25 marzo 2009

Disney: los temas de amor (III)

Acabado el trabajo en Dumbo, con una secuencia tan lisérgicamente innovadora (y aterradora) como el delirium tremens de los elefantes rosa, Disney siguió explorando nuevos frentes. Algunos de forma obligada, como fue el caso de Saludos amigos (1943) respecto a los espectadores latinoamericanos. A veces se ha dicho que Disney creía mucho en el potencial del mercado latino: lo cierto es que el gobierno americano le pidió que rodara Saludos amigos y Los tres caballeros (1944) como parte de su plan para llevarse bien, en tiempos de la 2ª Guerra Mundial, con sus "vecinos del sur"; a Walt le iba financieramente mal en aquel momento -acababa de expandise hacia Europa justo cuando el mercado se había cerrado por la guerra- pero este proyecto lo financió el Tío Sam.

Otras exploraciones respondían a proyectos personales: es el caso de Bambi. Bambi significó una gran innovación en el aspecto técnico: sus secuencias multiplano (que tanta profundidad conseguían en la gran pantalla y que tanto influyeron en la más reciente Tarzan) fueron comentadas por todos y aún hoy siguen recibiendo elogios y levantando admiración. Pero no sólo en el terreno visual: el campo sonoro de Bambi también estaba bien abonado, como denotan sus tres nominaciones a los Oscar: Mejor Sonido, Mejor Banda Sonora y Mejor Canción.

A este hermoso tema de amor, que no consiguió alzarse con la estatuílla (es duro competir contra "White christmas"), a su compositor (Frank Churchill) y su letrista (Larry Morey), y a su hermoso título ("Love is a song") dedicamos hoy esta entrada.

Es breve, sencilla y poéticamente inocente. El amor es una canción... que nunca acaba.

Love is a song that never ends.
Life may be swift and fleeting,
Hope may die yet love's beautiful music
Comes each day like the dawn.

Love is a song that never ends,
One simple theme repeating
Like the voice of a heavenly choir
Love's sweet music flows on.

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