25 abril 2017

MdT2: Incluso el propio tiempo (XI): Los Deímas



 LOS DEÍMAS

   Me levanto en Barcelona. Bueno, no exactamente en Barcelona. Uno no puede estar seguro del todo de quien andará rastreando estas comunicaciones, o vendrá desde el futuro a hacerse con tu diario. Los americanos. O los chinos. "¡Que nos comen los chinos!", decía mi abuela. En realidad no, se lo oí a uno del Muchachada en la tele, pero me hace mucha gracia. "¡Que nos comen los chinos!". ¡Jjjjjj! ¡Son la monda!
   Voy a la esquina, compro croissants rellenos y dos cafés, y me acerco a Correos. Pero no entro, me quedo en la puerta. Como cada día, miro a izquierda y derecha para asegurarme de que no venga nadie, saco la llave y me meto dentro del buzón amarillo.

   Salgo por la puerta 977, en el subnivel ocho: la gracia que me hace subir hasta arriba, sobre todo los miércoles. Está generalizada la creencia de que los lunes son el peor día de la semana, pero en realidad son los miércoles: llevas dos días trabajando y aún te faltan otros dos para el finde. Esoesasí. Científicamente demostrado. Como que hoy es miércoles y mañana nochebuena.
   Trabajo en el Ministerio del Tiempo, la sede está en Madrid. Supuestamente he viajado un minuto hacia el futuro, peeeero aquí está muy mal visto esto de decir que viajas al futuro. Prefieren que digas que viajas "al presente", que el que está en el pasado eres tú. Que si último y principal Ministerio y esas cosas. Todo el mundo se queda con que he viajado un minuto en el tiempo, que no es moco de pavo, pero tampoco es la octava maravilla del mundo: yo prefiero pensar que me teletransporto desde Barcelona hasta Madrid un poco lento. No mola tanto como desaparecer con un ¡bamf! en una nube, pero luego no tienes que estar apestando a azufre todo el día, que es un asco.
   Digo "todo el mundo se queda con..." pero tampoco es que se lo pueda comentar a los amigos: mientras subo me cruzo con un oficial romano, una aguadora medieval y un cantante patillero con una sorprendente retirada a Nino Bravo. A esos sí se lo podría decir: pero a ellos se la suda. Ellos viajan en el tiempo cada día, por todo el país, por toda la Historia de España. O de lo que fue España en el pasado. Ellos son los agentes, los héroes de este ministerio: yo sólo trabajo aquí.

   - ¿Dónde te has quedado?
   Mikel siempre te pregunta eso cuando llegas, sin levantar la mirada de la pantalla.
   - ¿Sabes que han vuelto a pegar un cartel de "Cuarto de las escobas" en la puerta? -le contesto.
   Pasa de eso. Mikel pasa de casi todo, o lo parece. Porque luego te das cuenta de que se fija en cada detalle que fliparías, el cabrón.
   - ¿Dónde te has quedado? -repite con el mismo tono.
   - Un pirado maya se ha llevado a Amelia Folch -dejo los cafés y la bolsa de croissants sobre la mesa. Él se abalanza sobre los croissants. Lo sabía, los cafés son para la jefa.
   - Afteca -dice con el hojaldre asomándole entre los dientes. ¿En serio los inventaron para conmemorar una victoria sobre los turcos?
   - Un pirado azteca. Eso nos va mejor, ¿no? O sea, el periodo maya no es que nos vaya muy bien a la hora de abrir puertas, pero si el tío es azteca y esto es alguna especie de venganza contra los españoles, es más probable que ya estemos invadiendo aquello. Hasta puede que tengamos territorios.
   - Eso nos da igual -dice una voz procedente de las sombras. La verdad es que todo el despacho está sumido en sombras, excepto por la luz que arrojan las pantallas de los ordenadores. Es Nieves, la jefa, sigilosa como un gato. Como una gata. Siempre me hace aquello, le encanta hacer que el corazón me salte hasta la boca. Cuando asoma por detrás de Mikel puedo ver su perfil recortado a la luz del monitor-. Ya hay agentes dedicados a revisar la documentación. ¡Café!
   - ¿Quién? Porque la que mejor maneja esos asuntos de papeleo es Amelia y...
   - Rimbau. Y están avisados todos los jefes de sección en cada Ministerio.
   - Ah, Don Enrique Gaspar, ¡qué ganas tengo de que escriba El Anacronópete!
   - ¡A que sí! -me sigue la corriente Mikel. Todo lo que sean viajes en el tiempo ficticios le encanta. Es una de las razones por las que está aquí: se le da de maravilla calcular variables espaciotemporales en 8 dimensiones con flujos de retorno capados, y es de los únicos que puede comprenderlas de manera gráfica sin necesitar de un ordenador. La computadora la usa para plasmar sus tejemanejes mentales en posibles puertas-. ¡Y dicen que ha conocido a Juana García!
   - ¡Oh! ¡Oooh! -me emociono-. ¡El fluido García! Una vez más queda demostrado que en este Ministerio hacemos la historia.
   - Marcos, céntrate -interviene Nieves, saboreando el café. Tiene razón, se me va la pinza. Su especialidad es la ingeniería y la lógica difusa, aunque no me preguntéis cómo las combina. Donde Mikel ve posibilidades, ella se encarga de hechos: sobre todo de descartar las puertas peligrosas. Es capaz de reconocer los efectos de un desvio de dos micras, y sabe sacar nuevos elementos de los textos del Rabino. Habla hebreo. De hecho, habla 14 idiomas, la tía-. Quieren que pases por la cafetería.
   - ¿Yo? ¿A la cafetería? Eso es para los agentes.
   - Todos somos funcionarios. Velázquez ha hecho un retrato robot del que se ha llevado a Amelia y a Perucho.
   - ¿No me jodas que también se han llevado a Joan Perucho? ¡Leches, que aún no ha escrito su cuento de Lovecraft! ¡Que igual nos quedamos sin juego de rol de Cthulhu en España! ¡Que fue el primero que dirigí! ¡Que...!
   - ¡Que te centres! -insiste Nieves-. Mira el retrato y a ver si reconoces algún tatuaje: el patrullero Alonso de Entrerríos le ha contado a Velázquez lo que vio, y don Diego ha hecho lo que ha podido. Pero si puedes reconocer algún... -dejo de escucharla, porque mi cabeza ya ha empezado a funcionar; es miércoles, tarda en arrancar. Tatuajes aztecas. Entre los guerreros denotaban el grado y las victorias especiales. En otros estamentos podían tener significados más místicos, y según donde estuviera tatuado...
   Salgo deslumbrado del cuarto de las escobas. Que no lo es. Sin demasiadas ganas, arranco el papel que han puesto tapando nuestro letrerito. Es corto, muy corto, demasiado corto: I+. Antes ponía I+D, pero la D se cayó hace dos presupuestos y nadie ha dedicado una partida a reponerla, por lo que I+ se ha quedado, y para todo el mundo en este Ministerio, cuando se acuerdan de nosotros, somos "los deímas".
   Me llamo Marcos Muñoz, mi especialidad es la mitología. Todas las mitologías. Incluso dentro del Ministerio del Tiempo, no es una especialidad a la que le puedas sacar demasiado partido. Pero cuando el fundamento de tu trabajo es el libro escrito con sangre sobre piel humana por un árabe loco... No, perdón, eso no era: el libro escrito por un sabio judío combinando alquimia, cábala y física cuántica (eso es), descubres que los mitos son los que pagan tu sueldo. 

