Te doy la bienvenida a un nuevo acercamiento a algunas claves y temas que se desarrollan durante el último episodio de Doctor Who. En esta ocasión, las referencias a la serie clásica siguen siendo uno de los platos fuertes del análisis.
Cuando nos referíamos hace una semana al arranque de "The Magician's Apprentice", señalábamos que desde sus primeros planos estaba remitiéndonos al serial clásico "Genesis of the Daleks" (1976), algo que iríamos descubriendo posteriormente con la identificación de Davros y luego con la pugna filosófica entre él y el Doctor. Esta semana ocurre algo parecido: dejando colgado el cliffhanger del episodio anterior, nos encontramos a Clara colgada de un árbol, viva, junto a una Missy que le explica una vieja historia del Doctor. "Un clásico", nos dice metareferencialmente a los espectadores, indicándonos que se remonta a la etapa clásica de la serie. En un elegante blanco y negro, vemos por un instante al Cuarto Doctor (!) y al Primero (!!) antes de convenir que el Doctor es el Doctor, y que Capaldi nos puede servir lo mismo que cualquier otro para lo que a la anécdota atañe: lo que Missy nos está diciendo, lo que nos viene diciendo desde el capítulo anterior, es que hay elementos que definen al Doctor lleve la cara que lleve. Algo que la serie estuvo pugnando por definir durante toda la pasada temporada (trabajosamente a veces, como en "Deep Breath"), aquí se resume en unas pocas secuencias.
Pero a lo que íbamos: en ese flashback, de por sí una mini-historia con acción, suspense, humor, genialidad, heroísmo, un monstruo nuevo e incluso su propio cliffhanger, el Doctor salva la vida gracias a una casi milagrosa sincronicidad, captando la energía de los múltiples rayos que le acaban de disparar y aprovechándolos para recargar su teleportador robado y escaparse. Parecería algo que se mueve dentro de unos parámetros propios, que tiene valor por sí mismo. Y lo tiene: su función dentro del episodio es volver a dejarnos claro uno de los aspectos clave del Doctor, además de su genialidad: su optimismo. Pero no es el único: cuando el episodio vaya avanzando y encontremos a nuestro héroe en graves apuros, se encenderá la chispa de la conexión con otro episodio en el que una milagrosa sincronicidad acabó felizmente y en el que alguien trató de absorber la energía de todas las regeneraciones que le quedaban: "Mawdryn Undead" (1983), el capítulo más timey wimey de toda la temporada de celebración del 20º aniversario de la serie. Allí, Mawdryn quiere las regeneraciones del Doctor para que él y su equipo, ladrones de tecnología gallifreyana, dejen de renovarse eterna, dolorosa e incompletamente y puedan morir, y aquí Davros simula estar muriéndose para robar el secreto gallifreyano de la regeneración y renovarse a sí mismo y a sus criaturas.
No obstante, entre unas cosas y otras nos hemos ido del principio al final, y queda mucho más que decir sobre "The Witch's Familiar" (¿o debería ser "The Bitch's Familiar", como Missy dice que el Dalek Supremo la conoció en un enfrentamiento pasado?). Vayamos al título: por una parte, tenemos el paralelismo con el capítulo anterior: si allí convenimos que el aprendiz de brujo eran tanto Davros como el Doctor (e incluso ahí teníamos una pista sobre el plan de uno y sus consecuencias con la intervención del otro: recordemos la multiplicación sin fin de escobas), ¿quién es aquí la bruja y quién el familiar? Ya explicábamos ayer que los familiares de las brujas eran espíritus en forma animal con los que estaban en comunión, sus gatos, ratas y sapos, que utilizaban para llevar sus maleficios y espiar a sus vecinos. Así era en los cuentos antiguos y lo recuperan hoy juegos de rol como Dungeons and Dragons o Pathfinder (véanse las clases de Wizard y Witch) e incluso de superhéroes como DC Heroes (con su poder "Eye of the Cat"). Y en ese sentido el familiar de la bruja es Clara, utilizada como mascota para permitir a Missy entrar al centro de mando de los Daleks. En un submundo de Skaro al que ya habíamos bajado en el pasado, sobre todo en Genesis of the Daleks"; pero recordemos que este es un nuevo Skaro, el Séptimo Doctor hizo que Davros volara el planeta original en "Remembrance of the Daleks" (1989), aunque la novela War of the Daleks dijo que aquello había sido un planeta señuelo. Es posible que Skaro no fuese destruído entonces y sí lo fuera más tarde, quizás durante la Guerra del Tiempo. Afortunadamente, en cualquier caso, esta vez no tenemos Ostras Gigantes de Porexpán ^_^U pero sí proto-daleks que parecen salidos de la película de Mario Bros (1993).
Pero también encontramos una referencia de pasada a que Missy (puede que cuando aún era el Amo, o tal vez incluso antes) tuvo una hija, un dato absolutamente novedoso que nos vuelve a retrotraer a ese momento anterior al primer episodio de la serie, esa terra incognita en la que casi nadie ha querido bucear en televisión y de la que incluso en el universo expandido de novelas, audiodramas y cómics han tratado de puntillas. Sabemos algunas cosas de la infancia del Doctor ("The Time Monster", 1975; "The Movie", 1996; "Listen", 2014, y novelas como The Eight Doctors, 1997 o Unnatural History, 1999), y algunas pocas más sobre su juventud ("The Deadly Assassin", 1976; "The Invasion of Time", 1978; novelas como Cold Fusion, 1996; Lungbarrow, 1997 o Divided Loyalties, 1999), pero casi nadie se había adentrado en ese tramo del Doctor y el Amo adultos antes de abandonar Gallifrey, y estas semanas estamos recibiendo algunos datos inéditos. Y dado el mote de Missy en su enfrentamiento con el Dalek Supremo, ella sería literalmente "the Bitch's familiar".
