25 junio 2024

TERTIA PUGNA - 6


TERTIA PUGNA

FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez

Capítulos:     1       2       3       4       5       6       7


CAPÍTULO 6.- ERRORES DEL PASADO



"Hice lo del halo".
"Al Infierno no le va a gustar".
"Sólo lo deberíamos hacer en combate.
Podría tomarse como una declaración de guerra".
(Good Omens, temporada 2, capítulo final)


     (Londres, antigua librería en el Soho):

    Hay cosas que intentamos olvidar. Porque nos desagradan demasiado... o por todo lo contrario. Pero no se puede huir de ellas eternamente.

    Eso es lo que pensó Muriel, al sorprenderle una repentina ráfaga de luz. Blanca, intensa, condensándose en una figura sólida…

    - ¡Perdón, Arcángel Supremo! -gimió el ángel novato, postrándose ante el círculo de luz-. No debí vender tu anuario… ¡losientolosientolos…!

    - Soy yo quien debe pedir perdón -le consoló Maggie-. Porque dejé entrar a quien no debía y...

    - No importa: te perdono -respondió una voz amable-. Y a ti también, Muriel. En realidad, ni siquiera vengo por eso.

    Maggie sonrió al reconocer al recién llegado: 

    -¡Señor Fell!

    Azirafel salió del círculo de invocación, comprobó con discretos toquecitos que (por una vez) había conseguido usarlo sin descorporizarse, tomó aire y...


    Y el aroma del pasado se le echó encima con la delicadeza de una prensa hidráulica. Era como respirar recuerdos: Proust habría estado orgulloso. Olor a libros, a la madera de su escritorio, a la tapicería del sillón donde solía beber con...

    - ¡Rayos! -imprecó, intentando reprimir la palabra "hogar". Porque, como recordó con tristeza, aquél ya no era su hogar. 

    - ¿Un té? -ofreció Maggie, empeorando su nostalgia sin querer.

    Azirafel resistió la tentación y huyó hacia la salida, mascullando algo sobre “Sesenta y cinco Prousts… estooo… Lázaros”. Suponía que en el exterior sería más fácil olvidar todo lo que había perdido. Pero apenas abrió la puerta, descubrió que se equivocaba.

    - Rayos -repitió. Pero esta vez era descriptivo. 

    El fulgor de un relámpago le mostró una calle rebosante de recuerdos: el frío repiqueteo de la lluvia en su rostro, olor a contaminación, a asfalto mojado, a… Londres. Llevaba tiempo intentando olvidarse de aquella ciudad, y del ángel caído que asociaba a ella, como el adicto que intenta desengancharse. Pero no se puede huir eternamente.

    Sobre todo porque él estaba allí, en la calle, a sólo unos pasos de distancia. Echaba humo: la lluvia se evaporaba al tocarlo. Ceñudo, hostil, rabioso... 

    "En dos palabras: como siempre" sonrió Azirafel, avanzando unos pasos hacia Crowley. Incluso la misión se parecía a las de antaño: cooperar con él, pero fingiendo acusarlo, por si sus superiores vigilaban. Sólo tenía que formular la acusación de una manera fácil de rechazar, como por ejemplo...

    - ¡Sesenta y cinco, Crowley! ¿Cómo has sido capaz?

    Pero su optimismo se llevó un jarro de agua fría al no recibir exactamente una negativa: 

    - Extraño saludo, Azirafel. ¿Recuerdas que declaraste una guerra?

    - - - - - - - - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Mientras tanto, en un laboratorio de Scotland Yard, tres policías se estaban acercando demasiado a un caso que les venía grande. Infernalmente grande:

    - La cifra de muertes sigue subiendo -gruñó la inspectora Jones-. Parece una auténtica guerra.

    - Ya son 65 -asintió la forense Sato, cotejando los resultados de varios análisis-. Sin rastro de armas, toxinas ni enfermedades. Sólo han sido devorados a velocidad acelerada. ¡Antinaturalmente acelerada!

