23 diciembre 2011

Una canción de muerte y vida (IV)

Los tres reyes han llegado hasta el lugar donde cayó la piedra celestial. Pero bajo su influencia, el lugar y sus habitantes han sido terriblemente alterados. ¿Serán capaces de recuperar el betilo?
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A su lado, bregando por su cuenta con más quimeras, a Melkart se le amontonaba el trabajo. Pero a diferencia de Baal, más acostumbrado a intimidar a otros seres que a luchar contra ellos, él disfrutaba pudiendo enfrentarse a unas cuantas docenas de adversarios. El fortachón derribó, girando sobre sí mismo, a uno de los grandes gorilas blancos, y lanzó una formidable palmada que aturdió al estallar al resto de monstruos que le rodeaban. Cogió a Baal de la capa y brincó prodigiosamente hasta la linde del bosque. Bordeándolo, la aún desorientada Astarté había llegado hasta el mismo sitio, y pugnaba ahora por mantener la concentración necesaria para atender a la persona que todos habían presentido: era un oficial del ejército romano. Lo habían mordido, pisoteado y corneado, pero seguía con vida.
- ¿Qué ha pasado aquí? –fue lo primero que le preguntó Baal, sin comprobar si estaba consciente.
- ¿Estás bien? –dijo Melkart.
El romano se aferraba a la vida con todas sus fuerzas. Al descubrir que habían acudido en su ayuda, a fuerza de voluntad y disciplina consiguió mantenerse despierto.
- Decurión Gnaeus… Nautius… Rutilus. Segunda manípula… de Jerusalén. Vine con mis… asteros…. El pretor… quería saber qué… había caído en el desierto.
Astarté reunió el aplomo necesario para darle una brizna de vida al soldado, para que no desfalleciera. Inexplicablemente, al desprenderse de la energía, ella también se sintió mejor:
- Esos son mis hombres y nuestros caballos. Cuando intentaron cargar la piedra… empezaron a transformarse en esas… ¡cosas! Ellos y nuestros caballos.
En el claro, alrededor de la piedra que levitaba, las criaturas habían seguido cambiando… tanto que ahora ya costaba distinguir en ellas rastros de animales concretos. Plumas, pieles, conchas, escamas, picos, garras, dientes y aletas coexistían con apéndices nunca vistos, bocas en lugares imposibles y desgarros que dejaban asomar partes metálicas, cristalinas y de otras materias por completo ajenas a la vida.
- ¿Qué hacemos, Melkart?
- ¿A mí me lo preguntas?
Astarté les interrumpió:
- Hay que darles con todo lo que tenemos, llegar hasta el centro y sacar el betilo de aquí: es lo que está provocando todo esto, y hay que ponerle fin.
- Ponerle fin… -susurró Baal-. ¡Pues claro! ¡Ponerle fin, me estoy haciendo viejo! Hermanita, tú y yo nos encargamos de las criaturas: no hay que dañarlas o se volverán más fuertes. Mel, tienes que llegar al centro: coge el betilo y vuelve a lanzarlo al cielo. Tan lejos como puedas.
Los hermanos se pusieron entonces manos a la obra. El oscuro Baal se desprendió de su máscara terrenal y fluyó hacia el cielo como una nube oscura. Trazó un arco y comenzó a girar como un anillo de tinieblas alrededor del cráter sobre el que flotaba el betilo. Con cada vuelta sentía como aquella piedra lo escrutaba, intentaba adivinar su composición, determinar sus flaquezas, sus miedos, su potencial. Al volverse oscuridad, Baal siempre disfrutaba de la verdadera libertad, pero esta vez se sentía más desnudo que nunca. Y muy, muy vulnerable.
Aquella explosión de vida comenzó a alejarse de la oscuridad del centro, advertidos por un resto de su animalidad que les decía que allí dentro era donde moraban los verdaderos monstruos. Astarté utilizó entonces su don sobre el deseo de las criaturas por reproducirse e hizo que olvidaran por un momento sus otros instintos: unirse, perpetuarse, esa era urgencia. Aquellos que no lo estaban haciendo ya, comenzaron entonces a aparearse con la criatura más semejante que tuvieran a su alcance.
Melkart aprovechó que los animales dejaban de corretear de aquí para allá y se lanzó a la carrera por entre la orgía bestial hacia el anillo de oscuridad. Se deslizó por debajo, se levantó y de un solo impulso cruzó el cráter hasta el borde contrario: en sus manos llevaba ahora la piedra celestial, el betilo, que había recogido en la cúspide de su salto.
Oleadas de energía cruzaron su cuerpo. Millones y millones de números asaltaron su mente. Datos. Cifras. Cantidades. Proporciones. Probabilidades. Melkart quedó momentáneamente inundado por una cascada de imágenes de criaturas muy concretas, muy parecidas a las que estaban resultando de la mutabilidad reinante. Nombres en idiomas jamás pronunciados. Islas perdidas de cuentos y leyendas que navegaban a la deriva en busca de un propósito, de un conjunto mayor perdido en un océano de tiempo y espacio. Aquello era más que una piedra caída de las alturas.
- ¿Qué diantre eres tú? –se preguntó.
- ¡Láhahahanzaaaalahahah! –chilló el torbellino de oscuridad que le rodeaba. El rey secreto de Gades comprendió que la tabla celestial le estaba empezando a alterar, que su poder se estaba empezando a mezclar con el suyo, a hermanarse con algo que, por fin, comprendía.
- Otro día –susurró Melkart-. Hoy no puedo dejar que me cambies. Me gusta mucho ser quien soy.
Dio una, dos, tres vueltas sobre sí mismo, y con toda su fuerza, más la sobredosis de poder que le estaba recorriendo, lanzó la piedra más lejos que nadie, hasta los confines del mundo y más allá: hasta baalit, la luna oscura que comenzaba a despuntar por el horizonte.

- Esa roca estaba incompleta –explicaba Baal unos minutos después, cuando todo se había calmado-. No era un verdadero betilo, en todo caso un fragmento.
Astarté había aflojado las riendas, y al poco los seres monstruosos se habían vuelto a convertir en lo que eran de nacimiento: insectos, caballos, un par de perros y un puñado de soldados romanos, desnudos, tremendamente confusos y avergonzados. Gnaeus Nautius estaba tratando de recomponer su fragmentada moral a un lado del claro. La frondosidad de extraños árboles seguía donde estaba, pero acabaría por desaparecer agredida por el desierto.
- Estaba llena de voces y de imágenes, Baal. Cuando la cogí, intentaron entrar en mi cabeza, pero también hacían preguntas, con ansia; nunca había conocido tal desesperación por saber.
El rey negro reflexionó sobre aquel misterio, pero no supo hallar una respuesta. Su hermanastro había soportado bien el asalto de la piedra, en todo caso: ahora lo miraba con mucho más respeto que antes.
- La vibración que escuchaba Astarté y que yo no podía oir: esa era la clave. Era una canción de vida.
- ¿Pero tú por qué no…?
- Una canción de vida, Astarté. Sólo de vida. Vida perpetua, todas las vidas, cambio continuo. No tenía fin. La piedra les ofrecía todos los cambios imaginables, toda la extensión de posibilidades, no una vida como caballo, o chacal, o hombre, sino todos los caballos, todos los perros, todos los hombres, y todos los otros seres que existir o imaginado se hubieran. Yo soy la oscuridad al final del camino. Tú eres la que inicia ese camino. Pero la vida no es sólo vida: la vida es una canción de vida y muerte.
- Vi una imagen en la piedra –dijo Melkart-. Las últimas criaturas que vimos… se parecían a cosas que había dentro.
- Quería llegar a algo –dedujo Astarté-. Pero no sabía cómo.
Los romanos estaban exhaustos. Poco a poco comenzaron a quedarse dormidos a la sombra de los árboles. La chispa de energía que la diosa había transmitido al decurión herido, no obstante, comenzaba a extinguirse.
- No es un creyente. Eshmún podría hacer algo, tal vez Reshef, pero yo no puedo sanarle verdaderamente.
- Traigo algunas cosas en mi equipo –dijo Melkart-. Siempre recojo potingues interesantes en mis viajes, nunca sabes cuando habrá algo útil.
- De acuerdo, curemos al humano –dijo Baal, algo descontento, pero queriendo mostrar su nuevo aprecio por Melkart-. En otra parte, en cualquier caso, estos árboles me ponen los pelos de punta…
- ¿Tú… asustado? –y la risa de Melkart pintó mientras se iban el aire de aquel oasis impío, llenando los sueños de los asteros romanos de aventuras y de la promesa de emociones apasionantes. 

