Cartel diseñado por Mikel Navarro. Me encanta la simetría Napoleón/Angustias con Salvador/Susana |
El 12º capítulo de El Ministerio del Tiempo (y cuarto de esta segunda temporada) se titula "El monasterio del tiempo", algo que directamente le hace a uno asomar una sonrisa en los labios. Y si es así, miel sobre hojuelas, porque el hilo conductor del episodio es el humor. Aunque el capítulo comience con un sueño y una pesadilla, el detonante de la trama sea una muerte, haya tres personajes sobre los que pesa una ejecución, el entorno de la historia sea el de una invasión y el mismísimo liderazgo como subsecretario de Salvador se vea torpedeado, la dinámica de "El Monasterio" es la de una comedia ligera (como las de Capra, como las de Wilder; como las de Lubitsch, como bien me ha recordado Mayka).
El homenaje anunciado por Javier Olivares para todo el episodio era la serie de la BBC 'Allo, 'Allo (1982-1992). A primera vista uno puede pensar que en la trama no hay demasiadas similitudes, más allá de del elemento humorístico y de que hay tropas francesas y una Resistencia involucradas: y es que esta semana la referencia es tan constante como sutil. Está el hecho de que la trama principal de "El Monasterio" no es cualquier clase de comedia, sino (como dice Angustias) un vodevil, una farsa en la que casi todos se enamoran de quien no deben, o tratan de explicar el clásico "no es lo que parece". Está el mariscal Ney (imprescindible Jordi Martínez), homosexual sin pluma y enamorado de uno de los protagonistas, como el Teniente Hubert Gruber de 'Allo, 'Allo. Y por supuesto están los cánticos desafinados de la pobre Angustias, la estrella indiscutible de la función, que recuerdan a los de Edith (Carmen Silvera) en la serie británica.
Es, por tanto, necesario aplaudir el trabajo de Francesca Piñón, que ha desarrollado su personaje en virtud del guión de Diana Rojo (de vuelta tras "Tiempo de Leyenda"), Peris Romano (que regresa después de "El Tiempo en sus Manos"), Anaïs Schaaf y el propio Olivares, y la dirección de Jorge Dorado. Y lo ha hecho con coherencia, aupándose en lo que ya hemos visto de ella, una mujer a partes iguales clásica y moderna, tan dudosa de sus capacidades como intolerante con las injusticias, y capaz de citar Braveheart si se viene arriba. Es Francesca quien lleva el peso de la mayor parte del episodio, y quien hace tan deliciosas sus escenas con el Napoleón de la historia, Fernando Cayo, y con el propio Salvador. Realmente parece un capítulo diseñado para emitirse en Navidad, y como tal mantiene un aire amable pese a las amenazas que penden sobre varios de los personajes (el remate a lo Casablanca personalmente me rechinó un poco, pero creo que no lo hubiera hecho en un capítulo festivo). Que buena parte de los hechos estén respaldados por acontecimientos reales, aumenta el interés de la trama.
Pero hay otros elementos que se suman en "El Monasterio del Tiempo". Está el desopilante gag recurrente del "momento Timotei"/"the hills are alive with the sound of music" en que varios personajes evocan su amor de manera kitsch y saturada de azúcar. Está el planteamiento de realidades alternativas y el mensaje entre líneas: "pensáis demasiado". Está la interesante trama de Torres vs Salvador, en la que parece sugerirse que el (ya ex) subsecretario quizás lo tenía todo previsto (y el capítulo de esta semana del audiodrama "Tiempo de Valientes" parece apuntar en esa dirección). Está la riqueza de detalles sobre la historia del Ministerio que van dejándose caer con naturalidad, como que fue Adolfo Suárez quien confió en Salvador para el cargo de subsecretario, que los recuerdos no cambian para el que cambia la historia, que en 2011 los agentes tuvieron que salvar a un antepasado de Iniesta, que se mantiene un control sobre toda la genealogía de los personajes relevantes de la Historia o incluso que el Ministerio usa tarjetas de crédito de una supuesta entidad llamada Time Bank. Está la sitcom de la que es improbablemente protagonista Alonso de Entrerríos, primero con "Pacino", con quien empieza a desarrollarse una relación que recuerda a la de Bud Spencer y Terence Hill; luego en solitario y finalmente con Ernesto.
Hay frases para el recuerdo:
- "Solo existe una clase de suerte: la mala suerte" (Alonso pre-citando a Blas de Lezo).
- "Puedo prometer y prometo..." (el antepasado de Suárez, plantando las bases).
- "¿Un abrazo? - Pero de amis." (Ney y Pacino, que corra el aire).
- "Hablo españolo en la intimidad" (Napoleón Ánsar)
Y ya puestos, una de las acotaciones que sólo vimos quienes teníamos activados los subtítulos, y que más risas nos ha provocado, pese a su precisión innegable:
- "[Graznidos de ánsares]"
Sin olvidar la insultante propuesta de puerta giratoria de Susana Torres a Salvador, que la vuelve todavía más despreciable de cara al público general, de manera muy inteligente.
En el fondo acaba siendo otro episodio de profecía autoescrita: esta vez sin dudas, el Ministerio ha cambiado las cosas para que se cumpla su versión de la Historia y no para rectificar un cambio en ciernes, porque la Abadesa original muere sin intervención de ningún agente exterior transtemporal. ¿O si lo hay, y es todo un efecto mariposa por haber salvado al hijo o la mujer de Alonso, o a éste mismo de ser ejecutado?
Reseñas de El Ministerio del Tiempo
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