    - ¿Por un enjambre de algún insecto nuevo? ¿Alienígenas? ¿Demonios? -se burló el tercer agente.

    - Tyler, no tiene gracia -protestó Jones-. Entre las víctimas está mi confidente y sus contactos. No sólo vendían drogas: estaban en una red de trata de personas. Y justo cuando iban a llevarme hasta los peces gordos... 

    - Desaparecen sin dejar pistas analizables -concluyó Sato-. Qué conveniente para los peces gordos. 

    - ¿Y las cámaras de tráfico, Tyler? ¿Han registrado algún patrón en torno a esas muertes?

    - Hemos captado a docenas de personas y vehículos, pero ninguno se repite. Lo único sospechoso es... -Tyler consultó su tablet-: un par de vehículos con las matrículas tapadas, en la zona y hora de la primera muerte. Un Jaguar y un Bentley clásicos.

    - ¿Como los del caso de la M25? -se animó Jones-. No es una prueba concluyente, pero al menos serán fáciles de identificar: los clásicos son escasos. Gracias, Tyler. Si los vuelve a detectar...

    - Eso es lo mejor -sonrió él-. ¿Quiere ver las cámaras en directo?

    La inspectora ojeó la tablet de su compañero... y su expresión cambió al ver las imágenes: 

    - Desde luego, esto no se ve todos los días.

    La cámara mostraba una tormenta curiosamente pequeña, que sólo afectaba a una calle del Soho. Y un Bentley muy antiguo, aparcado junto a una vieja librería. 

    - Aún no tengo pruebas, amiguito -le susurró al Bentley-. Pero sé que tienes algo que ver con mi guerra.

    Jones casi juraría que los faros del vehículo parpadearon a modo de respuesta.


    - - - - - - - - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Azirafel frunció el ceño: no tenía tiempo para distracciones. Estaba demasiado ocupado investigando un crimen de 65 Lázaros (aunque ni siquiera sabía de qué clase: no tenía ninguna pista) y rezando para que su interlocutor no estuviera implicado.

    - Crowley, no he venido a hablar de guerras. Escucha....

    El exdemonio lo encaró bruscamente, tenso como una cobra a punto de atacar:

    - ¿Y a qué vienes? Dijiste que irías Arriba para "mejorar las cosas". ¿Recuerdas? 

    - Sí, pero...

    - Vaya mierda de mejora -bufó Crowley, meneando la cabeza-. ¡Ni siquiera has desconvocado tu guerra!

    - ¿Mía?

    - Sí. ¡Tú hiciste lo del halo!

    - ¡Ah, eso es agua pasada! He venido a hablar de algo más import...

    - ¿¡Más que una guerra!? 

    El arcángel se mordió el labio para no contestar: "Sí. Tu vida está en juego, porque te acusan de un crimen infernal, y tú eres lo que más me importa". Pero no podía decirle algo así en público, así que se limitó a recordarle:

    - Ya tuvimos un acuerdo de paz.

    - Eso creía yo. Pero sólo sirvió para que no ejecutaran a esos dos desertores, Gabriel y Belcebú. Los de Abajo no prometieron nada más, y acabo de saber que siguen en pie de guerra.

    - Pero... ¡no deberían! -palideció Azirafel, retrocediendo un paso-. ¡Yo no quería eso, sino sólo defenderme! Me dejaste solo y...

    - Te dejé protegido -replicó Crowley, desdeñando su parte de responsabilidad-. Estabas en una Embajada a la que ningún demonio podía entrar sin ser invitado. 

    - Sí, pero...

    - Los invitaste a entrar y los masacraste. Lo entiendo, le hice algo parecido a Ligur. ¡Pero parece que matar gente en una Embajada rompe normas diplomáticas, POR LO QUE SEA! -reprochó, elevando la voz cada vez más-. ¿Y los de Arriba? ¿Van a detener esto?

    - Ejem... no han dicho nada, aparte de alguna alusión a la Segunda V...