22 diciembre 2011

Una canción de muerte y vida (III)

Tercera parte del cuento navideño con algunos de los personajes de mi novela 1387. Baal desconfía del rey Herodes y sale a escondidas de su palacio junto a los otros reyes-dioses. ¿Encontrará la estrella fugaz que ha estado siguiendo durante meses?
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Llevaban dos días recorriendo el desierto, aunque ni el hambre ni la sed hacían mella en ellos. Estaban lejos de la cúspide de su poder, y del puñado de fieles que aún conservaban, pero seguían siendo dioses.
- No me importa si existe o no, si matan a ese Mesías o si vive –había dicho Baal cuando se fueron-. Pero no pienso ser utilizado por un rey de los hombres.
“Y mucho menos dejarás que, en su impaciencia, encuentre el betilo antes que tú”, pensó Astarté.
A eso se había reducido la misión conjunta: “olvidaros del Mesías hebreo, busquemos esa estrella caída”. Porque una hora tras el amanecer, la estrella viajera había desaparecido de las alturas, y Baal sólo consideraba una posibilidad: que ya no estuviese en el cielo.
A la luz del sol, los poderes del dios negro se reducían drásticamente, y tuvo que confiar en la intuición y las percepciones de sus compañeros de viaje para poder localizar la piedra celeste. Astarté levantó con la arena del desierto una representación aproximada de las tierras que había recorrido Baal desde que saliera de Magadha, donde ahora vivía; Melkart, por su parte, era experto en la interpretación de mapas, y supo calcular a la perfección la velocidad de la estrella, y a partir de eso y del momento que había desaparecido, su situación más probable.

Algo había sucedido allí, porque desde luego no se parecía en nada al resto de Judea.
Las undulantes arenas doradas que les habían acompañado, eran aquí de un rojo intenso, como la sangre. Además, no se acumulaban en pequeñas dunas, sino que revelaban entre ellas rocas del mismo tono bermejo. Aquí y allá emergían gigantescos árboles, de más de 20 varas de altura, poblados de hojas escarlata, con unos siniestros líquenes azulados que se adherían en placas a sus troncos sin corteza. La vegetación parecía acumularse más en un punto, justo donde Melkart situaba la caída de la piedra.
- Tiene que ser aquel bosque –dijo, poco convencido. Astarté se sostuvo en sus hombros:
- Baal, notó una vibración extraña.
- ¿Una vibración? –el rey negro se concentró-. Yo no siento nada.
- Pues yo sí, como una nota sostenida. La siento en el aire. La siento en el suelo. Incluso la noto en el vientre; en realidad la noto especialmente en el vientre. No me gusta nada.
- Vayamos con cuidado –recomendó Baal-. Si realmente ha caído un betilo, nuestra potencia divina podría fallar. Incluso nuestra inmortalidad.
- Esperemos que nadie haya encontrado aún la piedra sagrada –dijo Melkart.
Los árboles surgían de la tierra roja desnuda, sin ninguna clase de sotobosque a su alrededor. Cada vez se expresaba a su alrededor con mayor exuberancia. Ni siquiera Astarté, que amadrinaba todo lo engendrado, se sentía cómoda entre aquellos grandes troncos. Había algo en ellos… ¿sobrenatural? No: antinatural.
Sin aviso previo, tras una hilera especialmente apretada, apareció un amplio claro que descendía en pendiente progresiva hacia un hoyo central. Sobre el agujero flotaba una piedra roja, de perfiles perfectamente regulares, de una vara de alto, dos codos de ancho y menos de un palmo de grosor. Pero no era aquello lo que dejó a los tres reyes con la boca abierta.
Por todo el claro corrían, revoloteaban, peleaban, se devoraban e incluso se apareaban sin freno unas bestias inmensas, como nunca antes habían visto los hombres. Unos parecían caballos de patas larguísimas y estrechas, como si los sostuvieran unos imposibles zancos; otros se asemejaban a gorilas mayores que osos, con cuatro extremidades superiores y un hermoso pelaje blanco. Había una mariposa ciclópea con cabeza de ciervo, y un elefante tan delgado como la hoja de una espada, adosado a los cuartos traseros de una cebra con pies humanos.
Los animales que servían de alimento a otros, no estaban muertos, y mutaban su aspecto ante los ojos de los observadores, a medida que el primero era devorado. Así, uno de los caballos zancudos se transformó en un cocodrilo con tentáculos, y un gran cerebro volador acabo, tras ser mordido, con cola de castor y tres ojos tenebrosos.
Astarté trastabilleó, mareada:
- La canción… la canción vibra demasiado…
- ¿Qué te sucede, Ash? –preguntó Melkart, preocupado.
- Vibra… vibra… y está mal, ¡terriblemente mal!
Una monstruosa araña se cernió con sus alas de murciélago sobre el desprevenido Baal, que la rechazó como si fuera una pluma. Al estrellarse contra una tortuga de dientes de sable, ambos parecieron fundirse en una sola criatura de dos cabezas que pugnaba por aparearse consigo misma.
- Astarté no nos puede ayudar, Mel. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué yo no oigo nada?
- Hay un hombre –dijo Melkart-. Hay un hombre herido al borde del claro.
- Creo que tienes razón.
Esquivando y apartando de su camino a las criaturas, los reyes avanzaron en la dirección que presentía. La araña-murciélago-tortuga volvió a abalanzarse sobre Baal, escupiéndole esta vez primero una masa viscosa que se endureció, aprisionándolo. Con un ligero esfuerzo, el rey negro rompió la presa, le arrancó las alas a la criatura y la lanzó lejos de sí.
- Pero, ¿de dónde ha salido todo esto? –gruñó Baal.
- ¿No habrá llegado con el betilo? –sugirió Melkart. Seguía sintiendo aquella presencia humana más adelante, pero bastante débilmente, ahora.
Baal no llegó a poder contestar: la araña-tortuga regresaba. Ahora no se propulsaba con patas ni alas, sino con un extraño tubo en el vientre del que manaba fuego. Volvió a escupir la sustancia viscosa, pero al intentar romperla, el negro se dio cuenta de que esta vez era mucho más dura que antes.
- No sólo cambian –exclamó mientras pugnaba por zafarse- ¡mejoran con cada alteración!
Baal dudaba seriamente de que su inmortalidad fuese a aguantar el asalto de aquellas criaturas. ¿Y si al morderle se convertía en uno de ellas? El extraño ser compuesto se lanzó sobre él por tercera vez.

21 diciembre 2011

Una canción de muerte y vida (II)


