Fanpiros, freakazoides y fans letales débiles de espíritu: apartad vuestras miradas de esta entrada porque quizás vuestros corazones no resistan los horrores que contiene.
Quedáis avisados.
Anoche estuve viendo la mitad final del primer programa de la undécima edición de Gran Hermano (aire, aire para el caballero de la izquierda vestido de Jedi... Sheesh, que yo ya había avisado) y debo decir que me pareció muy interesante el giro que han dado al programa. O al metaprograma, casi podríamos decir. Porque ahora hay una casa de concursantes (típicos, aunque diría que han rebajado un poco del grado de ordinariez, quizás) y otra casa de vigilantes. En la segunda casa, de gente bastante más normal de lo que es la media en estos concursos, todos tienen un secreto que deben ocultar por órdenes del concurso: dos chicas están casadas pero tienen que hacer ver que se acaban de conocer, un chico y otra chica simulan ser novios aunque ellos sí se acaban de conocer, una cuarta chica tiene a su madre participando en la otra casa pero no puede decirlo, y el sexto miembro conoce los secretos de todos los demás pero no puede dejar que lo sepan. Pero lo más divertido es que en la segunda casa hay una puerta secreta en el suelo que les permite meterse en la legendaria cruz de cámaras y espiar, de dos en dos y en absoluto silencio, lo que hacen en la primera casa. Y deben hacerlo bien, porque sólo si aciertan el expulsado de cada semana podrán sustituirles en el concurso. Vale, tal vez sería un premio más compasivo dejar salir a los de la primera casa hacia la segunda :D
Que DC, Caín y Abel me perdonen: la Casa de los Misterios y la Casa de los Secretos. Qué ases se guardan en la manga los concursantes y qué tal espiarán y defenderán sus particulares trabas los aspirantes. Vigilando a los vigilados, los de la segunda casa establecen una nueva "tierra media" entre los que juegan y los que miran: los que miran y juegan para poder jugar y ser mirados.
No, aún no han soltado a los zombies de Dead Set, pero todo se andará...
PD: ¡ah! El mobiliario de la casa oficial me recuerda esta vez mucho, mucho, mucho al de la edición 500-no-se-cuantos del programa que aparecía en el capítulo "Bad Wolf" (Doctor Who (2005), 1.12)
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