    - ¿¡NADA!? -estalló Crowley, avanzando con largas zancadas hasta detenerse a sólo unos centímetros de su adversario-. ¿Para eso eres el Arcángel Supremo?

    La tormenta se intensificó hasta convertirse en diluvio. Estaban solos en la calle y, gracias a la magia de Crowley, ningún ser humano se asomaba al exterior. Excepto dos personas de mente más alerta, ocultas en el umbral de sendos edificios: Nina y Maggie.

    Esta última lamentaba amargamente su culpabilidad:

    - No fue él quien los dejó entrar -confesó la tímida rubia, avanzando bajo la lluvia hasta quedar a pocos pasos de Azifarel-. Fui yo. No quise invitarlos, pero retorcieron mis palabras...

    Crowley se quitó las empapadas gafas y estrechó los ojos con malicia:

    - Y por eso los humanos no deberían mezclarse en nuestros asuntos. ¡Debí evacuarte con los demás!

    - Sólo fue un error, y se arrepiente mucho. No para de pensarlo -la defendió el Arcángel Supremo en un tono amable, pero extraño. Alzó una mano para invocar un milagro-: Maggie, debes olvid...

    - ¡No! -intervino Nina, saliendo de su escondite-. ¡No te atrevas a borrarle la mente!

    El arcángel volvió su atención hacia Nina... y la visión de ésta se oscureció de repente, como si alguien hubiera extendido un telón negro ante sus ojos. Ella temió lo peor pero, para su sorpresa, descubrió que aún recordaba aquella terrible noche. Y que la barrera negra desplegada ante ella era, en realidad, un enorme par de alas. Cubiertas de magníficas plumas oscuras, similares a las de un águila, pero mucho más grandes.

    Las alas protectoras de... ¿¡Crowley!? ¿¡Desde cuándo tenía alas!?

    - Ya la hasss oído, áng... arcángel -siseó con furia el demonio alado-. No tienesss derecho a manipularlesss la mente.

    - ¡Pero si tú mismo has dicho que los humanos no deberían...! -protestó el otro, con la voz cada vez más chillona por los nervios- ¡Es por su bien!

    - Ah, ¿sí? Pregúntaselo -Crowley plegó las alas sólo a medias, listo para volver a extenderlas en caso necesario, y preguntó sin mirar a su protegida-: Nina, ¿quieres olvidar?

    Ella balbuceó una negativa, todavía aferrada al periódico del día. Aquel periódico, con aquella terrible noticia en portada.

    Una portada que, al apartarse parcialmente las alas negras, Azirafel pudo leer perfectamente:


    "El Devorador arrasa los bajos fondos".

    "Scotland Yard investiga 65 muertes inexplicables".    


    ¡65 asesinatos sobrenaturales! La mirada de Azirafel se iluminó al descubrir que por fin tenía una pista. ¡Todo encajaba!


(CONTINUARÁ...)


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18 junio 2024

Papilio Tempestae (1 de 1)

 


PAPILIO TEMPESTAE

FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez


Relato anterior: El Maestro y la Serpiente                                 


(Londres, 2013. Mansión del Agregado Cultural de USA)

    El pequeño Warlock miró la pantalla del ordenador portátil con curiosidad:

    - Nanny Aztoreth, ¿pada qué zidve ezto?

    - Esto, querido Warlock, es un videojuego.

    - Papá y mamá ziempe dicen que zoy demaziado pequeño para videojuegoz.

    Nanny Astoreth sonrió, enseñando sin disimulo sus colmillos de depredador:

    - Entonces será mejor que no se lo digamos cuando vuelvan de su viaje, ¿verdad?

    El pequeño asintió y se concentró en la pantalla: parecía una versión informatizada de una casa de muñecas.

    - Los Sims -anunció la niñera, con mal disimulado orgullo-. La versión online con micropagos de dinero real fue uno de mis mejores inventos.

    - ¿Funcionó bien?