Segunda parte del cuento de Navidad en el que reaparecen personajes de 1387 - Libro 1. Melkart, Astarté y Baal son recibidos por el rey Herodes...
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- Es uno de los rojos –murmuró la reina al entrar.
- Pues parece más heleno que hebreo –declaró el fornido Melkart.
Herodes el Grande era, en efecto, “uno de los rojos”, descendiente del pueblo edomita fundado por Esaú. Sin embargo, y como notaba Melkart (siempre más dispuesto a comprender las diferencias culturales), se había cultivado en la tradición de la Hélade y se sentía cómodo entre los romanos.
El anciano rey les recibió con todo lujo en los detalles: música, baile, presentes, perfumes en el aire… Atento a sus invitados, en cuanto percibió que los reyes comenzaban a estar cansados del despliegue, ordenó a todo el mundo que se retirara. Incluso los guardias esperaron fuera de la estancia.
- Os rogamos que nos disculpéis si se han alargado demasiado las celebraciones. Sin duda estaréis cansados por el viaje: por favor, disfrutad de la casa de baños y alojaos en nuestro pequeño palacio tanto tiempo como deseéis: será un tiempo de honor para todos…
- No nos demoraremos demasiado -indicó Baal.
- ¡Ah! Tenéis prisa por llegar a vuestro destino. ¿Os esperan quizás para unos desposorios? -claramente allí era donde Herodes quería llevar la conversación-. Tres nobles reyes, incluyendo a una excelsa dama, cabalgando sin sus séquitos. Es realmente insólito.
- Nuestros pajes se adelantaron –intervino Melkart-. Las caravanas se mueven más lentas, así que partieron antes.
Herodes parecía convencido con la mentira, pero quería ir más allá:
- Lo comprendemos. Y sin embargo, estamos seguros que algo llamó vuestra atención para confluir aquí, ¿verdad?
Aquí sí que les cogió desprevenidos. Baal, Melkart y Astarté habían coincidido por casualidad en Jerusalén, ¿o quizás no? Y sin embargo el rey Herodes parecía convencido de que no era así, de que había una razón concreta. Recordando las palabras de Baal, y dejándose llevar por la intuición, Astarté aventuró:
- Miramos a las alturas, y vimos una señal.
- Un prodigio –apuntó Melkart.
- Un prodigio –siguió Astarté-. Algo importante iba a ocurrir.
- ¡Ah! –no había duda de que esto era precisamente lo que Herodes esperaba-. Nos entendemos, Nos entendemos. Nos también miramos… pero no vimos. Escuchamos… y entonces sí que oímos. Se dice que el Mesías del pueblo hebreo puede estar a punto de nacer.
- Yo he oído lo mismo –respondió Astarté impulsivamente… antes de ver la mirada desorbitada que le dirigía Baal-. Aunque se ha dicho muchas veces.
- Pero ésta, no hay duda, será la correcta. Porque nunca antes tres reyes habían llegado hasta nuestro palacio atraídos por el rumor. Porque lo habéis visto en las estrellas, así que sois magos. Yo –la emoción embargaba el rey, que abandonó las fórmulas mayestáticas-, yo quiero presentarme ante ese niño, ante el que ha de ser el nuevo señor de todas estas tierras. Nada me llenaría más, nada me haría más feliz, que poder postrarme ante el niño-rey. Pero nadie me ha sabido decir dónde ha de nacer. Si lo encontráis, os ruego, ¿podéis informarme para que pueda mostrarle mi aprecio, pedir la bendición de su madre y honrar a su padre por los siglos que han de venir?
A Melkart le conmovió la transformación del rey, aquella piadosa muestra de humildad. Iba a decir algo, pero Baal le interrumpió.
- Sin duda, majestad. Os juramos que os revelaremos a vos, y a nadie más, el lugar donde ese niño se encuentre, pues habéis adivinado correctamente que ese era el propósito de nuestro viaje. No de otra manera podríamos pagaros vuestra excelsa ayuda en esta etapa final del recorrido –Herodes parecía satisfecho, y asintió cuando Baal siguió-. Partiremos mañana, y una vez hayamos prestado nosotros homenaje al nuevo rey, volveremos y os haremos partícipes de la noticia.
Con un sencillo movimiento de la mano, el rey les despidió, y los extranjeros partieron a sus aposentos. Melkart le pasó el brazo por los hombros a Baal, y conversando en su idioma, que nadie por allí entendía, le felicitó, relajado:
- Tienes mano para tratar con estos reyes, truhán. Se notaba que Herodes estaba contento.
Astarté también sonreía, pero lo que dijo tenía un tono más grave:
- Les has mentido, ¿verdad?
- Por supuesto que le he mentido. Éste patán estaba a punto de jurarle algo parecido, pero a diferencia de él, a mí no me importa romper el juramento.
Melkart no se llegó a sentir dolido, estaba demasiado desconcertado.
- Pe… pero…
Al llegar a los aposentos, el rey Baal se dirigió a uno de los guardias de honor que les escoltaban, lo llevó aparte y le susurró:
- Habéis cumplido bien con vuestra labor, los aposentos son dignos de nuestra presencia –entonces, empleando una fracción de su poder, añadió-. No volveréis a visitarnos en toda la noche. Por la mañana, explicaréis que nos escoltasteis personalmente por una ruta discreta hasta el camino del Norte –una semilla negra salió del iris del rey y se fundió en el ojo del guardia-. Contarás lo que te he dicho a cuantos guardias requieras para confirmar tu historia, y ellos creerán lo mismo que tú. Ahora, vete.
Cuando los guardias se hubieron marchado, Baal cerró la puerta de los aposentos desde dentro.
- Una implantación –apreció Astarté-. Te lo tomas en serio.
- Esto os tiene que quedar muy claro a partir de ahora: ese rey, ese Herodes, es un hombre muy, muy peligroso. Creedme: tiene el corazón más negro que he visto en mi vida.
- Me parecía un hombre normal –dijo Melkart-. Pomposo, quizás, pero mejor que muchos reyes. Me ha parecido notar que ha tenido que cortar algunas cabezas para llegar a donde está pero… ¡Reyes! –se encogió de hombros, como si la propia palabra lo explicara todo.
- Melkart. ¡Melkart! No te estoy hablando de lo que haya hecho: eso es lo que ves tú. Te hablo de lo que es capaz de hacer, y en ese punto me tenéis que escuchar. Yo sé el mal que se esconde en el alma de los Hombres. Y si Herodes ha acabado con una estirpe entera para sentarse en ese trono, ahora que le falta tan poco para morir será capaz de cualquier cosa para asegurarse de que sus descendientes siguen ahí. Matará a hombres, a reyes, incluso a dioses si lo cree oportuno.
- ¿No te diste cuenta –apuntó Astarté- que sabía que habíamos llegado de puntos distintos?
- Es su deber estar al corriente de lo que pasa en su país. Si otros tres reyes atraviesan sus tierras, es normal que le informen.
- De acuerdo –concedió Baal-, pero ¿de verdad te tragaste su fascinación por “el Mesías”? Un rey que ha de superarlos a todos, Melkart. No quiere adorarlo, ¡quiere matarlo!

20 diciembre 2011

Una canción de muerte y vida (I)


Primera parte de un cuento de Navidad donde reaparecen algunos personajes de 1387 - Libro 1. A la vez precuela y spoiler ^_^
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Más allá de las montañas de Moab, más allá del desierto de Judea, a 60 estadios de Jerusalén, se levantaba una colina modelada por el hombre, con forma de seno materno. Al pie se levantaba una ciudadela llena de escribas, ministros y administradores, y en la cumbre una fortaleza, con precipicios en todas las direcciones, elevada donde el rey de aquellos lares había derrotado a la unión de partos y hasmoneos: Herodis.
El viento implacable arrojaba lentas oleadas de arena contra las murallas del palacio. Hacía un rato que había anochecido, y sin embargo todavía pululaba una inopinada cantidad de gente por los caminos. La noche era para refugiarse en el hogar, donde había luz y abrigo, pero la luna llena y la obligación de cumplir con los invasores animaban a extender el viaje un poco más. Algunos ya no podían más y preparaban la bolsa, dispuestos a despedirse de buena parte de ella: si el Gran Censo estaba siendo provechoso para alguien, era para los propietarios de cualquier tipo de albergue o posada.

Pasado el doble muro, dentro del palacio circular, tres extranjeros aguardaban en la antesala del trono. Dos hombres y una mujer de nobilísimo atuendo, que no estaban en Jerusalén para ser censados. Si acaso al revés, pues cada uno de ellos era mucho más viejo que la propia Jerusalén.
Los tres se conocían, aunque habían llegado por separado:
- Exactamente ¿cuál es la razón por la que habéis venido? –inquirió el que tenía la piel oscura, cruzado de brazos y recostado en la pared de azulejos.
- Eso me gustaría saber -dijo la hermosa dama-. En cien años me he cruzado con éste 33 veces. ¡Treinta y tres! Como hombre, como caballo, como toro…
El tercero de los extranjeros, los fornidos brazos al descubierto, se puso colorado:
- Ash, no te enfades... tú reinas en Híspalis y yo en Gades. Es normal que nos encontremos más que el resto...
- ¡No me llames Ash!
- ¿Híspalis, Gades? -les reprendió el hombre oscuro-. ¿Qué ha pasado con Spal, con Gádir, con Tarshish? ¿Tanto os habéis humanizado?
- Baal, no empieces otra vez -terció el otro-. Canaán cayó hace mucho, y el Egipto que tú y yo conocimos, y Babilonia y Atenas y Esparta… Siguen existiendo, sólo cambian de nombres, a veces de costumbres.
- Los nombres son importantes –reclamó el monarca negro.
- Bueno –atajó su compañero, para evitar el conflicto-, ¿y tú por qué has venido? Hacía 800 lunas que no nos veíamos.
El oscuro reconoció la importancia de la pregunta:
- Hay… algo en el cielo. Una estrella.
- Baal, el cielo está lleno de estrellas.
- ¡Una estrella que se mueve, Melkart! Ya lo sé, todas se mueven… Pues has de saber que ésta se puede ver de noche y de día, y que llevo meses siguiéndola desde los confines de Oriente.
- Un prodigio –admitió el otro.
- Una señal –intervino la reina-. Yo he venido por ciertos rumores del pueblo de David.
- ¿Aún afectada por que Moisés les obligara a dejarte? –dijo Baal, hiriente.
- Inculto pastor de cabras… -masculló la reina por lo bajo-. Lo he superado, lo he superado. No es eso: dicen que está a punto de nacer el Mesías, el Elegido de su pueblo que les ha de liberar.
Melkart y Baal se miraron en silencio un momento antes de prorrumpir en carcajadas.
- ¿El Mesías?
- ¡El Mesías! ¡Ja!
- ¡Pero si llevan siglos esperándolo, Astarté!
- ¿Librarles de quién? –se burló Baal- ¿De Roma? ¿Del mejor ejército que jamás ha existido en el mundo? Pues más le vale a ese Mesías superar a Moloch en fuerza, porque a los romanos sólo los va a echar Roma.
Una fría cólera se había ido apoderando del pecho de la reina.
- ¿Y no se te ha ocurrido pensar que tu estrella puede ser la señal de que tienen razón?
- No. Pero seguro que a ellos sí –dijo el negro, desafiante-. Siempre miran al cielo creyendo hallar –se detuvo, al despertar una conjetura en su mente-… respuestas y señales.
Melkart comprendió el motivo de su desazón repentina y dijo con quietud:
- Ellos lo creen. Pero nosotros sabemos que es así. Que la respuesta vino de arriba.
Baal parecía entre preocupado y entusiasmado por las posibilidades:
- ¿Un nuevo betilo, Mel? ¿Nuevos dioses?
La puerta de la cámara se abrió entonces. El chambelán de Herodes se inclinó ante ellos. El maestro copero escanció en dos copas de plata un vino especiado y lo entregó ceremoniosamente a los hombres. Astarté levantó la vista al cielo. Machos…
- El rey Herodes les recibirá ahora, majestades.