   Velázquez me mira con altivez. Yo no sé cómo mirarle y me pellizco la barba. A ver: ¡es que es Velázquez! Le mencionamos constantemente, que si Velázquez ha hecho esto, que si dicen que Velázquez quiere aquello... Pero otra cosa es tenerlo delante mientras moja una porra en el café.
   - Bueno... -dice al fin, impaciente-. ¡Qué!
   El "qué" lo exclama, no lo pregunta. Aunque imagino que quiere preguntar.
   - Está... en el pecho. Eso es un centro de poder para los aztecas... No es nada habitual. Pero podría tratarse de Cipactonal y Oxomoco.
   - Un buen moco me parecen. Yo intentaba dibujarlos bien, y Don Alonso no paraba de decirme, "no, más feos, más feos". Que si los dientes salidos, que si la piel amarilla... ¡Qué desastre! ¡Para dibujar mal que llamen a Tapies!
   - Es solo una teoría. A fin de cuentas es el dibujo de un recuerdo de alguien que lo ha visto un momento... ¡Aunque es un dibujo magnífico, dadas las circunstancias! -me apresuro a decir. ¡Que es Velázquez!-. Representan al primer hombre y la primera mujer...
   - Vamos, Adán y Eva, pero en feo.
   - Y más. Para los pueblos nahuatl eran también el día y la noche, y juntos significaban el calendario y... el tiempo. Pero esto -señalo el otro dibujo que había hecho Velázquez: el de las manos del secuestrador, no quiero ni imaginar lo que valdría un dibujo así. "Su etapa americana", ¡uf! Piensa en lo importante-. Lo de las muñecas es más reciente, el color está más vívido.


   - Don Alonso fue muy claro al respecto: los tatuajes de las muñecas eran mucho más claros que los del pecho. Y era como un dragón con una cabeza en la boca.
   - O es más reciente, o es importante y lo ha hecho recolorear hace poco. Es la serpiente de fuego -digo asombrado.
   - ¿De fuego? Pero el señor Entrerríos dejó muy claro que era "azul verdoso" -¡Cómo le molestaban aquellas vaguedades!-. Lapislázuli o azul turquesa, imagino.
   - Justo. Xiuhcoatl significa exactamente "serpiente turquesa". Tiene que ver con los sacrificios y curiosamente también con el paso de los años. Lo he visto en pinturas, pero no era habitual que nadie se lo tatuara: era el arma más poderosa de los dioses aztecas, algo así como el rayo de Zeus para los griegos. Capaz de matar hasta a los dioses y las estrellas.
   Velázquez abrió mucho los ojos:
   - Virgen santísima.
   - Incluso al propio tiempo.

(CONTINUARÁ...)