    - Las versiones normales, como la tuya, sí. Pero la de dinero real la ideé para tentar a unos magnates informáticos demasiado codiciosos -sonrió malévolamente al añadir-: Y eso les cambió la vida. ¡Ni el crack del 29!

    - ¿29? ¿Ezo ez bueno o malo?

    Nanny Astoreth se relajó en su asiento del jardín, complacida. Por fin podía cumplir su cupo diario de enseñanzas malvadas y, al mismo tiempo, estrenar su petaca de vodka soviético añejo. Señaló la pantalla y sentenció:

    - Querido, perteneces a una clase superior. No te debes ocupar del bien, sino de controlar a la gente. Cuando seas mayor manejarás a millonarios de verdad, así que…

    - ¡Ah, contol! Déjame contolar el videojuego un poco.

    La niñera suspiró: Warlock era demasiado pequeño para ciertos conceptos. Pero en fin, por algo se empieza, decidió volviendo al ataque:

    - Con este juego aprenderás a ser omnipotente y omnisciente, como D…

    - ¿Omnipoqué?

    - Omnipotente significa que puedes hacer lo que quieras. Y omnisciente, que puedes ver todo lo que quieras.

    - ¡Lo que yo quieda! -celebró el niño con alegría.

    - Pero sólo a pequeña escala – intervino un recién llegado-. No se puede aspirar a ser omnipotente de verdad.

    Nanny Astoreth se sobresaltó con indignación fingida:

    - ¡Maldición, hermano Francisco! -protestó, intentando recuperar su agresividad habitual-. ¿Nos estabas espiando?

    El interpelado sonrió apaciblemente y tomó asiento junto a la niñera:

    - Trabajo aquí. Soy el jardinero, ¿recuerdas?

    - Ya hablaremos tú y yo de jardinería. ¡Consientes demasiado a esas plantas!

    - Son unas mimadas -admitió traviesamente el jardinero, levantando un dedo para reprender a la niñera-: Igual que tu pupilo, ¿no?

    - Gracias por darte cuenta -presumió ella.

    El niño resopló con disgusto:

    - Ahoda me dirá que loz videojuegoz zon maloz y que ez mejod jugar a ver laz nubez. ¿No?

    - No te preocupes -el rostro afable del jardinero irradiaba paz-. Sólo debes recordar que no se puede ser omnipotente de verdad. Sólo Dios puede.

    La expresión del niño se apagó de repente:  

    - ¿Nunca hadé lo que yo quieda? -se angustió, cabizbajo.

    - Bueno… -se ablandó el hermano Francisco, sin saber cómo consolar al pequeño, para diversión de la niñera-. En realidad… ejem... ¡ayúdame, Astoreth! ¡Es tu pupilo!

    - No, adelante -sonrió ella burlonamente-. Quiero ver cómo usas tus sapientísimas enseñanzas para un trabajo tan “fácil” como el mío.

    - ¿Omnipotente ez malo? -inquirió el pequeño con ojos de cachorrito, albergando alguna esperanza de recibir un “no”.

    - Ejem… no es que sea malo. De hecho, Dios es omnipotente y omnisciente. Pero nosotros no podemos serlo porque… -rebuscó nerviosamente alguna idea hasta que se le iluminó la mirada-. No nos cabrían tantas cosas en la cabeza. ¡Eso es! ¿Te imaginas tener que preocuparte de todo y de todos? ¡Sin descansar nunca!

    - ¿Y cocinar mi dezayuno yo zolo? -se horrorizó Warlock, cuyo único vicio (de momento) era la pereza.

    - ¡Así es! Mejor que cada persona se ocupe sólo de algunas cosas, ¿no?

    - Bueno… zi a cambio me canzo menoz…

    - Pero un día serás fuerte y no te cansarás de eso -intervino la niñera, alarmada por el cariz moralista que tomaba la conversación-. Ser omnipotente y omnisciente tiene sus ventajas, Warlock. Por eso a los humanos les gusta crear juegos, como el que estás usando, y observar cómo interactúan sus creaciones.