13 diciembre 2011

¡Dios sabrá el nombre del Doctor! (y III)

La segunda pista consiste en nuestra certeza de que al Doctor le llamaban Theta Sigma (ΘΣ) en la Academia de Señores del Tiempo, en Gallifrey [1]. Y sucede que ΘΣ era una de las abreviaturas de la palabra "Dios" en los manuscritos griegos del Nuevo Testamento, que se parece terriblemente a las letras Omicron Sigma (ΟΣ) y que por uno de esos ¿azares? resulta que significa "quien": who.

De hecho Omicron Sigma se utilizaba en lugar de Theta Sigma en algunos de los manuscritos alterados por los escribas, muy probablemente por error. Y además, en la Biblia inglesa el nombre de Yahvé tradicionalmente se ha traducido como "I am who I am", "yo soy el que soy", es decir, "yo soy el quién, el ser".
Para acabar de complicar las cosas, El Doctor reinició el universo con un segundo Big Bang [2] después de que una alianza alienígena provocara por error su destrucción [3], y River Song lo expuso en estos términos:

River Song: la TARDIS sigue ardiendo; está explotando en cada punto de la Historia. Si lanzases la Pandorica a la explosión, justo al corazón de las llamas...Amy Pond: ¿Entonces qué?River Song: Pues... hágase la luz.
(El Big Bang)[4]


¿Pistas falsas o un modo inteligente de esconder las pistas? ¿Está Steven Moffat mitologizando la creación y cientificando la religión, como The Daemons hizo 40 años atrás? ¿O sólo está jugando con aquellos que sobreanalicen las metáforas de la serie? Sea como sea, la cuestión está interesantemente en el aire...

[1] The Armaggeddon Factor (1979), The Happiness Patrol (1988) y La Pandórica se abre (2010).
[2] El Big Bang (2010)
[3] La Pandórica se abre.
[4] La autora E.K. Phillips profundiza en el tema en la entrada de su blog Die Zeitschrift titulada “Let there be light: The Gospel According to Dr River Song” http://zeitschrift.wordpress.com/2011/06/07/let-there-be-light-the-gospel-according-to-dr-river-song/

12 diciembre 2011

¡Dios sabrá el nombre del Doctor! (II)

En Devil’s Run, el Coronel Manton afirma que “no es el diablo, ni un dios, ni un duende, ni un fantasma, ni un embaucador legendario[1]". El Doctor niega entonces que sea "un fantasma o un embaucador"... pero ninguna de las otras descripciones [2].

Hasta el momento solo ha habido un par de instancias que podrían sostener la idea: una son los esfuerzos del Silencio para mantener su nombre oculto.
Dorium Maldovar: En los Campos de Trenzalore, a la Caída del Undécimo, cuando ninguna criatura pueda hablar falsamente o dejar de responder, se realizará una pregunta. Una pregunta que nunca jamás deberá ser respondida. (...) La primera pregunta; la pregunta más antigua del universo, escondida a simple vista. (...) ¡La pregunta de la que llevas huyendo toda tu vida! "¿Doctor Quién?".
(La Boda de River Song)
Aún no sabemos por qué no debe hallar respuesta, la pregunta, que hay tan aterrador en el nombre del Doctor. Pero en la tradición Hebrea, el nombre de Dios tenía un poder terrible: era tan sagrada que incluso hoy muchos Judíos creen que no debe pronunciarse; el surgimiento de Metatrón como "voz de Dios" parte de ahí. En la Edad Media abundaron las prácticas cabalísticas y ritos unidos al nombre "oculto" de Dios, como la Shem ha-Mephorash. La brujería Goecia llegó a considerar incluso que podía liberar a los demonios apresados por Salomón para cumplir tareas destructivas.

¿Se usó el nombre del Doctor de ese modo? Según él, sólo existe una razón por la que le contaría a nadie su verdadero nombre, un único momento en el que podría... y a alguien en quien confiara completamente[3]: se había sugerido ligeramente, dada su relación con River Song y que ella conocía su nombre, que ese momento podría ser su boda... Pero ¿y si el nombre en realidad sella algo terrible y él no puede pronunciarlo más que para pasar la antorcha al siguiente "guardián" de la Caja de Pandora? El juego de palabras se haría real, y literalmente, en ese caso, "Doctor Who" (el nombre del Doctor) sería de alguna forma la madera para que siguiera ardiendo (es decir, "Torchwood").


[1] N. del T.: "Trickster" en el original. De por sí, "trickster" significa embaucador o tramposo, pero también designa a un arquetipo mítico de pícaros divinos al que pertenecen, por ejemplo, el Loki vikingo o el Coyote norteamericano.
[2] A Good Man Goes to War (2011).
[3] Silencio en la Biblioteca (2008).

05 diciembre 2011

¡Dios sabrá el nombre del Doctor! (I)

Existe la sombra del atisbo de una teoría de que el Doctor pudiera ser el casi divino Otro de Gallifrey. Nacida del Plan Maestro de Cartmel de la temporada 1989, cuando se intentaba hacer al Doctor "más que sólo un Señor del Tiempo", se basa en comentarios como este:

Séptimo Doctor: La Mano de Omega es un nombre mítico para el manipulador estelar remoto, un aparato utilizado para alterar estrellas a placer. Y anda que no tuvimos problemas como el prototipo...
(Remembrance of the Daleks)
¿Se trata de una figura retórica? ¿Dijo el Doctor "nos dio" como diciendo "nos dio a los Gallifreyanos"? ¿O estaba realmente afirmando que él tomó parte en la creación de la Mano, que los oscuros y todopoderosos padres de Gallifrey no fueron sólo Omega y Rassilon, sino que hubo un tercero, un Otro olvidado... el Doctor? El personaje de El Otro fue caracterizado fuera de la serie de televisión, en las novelas publicadas tras su cancelación, aunque nunca se llegó a decir demasiado sobre él: uno de los misterios que llevó consigo fue su nombre, desconocido para todos y razón por la que le llamaran El Otro.

Según algunas tradiciones Judías y Cristianas, hay un alto ángel llamado Metatron; antaño un hombre llamado Enoch, se convirtió tras su muerte en la Voz y el Escriba de Dios. En la tradición cabalística, su glifo era un cubo flotante hecho de su propia alma (cf. con los hipercubos gallifreyanos utilizados para las comunicaciones seguras y directas[1]). El rabino Elisha ben Abuyah confundió a Metatron con el propio Dios: tras convertirse en apóstata por proponer tamaña dualidad, Abuyah fue llamado Acher: es decir: "Otro".

Así pues: ¿era el Otro un dios? ¿Es el Doctor el Otro? ¿Es por tanto un dios, el Doctor? E incluso una pregunta más: ¿es el Doctor, Dios, con D mayúscula?

En una ficción atea o cuanto menos profundamente agnóstica como Doctor Who, puede parecer extraño hacerse esta pregunta. Pero que el nombre del Doctor esté escondido se ha demostrado no sólo como un misterio, sino como un asunto poderoso e incluso catastrófico. Al leerle la mente, Madame Pompadour dijo que era "más que sólo un secreto"[2]. Luego, la bruja carrionita Lilith declaró que "no había nombre", al sondearle[3]. Y Evelina, la vidente romana, afirmó: "tu auténtico nombre está escondido. Arde entre las estrellas, en la mismísima Cascada de la Medusa"[4].

¿Y qué? No sabemos el nombre del Doctor y pudiera ser, según una línea argumental abortada en los 80 y desarrollara en algunas novelas, que fuese El Otro. Eso podría hacerlo relativamente divino en términos de Doctor Who, científicamente divino, por decirlo así. ¿Donde hay la más mínima brizna que sugiera que es un Dios en mayúsculas, especialmente uno del tipo judeocristiano?

