En 1387, abandonad toda esperanza.
Porque las nubes se abrirán y vomitarán fuego, y dragones, y criaturas monstruosas de las que vuestras pesadillas os habían salvado hasta ahora. Porque llegarán la muerte ambulante, la peste encarnada, la guerra aplastante, el hambre insaciable. Porque los espíritus etéreos que moran en el vacío de la inexistencia destruirán vuestras vidas y arrasarán vuestras almas. Porque Satán se esconderá debajo de una piedra por miedo al infierno que se desatará en la Tierra, y rezará a Dios porque todo acabe bien.
Huid, huid mientras podáis. 1387 es el límite, es la frontera. Más allá os espera vuestra destrucción.
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