27 enero 2009

Doctor Who: The beginning (II)

(1.5 a 1.11)
Atentos: esta entrada no versa sobre la película Doctor Who and the Daleks de Gordon Flemyng (1965) sino sobre la saga The Daleks que ocupó los capítulos 5 a 11 de la primera temporada de la serie Doctor Who y que dirigieron entre 1963 y 1964 Christopher Barry y Richard Martin. Flemyng dirigió una película en color inspirada en el guión original televisivo y protagonizada por Peter Cushing y que se tomaba muchas libertades respecto al original (como el hecho de convertir al Doctor en un terrestre, y no un alienígena, hacer realmente que su apellido sea "Who", en lugar de tratarse de un mero guiño que hacen en ocasiones los personajes en relación al título de la serie, o darle un aire cómico a varias de las secuencias que tienen que ver con los Daleks y con el personaje de Ian). Estas películas no se consideran dentro de la continuidad del Doctor Who, prevaleciendo las versiones televisivas originales, aunque sí dentro del canon general del personaje: el Doctor de Peter Cushing ha quedado finalmente situado dentro de un universo paralelo al de su trasunto original.

Para una valoración acerca de la política que llevó a la BBC a borrar gran parte de su producción de los años 60' y 70', y porqué eso convierte estos capítulos en un tesoro audiovisual, más allá de su valor como ficción narrativa, ver el comentario acerca del primer serial de Doctor Who, An unearthly child.

THE DALEKS
Tras el prometedor arranque del capitulo de presentación "An unearthly child", la historia de los cavernícolas en busca del fuego de 100.000 BC fue un bajón importante dentro de las aventuras del primer Doctor: pero el segundo serial iba a solucionar eso rápidamente, no sólo ofreciendo una interesante aventura de ciencia ficción, sino presentando a los personajes más icónicos de toda la historia de la serie. "The dead planet", título del primer capítulo de los 7 que componen la trama, comienza justo donde dejamos al Doctor (William Hartnell), su nieta Susan (Carole Ann Ford), y sus involuntarios acompañantes Ian Chesterton (William Russell) y Barbara Wright (Jacqueline Hill). Tras la dura aventura en el Paleolítico, de la que casi no consiguen escapar con vida, nuestros héroes aterrizan en un planeta desconocido y abandonan la sala de mandos del TARDIS para asearse, sin darse cuenta de que el sensor de radiación exterior sube de pronto hasta sobrepasar los límites de seguridad. Pronto se ponen todos en marcha, hasta encontrar una ciudad de metal abandonada... ¿o tal vez no? El grupo comienza a sufrir claros síntomas de envenenamiento por radiación y acaba perdido en las entrañas de la ciudad, separado y a merced de una fría raza extraterrestre, los Daleks, que habita en una especie de vehículos personales armados hasta los dientes. Están en guerra, desde hace incontables siglos, contra una raza de mutantes que vive en el exterior, los Thals. Habrá que elegir bandos, habrá que decidir con mucho cuidado cada paso que den, porque no sólo sus vidas, sino el futuro de docenas de galaxias estará en juego.

Nos volvemos a encontrar ante un producto de ciencia ficción artesanal, a capítulo por semana y con presupuestos mínimos. Pero es posiblemente por eso por lo que The daleks es uno de los seriales más valientes y memorables de toda la etapa clásica de Doctor Who: la mera creación de los metálicos Dalek (de los que durante una década ignoraríamos el origen), con todo lo que implicaba diseñar su aspecto, su voz, su movimiento, ha sido objeto de horas y horas de documentales. La organización de una historia dividida en siete partes, algo extremadamente complejo para la época, equivalía prácticamente a la grabación de un largometraje con una décima parte del presupuesto; el guión, además, debía tener personajes sólidos, dosis constantes de problemas a resolver por los protagonistas y un plan que mantuviera la tensión a lo largo de todo el serial. En mi opinión se consigue, y este es uno de los mejores seriales de Doctor Who (aunque el sexto capítulo, "La ordalía", peque de innecesario y se aleje de la trama: 6 capítulos hubieran sido quizás suficientes para explicar este historia).

LOS EXTRAS
En el caso de este segundo DVD de la serie (y segundo del pack "The Beginning"), los extras siguen siendo muy interesantes, aunque quizás no tan originales como los del primero: al audiocomentario de la primera productora de la serie ('''Verity Lambert'''), los dos directores de los capítulos en cuestión (lo que demuestra que la BBC confiaba en directores relativamente jovenes) y los actores William Russell y Carole Ann Ford, y otra serie de comentarios de producción que se pueden hacer aparecer subtitulados, se suma en esta edición un documental de 20 minutos acerca del proceso de creación de los Daleks.

Recordemos que por ahora sólo es posible comprar este DVD como parte del pack "The Beginning" (disponible por ejemplo en Amazon UK), que incluye los 13 primeros capítulos de la serie.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
El disco está disponible en Zona 2, con sonido Dolby Digital Mono. Contiene sólo la versión original en inglés, con subtítulos en esa misma lengua. Los capítulos están en el blanco y negro original y han sido restaurados digitalmente para conseguir la máxima calidad, conservando las peculiaridades de las ópticas y la iluminación de 1963. El documental es en color, con materiales de archivo en blanco y negro.

EN DEFINITIVA
Recomiendo The daleks por su valor audiovisual, como primera visita al planeta Skaro, como presentación (y buena presentación) de los temibles antagonistas del Doctor y por la complejidad de sus escenarios: tanto si se trata del fondo de una caverna, como del exterior de una selva, los márgenes de un pantano o una laberíntica y hostil ciudad de metal, con extrañas arquitecturas y bizarras máquinas vivientes (atención a la impresionante pantalla del ordenador central de los Daleks), los técnicos de diseño, iluminación y efectos especiales de la BBC hicieron un trabajo sublime. Todo cumple su función a las mil maravillas, nos transporta a ese mundo lejano en precario conflicto, y, pese a los años que han pasado, no deja ver "los hilos de las marionetas": es imposible darse cuenta de que los Daleks están hechos de madera o de que apenas hay tres o cuatro de ellos, cuando en la ciudad se supone que hay cientos.

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