Una vez más, todo está en el nombre...


[1] The War Games (1969) y La Mujer del Doctor (2011).

[2] La Chica en la Chimenea (2006).

[3] El Código Shakespeare (2007).

[4] Los Fuegos de Pompeya (2008). El Doctor dijo posteriormente, en La Tierra Robada (2008), que había visitado el lugar cuando tenía 90 años ("apenas un niño"). De manera que es muy posible que estuviera allí cuando aún no se le llamara El Doctor, y por lo tanto que fuese uno de los pocos sitios fuera de Gallifrey que visitó con su nombre real. Evelina podría estar hablando, o dada la repercusión pandimensional de la Cascada, podría referirse a algo mayor.

29 noviembre 2011

Eso no se tira

Horrorizado me he quedado en el McDonalds. Me han servido mal el pedido (una hamburguesa por otra y unas patatas por otras), y al avisar... ¡han tirado el pedido viejo a la basura! Una McIberica y unas patatas perfectamente normales, sencillamente que no eran las que había pedido.

Mientras servían el "nuevo" pedido se han dado cuenta que mi café se estaba enfriando (hasta ahí bien) y... ¡también lo han tirado a la basura!

O_O!!

La próxima vez avisaré que, puestos a tirarlo, se lo regalo al primero que pase...

25 noviembre 2011

Barcelonando (IV): Back to the future

Para viajar en el tiempo pueden utilizarse muchos vehículos: Deloreans, cabinas telefónicas, sofás victorianos, mapas robados a Dios... Pero no hace falta nada tan rebuscado: con subirse a uno de los nuevos autobuses que ha puesto en funcionamiento TMB en Barcelona, ya basta para hacer un pequeñio viajecito en el tiempo.

Y no lo digo poque en las pantallas que estos autobuses llevan incorporadas aparezcan constantemente la situación, la trayectoria, las paradas y otros datos útiles, lo cual pudiera tener un cierto aire "futurista".

No, me refiero a que la cartelera y la agenda cultural que emiten... es de hace 9 meses.

20 noviembre 2011

Spoilers

- Nos dejan una España muy mala pero la vamos a arreglar, con esfuerzo.
- ¿Y exactamente cómo lo piensan hacer? Ahora ya han ganado las elecciones, podrán revelarnos algo...
- Bueno, sí, la verdad es que ahora que Zapatero ya ha caído en los campos de Crisislore, ya están ustedes preparados para las preguntas que no debían realizarse, que sólo recibían el silencio por respuesta. Piense usted que el silencio debía caer hasta ahora.
- ¿Cómo dice?
- Viajamos en sentidos distintos. El PP salió de la crisis hace tiempo, venimos del futuro y sabemos cómo resolver todos los problemas. Con su esfuerzo, claro. Nosotros como somos de más adelante, pues estaría mal que una generación futura les hiciera el trabajo.
- Pe... pero...
- Nos encantaría, pero mire usted que podría estallar 1/3 del universo y la responsabilidad...
- Cla... claro... pe-pero entonces...
- Tenemos un libro, un diario azul, con una gaviota en la portada. Nos indica todos los pasos que debemos seguir.
- ¿Y el primero será?
- Spoilers...
- Pero si...
- No querrá que le agüe la fiesta. Demasiado conocimiento previo es malo. Pero ya podemos decirles claramente que sabemos cómo salir de esta.
- Casi que prefería el silencio.
- No se preocupe, pronto ni se acordará. Ni de Zapa... ¿Zapa quién? ¿¡ZAPA QUIÉN?! Ah, sí: el PP mola.
- ...

02 noviembre 2011

La Bendición de la Muerte Fatal - El Álbum

La salida del ensayo La Bendición de la Muerte Fatal sobre la mitología de Doctor Who se retrasará unos días (próximamente diremos cuánto). Pero para entretener la espera hemos creado, con ayuda de Marta Palau y el resto del equipo de Ilustrum, un álbum de cromos sobre el mismo.

Respondiendo preguntas sobre la serie y visitando la web cada día ganaréis monedas que os permitirán comprar sobres de cromos; también podréis intercambiarlos con el resto de la comunidad. ¿Cuánto tardaréis en encontrar todos los cromos dorados?

Doctor Who: La Muerte Fatal. Hoy, estreno en Ilustrum.

06 octubre 2011

Fever

FELIZ 6º CUMPLEAÑOS
Posteamos poco, pero la fiebre continúa...

¿Ben Stiller en Zoolander 2? No, John Travolta en Stayin' Alive

03 octubre 2011

"Prohibido inmiscuirte en la Historia de los hombres" (II)

No, para variar ésta entrada no habla de Superman sino de Doctor Who. Variaciones, pocas, pero al menos sobre dos temas ^_^ La Sexta Temporada de la serie moderna ha llegado a su fin, y mientras acabamos de dar los toques finales al texto definitivo de La Bendición de la Muerte Fatal toca una nueva previa. En este caso, extraída del primer capítulo del libro, dedicado a los mitos que han influido en la serie.
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El serial de 1964 The Aztecs presentaba los sacrificios humanos como algo esencial para el funcionamiento de aquella cultura precolombina. La trama principal gira alrededor de los esfuerzos de la profesora de Historia Barbara Wright por apartar de tales prácticas a la civilización mexicana en 1450[1]. Su plan era cambiarlos lo suficiente para que, cuando Cortés atracara allí, no quedara horrorizado por sus sangrientas costumbres y pudiera ser persuadido de perdonarles a su vez la vida. Irónico como es que una profesora de Historia intente cambiarla[2]… Esto propició una exortación del Doctor muy repetida y analizada:

Primer Doctor: ¡No puedes reescribir la Historia! ¡Ni una sola línea!

(The Aztecs, “The temple of evil”)

Tanto si está expresando una imposibilidad ética (“¡no reescribirás la Historia!”) como física (“no hay forma de cambiar la Historia”)[3], esa noción de “muerte necesaria” –no por matar en sí, sino por el bien del tiempo– es uno de los motores principales de algunos de los Doctores (principalmente el Primero y el Décimo), y acabará por ser motivo reiterado de fricción con sus amigos. En Los Fuegos de Pompeya (2008), el Doctor debe oponerse a las peticiones insistentes de su compañera Donna Noble para que salve a los habitantes de la población antes de la infame erupción del Vesubio del 79 dC.

Donna Noble: Tiempo de sobra para sacarlos a todos, es fácil.
Décimo Doctor: Sí. Pero no lo vamos a hacer.
Donna: Pero eso es lo tuyo, Doctor, ¡salvar a la gente!
Décimo Doctor: No esta vez. Pompeya es un punto fijo en la Historia. Lo que ocurra, ocurre. No se puede evitar.

(Los Fuegos de Pompeya)

Así que a veces la Historia puede cambiarse, otras no[4], aún otras no se debería... y el episodio El Día del Padre (2005) nos demostró lo que ocurre cuando se altera la Historia indebidamente, en concreto al provocar paradojas[5]. Al mirarlo por encima, esto no es más que una excusa narrativa para añadir pathos o llevar el argumento por donde se quiera, en cada momento. Pero en el núcleo, se convierte en un elemento central para el personaje del Doctor, le ofrece nuevas cotas de profundidad cuando trata con el tema del viaje a tiempos históricos y sí, añade pathos, un movimiento emocional muy interesante dentro de esta ficción.

“Un punto fijo en el tiempo”, mencionado por primera vez en el capítulo Utopía (2007) en referencia a la nueva situación del Capitán Jack Harkness tras su resurrección e inmortalización por la entidad Lobo Feroz[6], de pronto se convierte en parte importante de la mitología de Doctor Who, elevando a categoría un interesante, original y espinoso asunto. No fue así desde el primer momento: al aparecer en Utopía no era más que un nuevo concepto ci-fi para la serie, algo que “repugna a los Señores del Tiempo”. Una anomalía. Combinado con una historia sobre la Historia, la muerte inevitable de 20.000 personas y la impotencia para salvarlas, de pronto ese “punto” es algo más grande que la verbosidad ci-fi, más grande que el Capitán Jack o Gallifrey. Se convierte en la materia de la que nacen las leyendas, los Hados y el drama clásico. Eleva al Doctor moderno a la categoría de “héroe trágico”.

Rose Tyler: Puedo verlo todo. Todo lo que es, todo lo que fue, todo lo que podría ser.
Noveno Doctor: Eso es lo que yo veo. Todo el tiempo. ¿Y no te vuelve loca?

