Jasmine (Woody Allen)| Her. Vale, pero sólo aporta el punto tierno a un tema que no es original existiendo Blade Runner, S1m0ne, Rompe Ralph e incluso Virtuosity y Weird Science.

Vestuario: American Hustle (Michael Wilkinson)|El Gran Gatsby. Era la apuesta fácil, pero pensaba que el 70terismo de American iba a ganar
Dirección de Arte: American Hustle (Judy Becker y Heather Loeffler)|El Gran Gatsby. Discrepo de nuevo. Creo que Gatsby naufraga a veces en retratar correctamente y de una manera personal la época.
Maquillaje y Peluquería: El Llanero Solitario (Joel Harlow y Gloria Pasqua-Casny)|American Hustle. Abusones... Depp de indio viejo estaba genial, entre otros detalles.
Cinematografía: Gravity (Emmanuel Lubezki).
Montaje: Gravity (Alfonso Cuarón y Mark Sanger).
Efectos Visuales: Iron Man 3 (Christopher Townsend, Guy Williams, Erik Nash y Dan Sudick)|Gravity. Hmm, si ya le damos "Cinematografía"... ¿dónde acaba ésta y dónde empiezan los FX, en una película-trampa-arte como esta?

Mezcla de Sonido: Gravity (Skip Lievsay, Niv Adiri, Christopher Benstead y Chris Munro).
Uno de los aciertos de la película, claramente.
Edición de Sonido: Gravity (Glenn Freemantle).
BSO: La Ladrona de Libros (John Williams)|Gravity (Steven Price)
Canción: "Let It Go", Frozen (Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez). No había contrincante, en realidad.

Corto animado: Get a Horse|Mr. Hublot. Te tienen manía, Mickey.
Corto de imagen real: Helium.

Documental corto: Karama Has No Walls|The Lady in Number 6: Music Saved My Life. No creí que fueran a escoger DOS documentales con la música como tema. Aunque claro, este va de algo más...
Documental largo: 20 feet From Stardom. Porque es un tema que les encanta: grandes artistas desconocidos...

12 de 24. ¡Por fin llegué al 50%! ¡Yuju! Como decía Phil: ¡VAMOS MEJORANDO!

02 marzo 2014

Mi apuesta para esta noche

Esta noche son los Oscars. En realidad no decidirá las mejores películas del año en ningún sentido, más que en el de la opinión de unos cuantos espectadores. Pero no deja de ser un valor de referencia: esta es mi apuesta para este año.

Mejor Película: 12 años de esclavitud.
Mejor Película Animada: Frozen.
Mejor Película de Habla No Inglesa: La Gran Belleza (Italia)
Director: Alfonso Cuarón por Gravity.
Actor Principal: Leonardo di Caprio por El Lobo de Wall Street.
Actor Secundario: Jared Leto por Dallas Buyers Club.
Actriz Principal: Sandra Bullock por Gravity.
Actriz Secundaria: Julia Roberts por August: Osage County.

Guión Adaptado: El Lobo de Wall Street (Terence Winter).
Guión Original: Blue Jasmine (Woody Allen).

Vestuario: American Hustle (Michael Wilkinson).
Dirección de Arte: American Hustle (Judy Becker y Heather Loeffler).
Maquillaje y Peluquería: El Llanero Solitario (Joel Harlow y Gloria Pasqua-Casny)
Cinematografía: Gravity (Emmanuel Lubezki)
Montaje: Gravity (Alfonso Cuarón y Mark Sanger).
Efectos Visuales: Iron Man 3 (Christopher Townsend, Guy Williams, Erik Nash y Dan Sudick).

Mezcla de Sonido: Gravity (Skip Lievsay, Niv Adiri, Christopher Benstead y Chris Munro).
Edición de Sonido: Gravity (Glenn Freemantle).
BSO: La Ladrona de Libros (John Williams).
Canción: "Let It Go", Frozen (Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez).

Corto animado: Get a Horse.
Corto de imagen real: Helium.

Documental corto: Karama Has No Walls.
Documental largo: 20 feet From Stardom.