El 27 de Abril no hubo Doctor Who, pero sí el 28 y el 29. Esa sería la dinámica habitual para la serie: 3 capítulos por semana, los martes, jueves y viernes. A "Robot" le siguieron "L'experiment Sontaran", "Una arca a l'espai", aunque originalmente el orden de estos dos seriales era el contrario (una pena el desorden, porque en "Sontaran" se hace referencia a los hechos de "arca). Luego "La venjança dels homes cibernètics" y "La gènesi dels Daleks" (los días 2 y 3 de Junio no se emitió la serie, a causa de la copa del rey de balonmano), dos seriales que también se emitieron alterando el orden original (Daleks/Cybermen). Le siguió "El terror dels Zygons", por una vez el serial que tocaba, pero volvieron a trastocar el orden de "Les piràmides de Mart" (curiosamente no hay constancia de que se emitiese el capítulo 1 de este 4-parter) y "El planeta diabòlic" (desde su tercera parte, el 12 de julio, la serie pasa a emitirse de martes a viernes), siendo el orden original Planeta/Pirámides. Ya no hay más desorden desde aquí: siguieron "La invasió dels androides", "El cervell de Morbius", "Les llavors de la destrucció" (a partir de su tercera parte, el 1 de agosto, la serie pasa a emitirse de lunes a viernes) y "La màscara de Mandràgora", con la que finaliza la emisión de la serie el 10 de agosto de 1988, a falta de un último serial para completar la trayectoria de Sarah Jane Smith, "The Hand of Fear".
La razón para este desorden es sencilla de entender: los códigos de producción de cada serial no se correspondían con el orden correcto de emisión, porque no se grababan cronológicamente, y la BBC tenía tendencia a despreocuparse un poco de explicar cual era éste. Así, aunque el orden de emisión de los seriales era 4A/4C/4B/4E/4D/4F/4H/4G/4J/4K/4L/4M, en TV3 acabaron emitiéndose por orden alfabético: 4A/4B/4C/4D/4E/4F/4G/4H/4J/4K/4L/4M.
El 15 de febrero de 1989 a las 18:00 comienza a reponerse la tanda de episodios, emitiéndola los lunes, miércoles y viernes en una franja un tanto más infantil que juvenil (antes y después se emiten espacios como El Oso Yogui, Història de Catalunya o El Gran Pescador. A cambio, se emiten 2 episodios cada día. Esta vez todo parece indicar que sí se emite el episodio 1 de "The Pyramids of Mars". El 23 de marzo, durante la reposición de "El Planeta dels Androides", el programa se emite ocasionalmente un jueves, y comienza a estar precedido por El Show de Gary Coleman, y a ser el programa previo a la reposición de Doctor Slump. El 12 de abril de 1989, con el final de "La màscara de Mandràgora", la serie de despide de la parrilla catalana.
En Junio de 1996, en un artículo titulado "La sordidez ya no vende tanto" sobre el cambio en el tipo de telefilmes que se estaban estrenando, Nicolás Kasansew se hacía eco en La Vanguardia de la TV Movie del Octavo Doctor. En España no se emitiría, y hasta la llegada de la nueva serie arrancada con sudor y lágrimas en 2005 por el ejemplar equipo reunido por Russell T Davies, no sabríamos más de la serie. Ni de Leela, las dos Romana, Adric, Nyssa, Tegan, Turlough, Peri, Mel, Ace ni sus Doctores respectivos.
Y ahora llega la fantástica sincronía del planeta Barcelona: si TV3 hubiera seguido emitiendo la serie, a razón de 1 temporada por año y respetando la pausa de 15 meses que dejó a 1985 sin Doctor, hubiera emitido "Survival", el último serial clásico, en 2003. Hubiéramos conocido al octavo Doctor en su telefilm al año siguiente, en 2004... justo a tiempo para continuar en tiempo real con Davies, Eccleston y Piper.
Wibbly-wobbly timey wimey!
Blog aperiódico de Marcos Muñoz, aka KalEl el Vigilante, y Mari Nieves Gálvez. Un periodista, una ingeniera; whovians, ministéricos, roleros, cinéfilos, broadwayrriors, curiosos vitales. Y ahora, ¿también un podcast?