(El Día del Juicio FInal)

Donna Noble: Si los que están haciendo estallar el volcán son alienígenas, ¿no te da eso derecho a pararlos?
Décimo Doctor: Sigue siendo parte de la Historia.
Donna: Pero yo soy parte de la Historia para ti. Me salvaste, en 2008, nos salvaste a todos. ¿Por qué era aquello diferente?
Décimo Doctor: Hay cosas fijas y otras que cambian constantemente. Pompeya está fija.
Donna: ¿Y cómo las distingues?
Décimo Doctor: Porque así es como yo veo el universo. A cada instante del día veo lo que es, lo que fue, lo que podría ser, lo que no debe ser. Esa es la carga de un Señor del Tiempo, Donna. Y soy el último que queda.

(Los Fuegos de Pompeya)

”El Tiempo está en constante cambio”, le dijo el Noveno Doctor a Rose Tyler[7], y más tarde el Décimo a Martha Jones[8], como antes ya había demostrado el Cuarto a Sarah Jane Smith[9], para hacerles comprender que, simplemente por haber viajado al pasado, sus particulares “presentes” no estaban a salvo, y que una intervención inoportuno podría alterar e incluso destruir catastróficamente sus lineas temporales y sus mundos respectivos[10]. Bueno, el tiempo lo pone todo en su sitio, la complejidad incluye un mayor detalle y excepciones a las reglas. La parte importante para nosotros es que al Doctor se le está dotando del status de “Héroe de Tragedia Griega” al hacerle tristemente incapaz de “actuar contra las Moiras” a la vez que consciente por completo de lo que éstas decretan[11]. Destino, tiempo, lo que “debe ser”… ahora, puntos fijos en la Historia. Y (¿qué curioso?) esos puntos fijos están invariablemente ligados a la muerte en masa.

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[1] Para un análisis social de esta idea, recomendamos la lectura de Lindy A. Orthia, “‘Sociopathic Abscess’ or ‘Yawning Chasm’? The Absent Postcolonial Transition in Doctor Who.” The Journal of Commonwealth Literature. 45.2 (Londres: SAGE, Junio 2010), p.207-225.

[2] Subraya el hecho de que incluso los humanos más abnegados, inteligentes y bienintencionados no dejan de tener limitaciones humanas al tratar con un concepto como la “Historia”, y que hace falta un verdadero y alienígena amo del tiempo para comprender la incesante cadena de causa y efecto. Aunque cf. Las Aguas de Marte (2009).

[3] Con el tiempo hemos visto que es más bien un asunto de “no es fácil cambiarla y es mejor ni intentarlo”, como demostraron Las Aguas de Marte (2009), El Big Bang (2010) y A Christmas Carol (2010).

[4] Los Daleks lo descubrieron pronto, en Day of the Daleks (1972).

[5] Rose Tyler viaja al pasado y salva a su padre el día que murió, provocando una paradoja que abre paso a una raza de seres que comienza a devorar la realidad.

[6] Lobo Malo (2005).

[7] Los Muertos Inquietos (2005).

[8] El Código Shakespeare (2007).

[9] Pyramids of Mars. Parte 2 (1975).

[10] Cf. The Time Meddler (1965), donde un Señor del Tiempo renegado intenta alterar la Historia evitando que los vikingos invadan Inglaterra, reteniendo al ejército del Rey Harold y haciéndole ganar la Batalla de Hastings.

[11] Con el tiempo no podrá soportarlo más y luchará contra esa carga en Las Aguas de Marte (2009), pero hablaremos sobre eso más adelante.

01 octubre 2011

Superman, con Pierre Spengler

Ayer fue un día muy especial: asistí a mi primer Phenomena en el cine Urgel, esa sencilla y genial idea que se ha sacado de la manga el director Nacho Cerdá de recuperar cine de los 60, 70, 80 y primeros 90 con una fuerte carga sentimental para los espectadores, de Terminator a Taxi Driver, de Acorralado a ¿Quién puede matar a un niño?, y que tan buenos resultados está dando.

El programa, doble, The Spy Who Loved Me (1977) de 007, y Superman: The Movie (1978), con el genial añadido de contar con la presencia de Pierre Spengler, el productor de la segunda, que tras la proyección se sometió con mucha amabilidad a las preguntas y la curiosidad del respetable allí reunido. Y allí surgieron algunos interrogantes que generaron una cierta confusión: Spengler nos explicó que el final de Superman era originalmente el previsto para Superman II (como sabrán los que han visto el Director's Cut de la secuela). Pero entonces, ¿cómo acababa la primera, originalmente? Spengler nos dio algunas pistas: el segundo misil caía, pero el hombre de acero reparaba la falla de San Andrés, solucionaba todos los peligros resultantes del terremoto y llegaba a tiempo de asegurarse que Jimmy y Lois estaban a salvo. La falta de un final épico hizo recuperar una idea que Mario Puzo había dejado caer en una de las reuniones iniciales del proyecto: "¿y si matamos a Lois?". Los representantes de DC se quedaron lívidos: "bueno, pero luego la resucitamos", remató Puzo.

Así es como el final previsto para la segunda parte (en la que Superman rebobina el planeta para cambiar la historia... básicamente para evitar que Lois descubra su identidad) se transfirió a la primera (en la que Superman viaja hacia el pasado para darse tiempo a evitar algunos desastres... hablaremos de este hecho concreto en un post futuro). Pero había algo más: algo que el Director's Cut de Superman II ya ofrece en su inicio pero que no encaja en los hechos de Superman I. Hace algunos años pude leer un draft intermedio del guión de la primera parte (creo que el cuarto draft), en el que aún aparecían unos cuantos hechos divergentes con la versión final: es así como sé que tras el rescate de Lois había un avance de la siguiente película en la que veíamos que el primer misil que Superman lanza al espacio explota finalmente, su onda expansiva rompe el acceso a la Zona Fantasma de Zod, Ursa y Non y deja en suspenso la continuación de la historia. Incluso había un mini-trailer de Superman II con escenas como el combate contra los criminales, Luthor en el globo o Lois y Superman en la cama de la Fortaleza.

También ayer alguien me comentaba, como yo también había pensado a veces, la extraña facilidad con la que Lex Luthor llega a la conclusión que el meteorito de Addis Abeba afectará a Superman. Un meteorito que no ha sido mencionado, y una presunción totalmente infundada a partir de la entrevista que le hace Lois (el film comete más errores: en la entrevista conscientemente Superman evita decir su edad, dejándolo en "más de 21", pero Lex consigue sabe en qué fecha concreta explotó Krypton y cuantos años tardó en llegar la nave que le transportaba).

De nuevo el cuarto (?) draft del guión nos pone tras la pista: una de las secuencias de la versión extendida de Superman que pudimos ver el viernes en el pase de Phenomena (y que fue ya el añadido principal en su edición en DVD) nos muestra al hombre de acero perforando el suelo y enfrentándose a varias trampas de Lex antes de entrar en su cubil. Bien, en el draft previo esta situación se repite dos veces: en la primera, tras su primera gran noche, Luthor pone a prueba a Superman con armas de menor calibre y temperaturas menos extremas, además de poner a prueba (inconscientemente) su incapacidad de ver a través del plomo. Todo esto permite al genio criminal comenzar a hacerse una serie de ideas respecto a las capacidades del superhéroe y a deducir por su mayor densidad y resistencia que tiene una estructura molecular diferente, que resultan corroboradas después por la entrevista de Lois. También aparecen pequeñas secuencias que adelantan y prefiguran la aparición del meteorito de Addis Abeba. La genialidad de Luthor sigue siendo un paso lógico de gigante, pero más creíble.

Quería compartirlo con vosotros, los que estuvisteis en el Urgel y los que no, porque vi que había mucha gente interesada en esos detalles. Otro día acabaremos de discutir el "rebobinado" de la Tierra. Mi posición desde 2006 ha cambiado un poco.

30 septiembre 2011

Se hacen solas

Cojo El Periódico de Cataluña de hoy. Página 72, anuncio a casi media página del musical Chicago. Una gran foto de María Blanco, pero sin el nombre de ninguno de los artistas, ni el director, ni los autores. Miro en Entradas.com: nombra a los autores, pero a nadie del elenco.

El Periódico, pág. 77. Anuncio más pequeño pero reconocible del montaje de Grease que inaugura la Cúpula Las Arenas. Menciona a los autores, a la directora/coreógrafa y al director musical. A ninguno de los actores ni actrices; y eso que hay algunos nombres llamativos como el de . Su página web http://www.greaseelmusical.es/ no aporta más información a respecto, pero me deja comprar las entradas.

(Nota a los webmasters: disimulad un poco los enlaces, porque leer una carpeta llamada captacion-verano no queda limpio)

El Periódico, pág. 82-83: cartelera teatral. Incluye 9 anuncios con foto de espectáculos teatrales (incluyendo el "nuevo" Hablamos de Reugenio). Sólo 5 de ellos dicen el nombre de quien lo interpreta... y 4 son de la misma obra, L'any que ve serà millor. Ni Un fantasma a casa, ni Una vella, coneguda olor, ni Llum de Guàrdia, ¡ni siquiera el Hablamos de Reugenio! En la página siguiente, un delgado pero llamativo anuncio de Els Bojos del Bisturí vuelve a mencionar a toda la compañía.