    - Sí, tiene cierta belleza -reflexionó el jardinero, paseando la vista sobre los parterres de flores-. Es agradable contemplar tu obra, aunque sea pequeña… la desventaja está en que hay tareas tediosamente repetitivas, pero aun así, compensa.

    - Y se pueden automatizar. Incluso Dios lo hace -filosofó Nanny Astoreth, dando un trago a su petaca. Se la pasó a su rival y añadió-: Programando, por ejemplo, las Leyes de la Física. Las que rigen la formación y evolución de las estrellas, las nebulosas, y…

    La voz de la niñera se suavizó, como si estuviera cada vez más lejos. En cierto modo era así, aunque sólo en espíritu. Ya no sonreía.

    Su compañero probó el licor y miró a Astoreth con simpatía:   

    - Adoro oírte hablar de Astrofísica -elogió, reprimiendo una punzada de nostalgia.

    Nanny Astoreth se sobresaltó como un niño pillado en falta: 

    - Tonterías. Es por culpa del vodka ruso. ¡Eso es! A los rusos les gusta la carrera espacial. ¡La verborrea astronómica debe de ser un efecto secundario!

    - No hay nada malo en ponerse filosóficos…

    - ¡Nada malo, dice! ¿Qué será lo próximo que me llames, "santurrona"? ¡Ni lo sueñes! -La niñera se puso en pie y dejó la petaca en el asiento con un fuerte golpe-: Maldito vodka astrofilosófico, ¡no me extraña que Tolstoi fuera tan deprimente! Tendré que cambiar de bebida. ¡Vámonos, Warlock!

    - El niño se puede quedar conmigo un rato y… ¡espera, y tú también! -intentó detenerla, pero ella ya se alejaba hacia el edificio principal-: ¡Podemos hablar de otras cosas!

    - ¿Alguna idea? -Astoreth se volvió hacia él, desafiante.

    - No sé...

    - Ah, pues yo sí tengo una idea -decidió, más animada-. ¡Tequila!

    - ¿Sólo eso? 

    - Más que eso: ¡Cantidades extraordinarias de tequila!

    - ¿Y me dejas así, sin más?

    - ¿Quieres algo más? ¡Toma! -chasqueó los dedos y se adentró en el edificio-. ¡Ahí tienes agua!

    El hermano Francisco la miró alejarse con tristeza, mientras comenzaba a llover con una furia tan repentina como la de su compañera. Pero la lluvia no llegó a tocarlo: una de las copas de sus árboles se había extendido para guarecerlo, tanto a él como al niño. Éste último cerró el ordenador y lo protegió bajo su chaqueta, preguntando: 

    - ¿Qué ez ezo de la Fízica? ¿Por qué le enfada tanto?

    - Son leyes de la Naturaleza; forman parte de la Creación. Pero una vez creadas, hay que atenerse a ellas. Romper ese mecanismo tiene un precio, y…

    Y ese precio puede apagar una mirada radiante para convertirla en amargura, recordó a su pesar. Puede carbonizar unas alas luminosas hasta que parezcan sombras, como le pasó a ella. Puede…

    No. No se puede decir algo así a un niño de cinco años.

    - El… efecto mariposa -se limitó a contestar-. Puedes hacer que vuele una mariposa cuando no debería, pero a cambio provocarás un huracán en otro sitio.

    - ¿Y zi alguien hace una todmenta mágica, como ahora?

    - Entonces alguna mariposa meteorológica sufrirá los efectos, aquí o en cualquier otro lugar del mundo. Se moverá sin querer, por ejemplo, como si tuviera un tic nervioso.

    - ¿Maripozaz de laz todmentaz?

    - Papilio tempestae -el jardinero parecía bromear, pero se agachó con rapidez y le señaló un extraño insecto, posado sobre una hoja-. En este caso no se mueve mucho: sólo le tiembla una antena. Eso indica que alguien está invocando una tormenta en un sitio muy específico.