29 agosto 2012
27 agosto 2012
La sincronía del planeta Barcelona (I)
Por lo general, la comunidad whovian recuerda el año 1989 con tristeza: tras 26 temporadas, la longeva serie Doctor Who saltaba de la parrilla británica. Y a diferencia de lo que había ocurrido en 1985, donde tampoco hubo ningún episodio de la serie, y pese a que la BBC insistiera en que era un descanso temporal, esta vez todo parecía indicar que el hiato era permanente. John Nathan Turner, el productor en la época, lo sabía, y dado que las historias se habían grabado, y pidió a Andrew Cartmel que escribiese un monólogo de cierre para la temporada y la serie que concluyera la saga, a la vez que lanzaba al Séptimo Doctor y su compañera Ace hacia nuevas aventuras. Otros medios tomaron el relevo: novelas, cómics, audiolibros... pero para la gran mayoría, el 6 de Diciembre de 1989 Doctor Who había terminado.
Para la gran mayoría pero no para todos. Porque en una pequeña aldea del sur de Europa, una región llamada Cataluña, antaño un estado medieval, hoy en día una comunidad autónoma española, la serie también decía adios pero en la boca nos quedaba el sabor de un prometedor saludo. Más aún: para los catalanes, 1988 no había sido el penúltimo año de Doctor Who: había sido el primero. Así lo anunciaba Josep Maria Baget Herms en La Vanguardia del 26 de abril de 1988:
Pero en realidad había habido algo más entre el final de Oh, Bongònia! y el arranque de "Robot". Durante los días anteriores, aproximadamente en aquella franja, TV3 había ido emitiendo un spot en el que se avisaba del inicio de una nueva serie, Doctor Who. De repente, el 26 de Abril, aquel spot se hizo más largo. Mucho más largo. De hecho, se convirtió en un mini-documental de varios minutos de duración donde se explicaban las bases de la serie, los 3 Doctores que había habido hasta el momento (Hartnell, Troughton y Pertwee) e incluso la existencia de un Doctor paralelo, el de Peter Cushing, que no estaba en continuidad [1]. Todo ello abundantemente ilustrado con imágenes de las series y películas que componían la rica historia de 11 años anterior a los capítulos que íbamos a ver. Si la sintonía con la que se había anunciado la serie hasta entonces ya me parecía hipnótica (yo adoraba el programa Planeta Imaginario y el "Arabesque" de Debussy que lo presentaba me sugería un precedente de la música de Ron Grainer y Delia Derbishire), aquellos minutos previos, imprevistos y absorbidos cual esponja, me atraparon del todo. Desde entonces fui un fiel seguidor de Doctor Who el tiempo que estuvo en antena. Que no fue tanto, pero si fue intenso.
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[1] Por cierto: ¡Doctor Who y los Daleks se estrenó en los cines de nuestro país! El 19 de septiembre de 1967, por ejemplo, se proyectaba en el Cine Niza en sesión doble junto a Gentleman Jim (La Vanguardia) y en abril de 1971 seguía siendo parte de la programación de dos Salas de Reestreno como los cines Jaime I y Padró.
Para la gran mayoría pero no para todos. Porque en una pequeña aldea del sur de Europa, una región llamada Cataluña, antaño un estado medieval, hoy en día una comunidad autónoma española, la serie también decía adios pero en la boca nos quedaba el sabor de un prometedor saludo. Más aún: para los catalanes, 1988 no había sido el penúltimo año de Doctor Who: había sido el primero. Así lo anunciaba Josep Maria Baget Herms en La Vanguardia del 26 de abril de 1988:
Posteriormente la serie alcanzó otras cadenas autonómicas españolas como Telemadrid, la ETB vasca o la Televisión de Galicia. El primer capítulo de "Robot", el serial de apertura de la etapa de Tom Baker, despegó en TV3 a las 19:15, en pleno prime time juvenil, entre el programa musical Oh, Bongònia!, presentado por Miquel Calçada "Mikimoto", y el concurso familiar diario Filiprim, conducido por el gran Josep Maria Bachs. Competía contra el espacio de divulgación La Nave Tierra en TVE-1 y el programa infantil Picapuça y la serie francesa de animación Clementina en TVE-2. Eso era todo en aquellos tiempos.
TV3 estrena esta tarde (19.15 horas) la serie de ciencia ficción juvenil “Doctor Who”, producida por la BBC. Se trata de una producción con veinticinco años de vida —se estrenó en el año 1963— y de la que la televisión autonómica ha contratado los episodios rodados a partir de 1974 cuando se puso en marcha su cuarta tanda de capítulos. La serie narra las aventuras espaciales de un personaje llegado de una lejana galaxia que tiene como misión instaurar la paz y el orden en las relaciones de los distintos planetas.