En los carteles callejeros de Bon Cop de Rock (lo nuevo de Dagoll Dagom con las canciones del rock català de los 90) y Los Miserables, ni una sóla mención a los actores. Ni a los directores.

¿Qué nos está pasando? ¿Hemos pasado de la época en que un solo actor movilizaba masas y compañías a que dé exactamente igual quien sale al escenario a defender su texto, sus canciones y sus coreografías? ¿Tanto más importantes son los productores y directores que los actores? ¿Eso nos quieren decir los publicistas? Si coincidiéramos en que sufrimos escasez de "estrellas" (que no de talento, eso lo puedo asegurar), ¿no es porque el espectador no puede relacionar fácilmente lo que le ha gustado -y lo que no- con un nombre?

No señores. Las obras de teatro no se hacen solas. Y si me apuran, un grupo de buenos artistas puede vender una gran improvisación, al público, pero ninguna cantidad de directores, escritores y compositores será capaz nunca de montar, sin actores y actrices, ni el menor espectáculo.

26 septiembre 2011

Un error de escaleta

(ALERTA: he intentado mantener los spoilers al mínimo, pero alguno puede escaparse o inferirse de lo que sigue)

Hace unos días pensaba que Moffat había cometido un error de planteamiento en la T6 de Doctor Who: que intentando demostrar que "nadie es intocable" con la brutal revelación con la que abre su primer capítulo, The Impossible Astronaut, conseguía precisamente lo contrario. Justo tras demostrarme entre Let's Kill Hitler y Closing Time que todo estaba pensado... me he dado cuenta de un error aún mayor, en este caso de escaleta. A saber: originalmente el episodio Night Terrors debia emitirse como 6.4, tras The Doctor's Wife (de Neil Gaiman), y The Curse of the Black Spot ocupaba el 9º lugar, en la segunda mitad de la temporada. The Doctor's Wife acabó como 6.4, Black Spot como 6.3 y Night Terrors relegado a la segunda mitad como 6.9. Y creo que es un gran error.

Ignoro si el cambio lo motivaron decisiones narrativas o imponderables problemas de producción. Pero el caso es que la temporada queda tremendamente descompensada con el orden en que se han emitido los capítulos y gana en cambio mucha fuerza si se ven de la otra forma. Recapitulemos:

ESPECIAL NAVIDAD 2010
6.x A Christmas Carol

PRIMERA MITAD DE TEMPORADA
6.1. The Impossible Astronaut
6.2. Day of the Moon
6.3. The Curse of the Black Spot
6.4. The Doctor's Wife
6.5. The Rebel Flesh
6.6. The Almost People
6.7. A Good Man Goes to War

SEGUNDA MITAD DE TEMPORADA
6.8. Let's Kill Hitler
6.9. Night Terrors
6.10. The Girl Who Waited
6.11. The God Complex
6.12. Closing Time
6.13. The Wedding of River Song

Por un lado es cosa de temas comunes: el especial de navidad A Christmas Carol y los episodios The Curse of the Black Spot, A Good Man Goes to War, Night Terrors y Closing Time nos presentan el tema de la paternidad. Un mal padre en el primer y segundo caso, padres "sobrepasados" por las circunstancias en el cuarto y quinto, y en cuatro ocasiones padres que se convierten en un modelo heróico para sus hijos.

Por otro lado dos de los episodios hablan del miedo, Night Terrors y The God Complex, aunque de formas distintas, y en dos de los episodios (The Doctor's Wife y The Girl Who Waited) la pareja Amy/Rory es separada y abandonada durante mucho tiempo por el otro, con resultados amargos y dramáticos aunque "ilusorios" en los dos casos; en una tercera ocasión (A Good Man Goes to War) son separados pero el argumento gira más hacia la fe del mutua y la lucha por volver a reunirse. Que son los temas, precisamente, de The Girl Who Waited y The God Complex.

Si pasas Night Terrors al primer bloque, como capítulo 3 ó 4, todo respira más, todo cobra más ritmo: cada bloque tiene una historia sobre el miedo y una sobre padres que no saben qué hacer con sus hijos, y los "abandonos" sucesivos de Amy y Rory se refuerzan al ir en capítulos contiguos. Al final de Night Terrors hay una línea de diálogo sobre "meeting in the flesh" que antecede perfectamente a The Rebel Flesh, si se usara como 6.4, pero que no pinta nada como 6.9.

No sé si achacarlo a imponderables o a un error de planificación del gran Moffat: probablemente ambos, porque incluso si era inevitable rodar y emitir de esa manera, frases como la del final de Night Terrors aligerarían la sensación de que algo no encaja. Él sostiene que es decisión propia porque "la primera mitad quedaba demasiado oscura" (aunque no es que el ambiente a bordo del barco pirata sea precisamente festivo). ¿Qué os parece a vosotros? ¿Notáis ese tipo de alteraciones en otras series? ¿Percibís que el ritmo va a peor por la situación de un capítulo concreto?

14 septiembre 2011

Lo maravilloso

Ni los más viejos del lugar recuerdan algo así. Los ciudadanos que pasaban oían comentar a los que ya estábamos allí lo que había sucedido y no daban crédito: "eso no puede ser", dijo uno. "Se te ha secado el seso", añadió otro. Pero sí, había sido: aunque si este redactor no lo hubiera presenciado con sus propios ojos tampoco hubiera dado crédito a algo tan insólito. Lo maravilloso, manifestándose en nuestras vidas.

"Fue algo para lo que la mayoría no estábamos preparados", nos comentó María P. que viajaba con su niña. "Hay algunos, una secta los llamábamos, que proclamaban que esto iba a pasar un día u otro, que la Llegada era inminente. Pero, claro, a estos Llegadistas no nos los creíamos. Quién nos iba a decir que mi niña iba a asistir a algo tan milagroso". Pues milagroso ha sido el adjetivo más utilizado por los allí reunidos.

"Apunta, plumilla", nos dice un lugareño, "que ésto ha pasado en Granollers. Que la estación se llama Granollers-Canovelles, pero está en Granollers". Y el plumilla apunta. G.R.A.N.O.L.L.E.R.S. El antiguo Granularium de los romanos, un granero para el imperio, claro. Pero desde hoy, parada indefectible para todos los Llegadistas del mundo.

"La verdad es que nosotros preferimos que nos llamen Puntualistas", puntualiza Antonio L., "aunque lo de Llegadistas ha calado más". Nos contesta con mucha corrección, hasta que pasa de largo, tapándose con la gorra, otro señor, muy azorado. Entonces Antonio estalla: "¿y ahora qué, ahora qué? ¿Ahora quién se ríe, mindundi?", lanzándole al tiempo media docena de butifarras antes de recuperar la compostura. "Disculpe usted, es que ha sido mucho tiempo aguantando improperios y que se rieran de nuestra fe. Pero ahí está el milagro, ¿no? ¿Usted lo ha visto?".

Hay en la voz de Antonio L. un algo de desespero, de no poder creerse lo que ha sucedido: pero sí, ha pasado, el tren Puigcerdà-Barcelona de las 9:08 hoy ha pasado a las 9:08.

"Diez minutos, quince... hasta media hora ha tenido de retraso. Vamos, cada día", nos aclara el jefe de estación. "Yo les decía que cambiaran los horarios, pero se ve que el jefe de estación de Puigcerdà es Puntualista-Llegadista radical y se negaba. Ya podían salir hasta una hora antes de Puigcerdà que siempre pasaba algo para retrasarlos".

Encontramos a un joven que nos cuenta algo extraordinario: "una vez mi abuelo, que en paz descanse, vio llegar a ese tren puntual. Pero la maquina se estropeó justo al llegar a esta estación y no pudo arrancar. Una hora y media llevó la línea de retraso todo aquel día". Nos alejamos para no despertar a su abuelo que, en efecto, descansa apaciblemente en el banco a su lado, con la babilla cayéndole. Está a gusto. Da envidia.

"Esperamos que vuelva a suceder otra vez en los próximos años", dice Antonio L. mientras nos despedimos. "Nos gustaría, porque así seguro que viene Iker Jiménez a hacer un programa en directo y todo". Ante la pregunta de éste redactor de si cree que esto será una costumbre y ahora el tren llegará puntual cada día, Antonio L. se queda lívido, un sudor frío comienza a caer por su frente, y finalmente entiende que se trata de una broma: "eso no puede ser. ¡Se te ha secado el seso!".