Lo que nos lleva a hablar de Davros. A mitad del episodio tenemos una divertida persecución que no lleva a ninguna parte (alguna vez tendremos que discutir los campos de fuerza que dejan pasar a la gente, este capítulo tiene varios y no es la primera vez), algo muy típico del segundo o tercer capítulo de los seriales clásicos, pero que en este caso nos deja el icónico momento del Doctor en la silla de Davros ("admitámoslo: todos habéis tenido justo esta pesadilla"). Después de eso empieza la trampa del creador de los Daleks, dándole al Doctor lo que cree que éste quiere, dejándole ser quién es, bajando sus defensas: Davros se nos ablanda, se nos vuelve cercano, digno de compasión, implora al Doctor que no deje de buscar a los suyos. E incluso cuando luego descubrimos que todo ha sido una trampa para conseguir su energía regenerativa, nos queda la duda de saber cuánto de todo aquello era cierto. Porque realmente Davros estaba conectado con todos los daleks del planeta, así que es probable que, de verdad, se estuviera muriendo. Por cierto, una conexión, esa de Davros y los Daleks, que recuerda a la primera aventura de estos, "The Daleks" (1963-4), cuando no podían dejar de tocar el suelo porque les transmitían la energía para moverse por contacto con él.
Y Davros da a entender que quizás el Doctor huyó de Gallifrey por haber tenido algo que ver en la creación de una raza híbrida entre las dos especies. No encaja con lo que sabemos: ese tipo de experimento parece más relacionado con lo que haría la Rani, y el Doctor pareció descubrir a los Daleks por primera vez en 1963. Aunque el Doctor miente, ya lo sabemos. Pero, por otro lado, algo de esto sí que hemos visto: un híbrido de dalek, humano y señor del tiempo apareció en "Evolution of the Daleks" (2007), y ahí sí tuvo que ver, y mucho, el Doctor.
¿Cuánto da de sí la energía regenerativa robada al Doctor repartida entre tantos seres? ¿Qué significará eso para los encuentros futuros de nuestro protagonista con sus archienemigos? ¿Y qué precio le ha costado: apenas una pierna o unos cuantos centímetros en el futuro, o se ha reducido su ciclo? ¿De cuántas regeneraciones era esta vez, de todas formas? Enigmas sin respuesta, pero que plantean un marco futuro emocionante y abierto. Los enigmas sin respuesta que amplían el número de historias a contar siempre son interesantes.
Y eso nos lleva a un final hacia el que tengo que expresar unas cuantas reticencias: Clara Oswald de nuevo metida en un dalek (como su versión alternativa Oswin en "Asylum of the Daleks", 2012 o ella misma en "Into the dalek", 2014) es una situación que podría haberle servido al personaje para establecer puentes con su pasado, pero no se hace, se deja si acaso en manos del espectados. Quejarnos de lo que no ocurre, de todas formas, no tiene demasiado sentido: sí quiero quejarme del uso tramposo que se hace del modulador de voz del dalek, porque incluso entendiendo que no pueda comunicar su propio nombre, al carecer ellos de uno, o expresar sentimientos, hay muchas de las cosas que dice Clara que no deberían ser un problema para que un dalek las comunique: cosas como "soy yo", "estoy aquí dentro", "me ha metido ella"... El objetivo es llegar a "piedad" (cf. "The Big Bang", 2010, sweeties), pero el camino está torpemente trazado.
La segunda reticencia es que ahora parece que la TARDIS tiene dos sistemas de defensa llamados HADS: conocíamos uno que desplazaba la nave a una localización segura cuando se encuentra bajo ataque ("The Krotons", 1968; "Cold War", 2013), pero el de este episodio, activado el anterior, lo que hace es dispersar la TARDIS (o al menos su caparazón exterior, ya que su campo de fuerza se mantiene) alrededor de la zona del impacto. Un HADS es Hostile Action Displacement System y el otro Hostile Action Dispersal System, pero parece un poco confuso y especialmente "lohizounmaguesco".
Para acabar, tenemos las "gafas sónicas". Me alegré cuando el episodio anterior el Doctor decidió deshacerse de su destornillador, al menos por un tiempo, porque sin varita mágica los guionistas están obligados a centrarse más en la historia sin soluciones de última hora en las que no han tenido que pensar (el súmmum de esta clase de anticlímax es en "The Power of Three", 2012). Unas gafas sónicas parece que vuelva a llevarnos al mismo punto de partida: admito que a nivel estético puden dar juego al Doctor rockero con el que tan a gusto parece estar a veces Capaldi, pero no creo que tengan un aire lo suficientemente distinguible para evitar que, pronto o tarde, vuelva nuestro destornillador.
Eso es todo por hoy. La semana que viene, agua y fantasmas. Y algo me dice que tendremos que hablar de cierta historia victoriana del Séptimo Doctor... Hasta entonces, ¡sed buenos y no desintegréis Skaro!