    - ¿Dónde?

    - Aquí mismo. Si fuera otro lugar del mundo, se movería más. Pero no se necesita gran cosa para hacer que llueva en Londres.

    Warlock había sido aleccionado por su niñera para cometer maldades contra seres frágiles como aquél, pero se limitó a sonreír maravillado. Examinó el bello insecto durante largo rato, hasta que al final la lluvia comenzó a calarse entre el follaje que le servía de protección, marcando la hora de retirarse. El hermano Francisco lo acompañó al edificio principal y declaró, más animado:

    - Será mejor que busques a tu niñera. Creo que pronto habrá en la cocina algo que le va a gustar.

    - ¿Qué ez?

    - Cosas de mayores -el jardinero chasqueó los dedos, sonrió con picardía y añadió-: sólo dile que después, cuando te vayas a dormir, habrá algo aquí abajo para ella.

    El niño subió a cumplir el encargo, mientras su interlocutor sacaba de entre sus ropas un libro y se sentaba a leer, satisfecho por saber que (gracias a la tormenta) tenía toda la tarde libre para relajarse a solas.

    Bueno, a solas no. Esperaba a alguien.

    Y una mano milagrosa había hecho aparecer una botella de tequila sobre la mesa.   

 


Ejemplar adulto de Mariposa Meteorológica (Papilio Tempestae).
Obsérvese en sus alas el contador de tormentas característico
de esta especie, rodeado por su correspondiente mapa de líneas isobaras.


(FIN)


Otros relatos inspirados en el universo de Good Omens:   

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06 junio 2024

¡Arriba el telón! 13 críticas (y van 212)

         Seguimos corrigiendo cómics, volvemos a la palestra profesional periodística... Y aquí van las críticas artísticas que he publicado en EnPlatea.com entre abril y principios de junio. Recordemos que desde febrero las críticas aparecen sin título individual... cosa que completo aquí en esta lista...

         Ahora una semana para coger fuerzas, porque empieza el Festival Grec a finales de mes, y va a ser intenso.

200. Bonobos: "No me chilles que no te quiero" (11 de abril)
201. Les dues cares de Maria Hinojosa: "Groucho, la monja cupletera y el Haddock ilustrado" (19 de abril)
202. Don Ramón María del Valle-Inclán: "Dos ramones y un piano" (23 de abril)
203. Conspiranoia: "Secretos y mentiras... y terraplanistas" (29 de abril)
204. Ifigènia: "Adeu, llum que jo estimo" (3 de mayo)
205. El favor: "Aquellos amigos a los que no estrangulamos porque los queremos tanto" (9 de mayo)
206. Acorar: "El límite de nuestro lenguaje es el límite de nuestro mundo" (9 de mayo)
207. Thauma: "Sense of wonder" (15 de mayo)
208. Nodi: de gossos i malditos: "Recuerdos de un conato de resistencia" (23 de mayo)
209. Arturo BrachettiSolo: "Fregolismo con rayos láser" (29 de mayo)
210. Banda Municipal de BarcelonaRhapsody in blue: "Entre blue notes y libros olvidados" (31 de mayo)
211. El tigre: "...y mis circunstancias" (5 de junio)
212. OSV & Marco Mezquida Trio - Porgy & Bess: "Lincoln, Gershwin... and all that jazz" (6 de junio)

Críticas 20151 a 10 | 11 a 23 | 24 a 30 | 31 a 42     Críticas 201643 a 52 | 53 a 62 | 63 a 74
Críticas 201775 a 79     Críticas 201880 a 88
     Críticas 201989 a 97 | 98 a 107 | 108 a 112
Críticas 2020113 a 116
     Críticas 2021117     Críticas 2022118 a 123 | 124 a 133
Críticas 2023: 134 a 137 | 138 a 146 | 147 a 154 | 155 a 163 | 164 a 172 | 173 a 185
Críticas 2024: 186 a 199 | 200 a 212
El favor, Teatre Goya