19 agosto 2011

Grandes Éxitos de Ayer y de Hoy: A.Lex Remix #1

Soy un gnomo
el más anciano del lugar.
Si me quieres conocer
...
pues ven al lugar.

Memoria quizás, pero lógica al niño no le falta.

18 agosto 2011

Vampiros tentadores

Bueno, ya es hora de compartir algo de la versión en castellano de este ensayo. Y hoy os traemos un fragmento del primer capítulo, en la sección dedicada a los vampiros:

En un paso hacia la sofisticación del Mal, los vampiros modernos adquirieron un papel mefistofélico en el capítulo Reunión Escolar (2006)[1], no sólo prometiendo vida eterna, sino la posibillidad de compartir un poder divino: dominio sobre el tiempo, el espacio, la vida… todo[2]. Seguramente el Décimo Doctor lo tuvo más difícil de lo que le hubiera gustado cuando evaluó la oferta de los Krillitanos, que le hubiera permitido reconstruir Gallifrey e incluso volver inmortales a sus compañeros mediante la resolución del Paradigma de Skasis. En aquel momento él era especialmente vulnerable a una propuesta así, ya que estaba de luto por su hogar, gente y familia, sacrificados todos por su propia mano en la Última Gran Guerra del Tiempo:

Sarah Jane Smith: Pensé que habías muerto. Te esperé y no volviste, ¡y pensé que debías haber muerto!
Décimo Doctor: Yo viví. Todos los demás murieron.
Sarah Jane: ¿Qué quieres decir?
Décimo Doctor: Todos murieron, Sarah.

(Reunión Escolar)

Lo efímero de la vida de una larga lista de compañeras y ayudantes, que siempre le había hecho incapaz de devolverles su amor, pesaba también en su consideración de la propuesta. Esto lo reforzaba enormemente su relación a medias con Rose Tyler, en curso por entonces, y el inesperado encuentro en el capítulo con Sarah Jane, que le recordó el pasado:

Rose Tyler: Pero, Sarah Jane… Una vez estuviste así de cerca a ella, y ahora... Y ahora ni siquiera la nombras nunca. ¿Por qué?
Décimo Doctor: Yo no envejezco. Me regenero. Pero los humanos se deterioran. Os marchitáis y morís.[3] Imagínate ver pasar por eso a alguien a quien...
Rose Tyler: ¿Qué, Doctor?
Décimo Doctor: Puedes pasar el resto de tu vida conmigo. Pero yo no puedo pasar el resto de la mía contigo. Tengo que seguir viviendo, solo. Esa es la maldición de los Señores del Tiempo.

(Reunión Escolar)

Así pues, la “carga” de un Señor del Tiempo (como vimos al hablar de Los Fuegos de Pompeya) es la percepción de todas las líneas temporales y su jerarquía, y el sentido del deber al enfrentarse a ellas; mientras que su “maldición es el destino trágico de ser tanto más longevo que casi cualquiera a quien pudieran amar. Cf. el sacrificio de la inmortalidad de Luthien y Arwen para igualarse a sus compañeros humanos en El Silmarilion[4] y El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey[5].

Tenth Doctor: Soy lo suficientemente viejo para saber que vivir más no es siempre lo mejor. Al final, te cansas. Te cansas de luchar. Te cansas de perder a todo el que te importa. Te cansas de ver como todo se convierte en polvo. Si vives lo suficiente, Lazarus, lo único seguro es que acabarás solo.

(El Experimento Lazarus)

Cabe notar que, aunque no era su objetivo, cuando el Doctor se volvió humano y olvidó su historia en Naturaleza Humana/La Familia de Sangre (2007), su anhelo, su principal aspiración vital, es formar una familia.

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[1] Los azares de una carrera actorial quisieron que el papel del Director “vampiro” recayera sobre Anthony Head, un actor famoso por su anterior rol como bibliotecario de un instituto que es en secreto el guardián de una cazavampiros… y que fue considerado para encarnar al Octavo Doctor. "Los azares de una carrera actorial" o directores de casting un poco frikis...

[2] Cf. Nuevo Testamento, Mateo 4:9. “Todo esto te daré, si postrándote me adoras”.

[3] Cf. Jiddu Krishnamurti: “Desgraciadamente, en la mayoría de vosotros el descontento se basa en la demanda de satisfacción, y en el momento en que estéis satisfechos, vuestro descontento se va. Entonces os marchitáis y decaéis” La Crisis del Hombre, VI. Como curiosidad, las conversaciones que Krishnamurti mantuvo con el físico David Bohm en 1980 se editaron bajo el título The Ending of Time, publicado en español como Más Allá del Tiempo (Barcelona: Edhasa, 1986).

[4] J.R.R. Tolkien, El Silmarilion. Ed. Christopher Tolkien (Barcelona: Ediciones Minotauro, 1984).

[5] J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey (Barcelona: Ediciones Minotauro, 1980).

30 julio 2011

Desde este blog, 400 entradas nos contemplan

Y la verdad, me hubiera gustado poder lanzar un mensaje que no fuera meta-mensaje, pero las neuronas están de vacaciones o trasplantadas a mi na'vi simio (un primate azul de 2'7 metros, encantador, y el mecanografiador más rápido que he visto en todos los años que llevo de profesión), así que apenas quedan las espejo de guardia para deciros que...

...gracias por habernos acompañado, en gran o pequeña parte a lo largo de este cuatricentenario.
...ahí a la derecha tenéis el archivo, por si queréis bucear (si estás en Facebook, salta a la página original).
...pronto tendréis novedades sobre 1387. Libro 2 y el proceso de edición de The Bliss of Fatal Death
...para bien o para mal, ya es Agosto. Así que, verano, pégame con todo lo que tengas.


Este año he venido preparado con la manga corta.

29 julio 2011

Change. Death. Rebirth

There’s a whole mythology built around the Doctor’s deaths, as no other character in legend or fiction has ever spawned. Because dying and being reborn as a different man with shared memories is how regeneration has been ultimately defined.

Tenth Doctor: Even if I change it still feels like dying. Everything I am dies. Some new man goes sauntering away... and I'm dead..

(The End of Time - Part 1)


Not any more "a renewal", not just “sort of a way of cheating death (…) I'm gonna change" (in The Parting fo the Ways). The own Tenth Doctor had still hold to such ideas, and he told Rose, when he first showed:

Tenth Doctor: It's me. Honestly, it's me, I was dying. To save my own life I changed my body. Every single cell, but... it's still me.

(Doctor Who: Children in Need 2005)

Yet, very shortly after that, he showed the first signals of a definite, deep change, when he admitted:

Tenth Doctor: I literally do not know who I am. It's all untested. Am I funny? Am I sarcastic? Sexy? Am I an old misery? Life and soul? Right-handed? Left-handed? A gambler? A fighter? A coward? A traitor, a liar, a nervous wreck?

(The Christmas Invasion)

And later revealed, as he discovered it "No second chances, I'm that sort of a man", which started to show us the great difference with his predecessor.

The death of a Doctor has regained dramatic stature: the violence with which Tennant's vital incarnation departed (severely damaging the TARDIS console room!), his previous rebellion against the unfair end:

Tenth Doctor: I’ve gone too far! Is this it? My death? Is it time? No!

(The Waters of Mars)

Yes, he resists: with vehemence and rebellious spirit, first, in that final sentence after Mars, with a pitiful complaint about his untimely departure, as his final words[1] His ultimate acceptance of death (hinted as self-criticism with his "sometimes I think Time Lords live too much" sentence[2]), as even not wanting to leave he chooses to regenerate, unlike the Master in Last of the Time Lords

All this turns the maybe trivialized act of regeneration into a special issue, core to the character as death is to any person, tragic and philosophical on at least Hamlet's soliloquy’s level:

Hamlet: To be or not to be: that is the question (...) Who would fardels bear, to grunt and sweat under a weary life, but that the dread of something after death, the undiscover'd country from whose bourn no traveller returns, puzzles the will and makes us rather bear those ills we have than fly to others that we know not of?

(Hamlet, III, Scene 1)

Can this be the reason, coupled with his huge vitality, behind the Tenth Doctor's strong rejection of death? It’s a philosophical and moral issue that he had been addressed about: accepting death. Sarah-Jane advised him about accepting others’ death, and he returned her the advice. But accepting your own death… ah, that’s a very different matter. And at the same time, does this link him to his human counterpart, John Smith, and his reluctance to again becoming the Doctor[3]?


[1]I don’t want to go!”, The End of Time – Part 2 (2010).

[2] The End of Time – Part 2 (2010).

[3] Both John Smith and Donna Noble where shown the possibility of a full life in peace, “the easy way”, him in The Family of Blood (2007), her in Forest of the Dead (2008), and both had to fight the urge for that normal, plenty life.