Who pertenece a la especie de los “Senyors del temps” (Time Lords) que están dotados de dos corazones, sistemas especiales de respiración y nada menos que trece vidas. Cada una de esas regeneraciones implica un cambio en el físico y en la mentalidad del personaje. Esto explica que en cada etapa de la serie se haya buscado un actor distinto que haga de protagonista. Después de William Hartnell, el primer “Who” de la historia (1963—66), llegarían Patrick Troughton (1966-70) y Jan Pertwee (1970-74) [sic] .El cuarto, y el primero que veremos en TV3, es Tom Baker, un tipo excéntrico que se inspira en Harpo Marx con su indumentaria estrafalaria, su larguísima bufanda y unas actitudes poco convencionales que despistan a sus mortales enemigos, los Daleks. Estos monstruos dotados de grandes poderes pretenden dominar el universo, ya que se creen superiores a todos los seres vivientes. Who cuenta con el apoyo de guapas ayudantes, de un brigadier llamado Leighbridge Stewart y de un fantástico ordenador con aspecto de perro mecánico.
“Doctor Who” es una de las series de ciencia ficción que han alcanzado un mayor éxito internacional y su popularidad en los Estados Unidos, donde hay centenares de clubes de “fans”, es extraordinaria. Unos sesenta países han emitido ya esta serie, y su audiencia se calcula en unos 110 millones de espectadores en todo el mundo. Al cabo de veinticinco años el Señor del Tiempo, a bordo de su nave TARDIS (que tiene forma de cabina telefónica inglesa), aterriza entre nosotros.
Pero en realidad había habido algo más entre el final de Oh, Bongònia! y el arranque de "Robot". Durante los días anteriores, aproximadamente en aquella franja, TV3 había ido emitiendo un spot en el que se avisaba del inicio de una nueva serie, Doctor Who. De repente, el 26 de Abril, aquel spot se hizo más largo. Mucho más largo. De hecho, se convirtió en un mini-documental de varios minutos de duración donde se explicaban las bases de la serie, los 3 Doctores que había habido hasta el momento (Hartnell, Troughton y Pertwee) e incluso la existencia de un Doctor paralelo, el de Peter Cushing, que no estaba en continuidad [1]. Todo ello abundantemente ilustrado con imágenes de las series y películas que componían la rica historia de 11 años anterior a los capítulos que íbamos a ver. Si la sintonía con la que se había anunciado la serie hasta entonces ya me parecía hipnótica (yo adoraba el programa Planeta Imaginario y el "Arabesque" de Debussy que lo presentaba me sugería un precedente de la música de Ron Grainer y Delia Derbishire), aquellos minutos previos, imprevistos y absorbidos cual esponja, me atraparon del todo. Desde entonces fui un fiel seguidor de Doctor Who el tiempo que estuvo en antena. Que no fue tanto, pero si fue intenso.
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[1] Por cierto: ¡Doctor Who y los Daleks se estrenó en los cines de nuestro país! El 19 de septiembre de 1967, por ejemplo, se proyectaba en el Cine Niza en sesión doble junto a Gentleman Jim (La Vanguardia) y en abril de 1971 seguía siendo parte de la programación de dos Salas de Reestreno como los cines Jaime I y Padró.
21 agosto 2012
Viejo amigo (y IV)
CAPÍTULO I | CAPÍTULO II | CAPÍTULO III | CAPÍTULO IV
Kory se cubrió la cabeza con los brazos, arrodillada entre los escombros. Ya no sabía qué creer, ya no sabía a quién creer. En las cercanías, las explosiones se sucedían. Por supuesto, la batalla entre Cyberhumanos y Sontaran tenía mucho que ver con aquello: Encelado no resistiría una nueva jornada de luchas, al ritmo al que aumentaba la escalada bélica. Pero la guerra se desarrollaba a un centenar de metros. Las dos facciones habían dejado que aquellos adversarios se enfrentaran por su cuenta y con sus condiciones, sin interferencias. Posiblemente pensaban matar al superviviente.
Aunque tenía la cabeza fírmemente hundida entre las manos, seguía dándole vueltas. ¿Qué le había hecho aquel hombre, el enemigo del Doctor? Le había tocado brevemente el centro de la frente y había sentido como
todo explotaba, como las palabras y las imágenes la apabullaban. ¿Control mental? ¿Hipnosis? ¿Acaso podía confiar en sus propios sentidos, en sus propios recuerdos?
Levantó la vista con lágrimas en los ojos. Tanto el Doctor como su némesis seguían inmóviles, apuntándose mútuamente con sus destornilladores sónicos. Inmóviles y silenciosos. Pero entre la tormenta de ideas que asediaba a Kory Parsons apareció una nueva: que no sólo esperaban encontrar un hueco en la defensa del otro, sino que parte de su lid se libraba en el plano telepático.
- Kory -dijo el Doctor sin parpadear siquiera-. Acércate. No quiero que... el Amo te haga daño.
- Lo haces mal -dijo el otro, igualmente concentrado-. Lo que deberías decir es "el Amo no va a hacerte daño. Me quiere a mí".
- No vas a convencerla siendo sutil -dijo el Doctor- ni tampoco con subterfugios.
- No -admitió el Amo-. Pero puedo convencerla con tus propios subterfugios.
El Doctor frunció el ceño: Sólo demasiado tarde se dio cuenta de lo que estaba a punto de ocurrir. Y entonces ya había perdido.
Pero era tarde. Kory Parsons, técnica de Magpie Electronics, miró al Doctor, se levantó... y salió corriendo hacia su adversario. Lo que el Amo había dicho era lo que había estado flotando en el borde de sus recuerdos durante tanto, tanto tiempo. De repente, los retazos de aquella imagen enterrada, la de los recortes de periódico en la pared del despacho de su madre que había visitado tantas veces de joven, con los rostros de los hombres que le parecían atractivos (Kennedy, Ringo, Lancaster...), apareció desde los cuatro rincones de su maltrecha memoria, fundiéndose en el rostro que faltaba. Un hombre considerado por muchos un terrorista tan peligroso como Carlos el Chacal, un hombre de aspecto inteligente y perilla oscura, casi demoníaca, que sin ella sería igual que el Doctor, y que aunque el pie de foto llamaba con el nombre por el que fuera temido durante un corto período de tiempo durante los años 70 (el mismo nombre que dijo el Adversario hacia el que ahora corría, el nombre que la había esquivado), también era conocido por otro.
El Doctor disparó el destornillador sónico, pero el Amo lo había activado antes y el artefacto apuntaba hacia otra parte, maltrecho.
- Corre, Kory -dijo el Amo cuando ella llegó hasta él.
- Victor Magister. Él es Victor Magister. Él es...
El Amo disparó el destornillador sónico, pero el Doctor lo había activado antes y el artefacto apuntaba hacia otra parte, maltrecho...
- ...él es...
- Corre, Kory. Ahí detrás está la TARDIS.
- ¡Ya no nos deja entrar!
- Esa no. Mi TARDIS. Corre.
El Doctor, en su Undécima vida, apretó los dientes al sentir como el arma laser del Amo le perforaba el costado. No dejó de mirar a Kory hasta que vio sus blancos cabellos desaparecer tras el montón de escombros.
- Eres tan ruin... -dijo entonces. El Amo sonreía. Estaba enfadado pero sonreía.
- He hecho lo mismo que tú tantas veces. Le he enseñado el universo.
- Has intentado llenarle la mente de tecnología alienígena para la que la Tierra no está preparada. Se destruirían si eso llegara a principios del siglo XXI.
- Sabes que no están preparados para el siglo XXI -volvían a calibrar sus posiciones, pero ahora no estaban quietos, daban vueltas alrededor de las pilas de metal calcinado que marcaban los restos de una lanzadera Sontaran abatida.
- Eso ya es grave -continuó el Doctor-. Pero ¿por qué has tenido que sacarla de su casa tanto tiempo?
- Era más tonta de lo que esperaba. Le costaba aprender. Creo que intentó no aprender. Y además, cada vez que tenía que borrarle la memoria porque se había acercado demaiado a la verdad perdía un tiempo precioso.
- Treinta años. Has tenido a Kory Parsons fuera de su hogar 30 años. Le has robado su vida. Le has robado también eso. A la inteligente, inteligente Kory Parsons que una vez tras otra te descubría. Es fabulosa -dijo con orgullo.
- Lo hubiera sido. Te la he robado.
El Doctor tenía a tiro al Amo. Pero disparó contra la grua electromagnética que se sostenía a sus espaldas, dejando caer el electroimán. El Amo se lanzó a un lado, perdiendo el equilibrio. Cuando se levantó, el Doctor ya no estaba.
- Quizás cometí algun error. Era un Doctor que no conocía, posiblemente posterior. Tal vez eso le dio ventaja.
Quince segundos después, la TARDIS del Undécimo Doctor ya no estaba en Encelado. Veinte segundos después, Encelado mismo desaparecía, consumida por el generador de fusión de los Cyberhumanos.
F I N
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