29 julio 2024

TERTIA PUGNA - 7


 TERTIA PUGNA

FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez

Capítulos:     1       2       3       4       5       6       7


CAPÍTULO 7.- SESENTA Y CINCO LÁZAROS





    (Local de Madame Sandwich, en la parte "exótica" del Soho)

    - Aquí todo es muy caro, Sastra.

    - No me llamo "Sastra" ni "Costurera", sino Madame Sandwich. Y tengo que pagar a mis empleadas dignamente.

    - ¿Dignamente? -el viejo yuppie soltó una risotada tan estridente que casi se oyó por encima de la música del local-. ¡Pero si son...!

    - ¡Son trabajadoras! -le cortó la gerente con firmeza-. Prestan un servicio. ¡A cambio de un sueldo!

    - ¿Eres empresario y no lo entiendes? -se burló uno de sus compañeros de borrachera-. Como seas igual de roñas en todos tus negocios...

    El avaro, ofendido, buscó las llaves de su Jaguar y se encaminó hacia la salida. Madame Sandwich palideció cuando le oyó mascullar el nombre de un tugurio barato de los bajos fondos.

    - ¿Qué pasa con ese sitio? -se interesó uno de los clientes restantes. 

    - Que allí no tratan bien a sus chicas -contestó ella con tristeza. Sospechaba que aquel horrible lugar estaba implicado en delitos de trata de personas. Pero, por desgracia, no tenía pruebas.




    Minutos después, un Jaguar clásico aparcó frente a un lóbrego tugurio de los bajos fondos. Pero fuera del local no montaba guardia el hampón acostumbrado, sino un fumador de mirada sucia, pelo cano y aura demoníaca.

    - ¿Tú quién eres? -preguntó el "guardián", relamiéndose con disimulo; estaba consultando la agenda de un teléfono móvil-. No estás en esta lista.

    - Soy cliente habitual -gruñó el avaro, abriendo la puerta del Jaguar para apearse.

    El fumador esbozó una sonrisa sucia y avanzó un par de pasos. Era Hastur, aunque no lucía su rostro habitual: por precaución, él y Shax habían decidido cambiar de apariencia cada vez que atacaran a un nuevo humano.

    - ¿Estás al tanto del bienestar laboral de este negocio? -preguntó al cliente.

    - Ni lo sé ni me importa -se encogió de hombros el yuppie-. ¿Puedo entrar ya?

    - Así que eres cómplice -Hastur avanzó otro paso y se relamió de nuevo; había algo corrupto en su olor y en sus modales-. Hoy ya he comido con sesenta y cinco... ejem... "clientes" como tú, pero puedo hacerte un hueco. Por favor, baja de ese carruaje, o como sea que se llame ahora, y... -sonrió ávidamente- acompáñame para comer.

    El otro ya tenía un pie fuera del Jaguar, pero se lo pensó mejor y volvió a meterlo. Ya estaba cerrando la puerta cuando se le echó algo encima. Si no hubiera sabido que era imposible, habría jurado que era una especie de... ¿enjambre? 

    "Prefiero no saberlo" decidió, pisando a fondo el acelerador. No sabía por qué le asaltaban aquellos escalofríos, pero necesitaba alejarse de allí cuanto antes.

    - - - - - - - - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Azirafel estaba inquieto: Metatrón le había enviado contra Crowley sin pruebas, por simple odio personal. El Arcángel Supremo habría preferido no volver a reunirse con el que fue su amigo: su despedida había sido demasiado dolorosa. Pero, precisamente por eso, debía demostrar la inocencia del exdemonio. Le había hecho daño. Se lo debía. 

    - Escúchame de una santa vez -insistió Azirafel con urgencia-. Sesenta y cinco: ¿te suena esa cifra, Crowley?

    Éste se encogió de hombros con chulería:

    - Sí, la fecha de tu puto anuario. Lo he regalado para hacer una buena obra: ¡de nada!

    - ¿Eso es todo? -sonrió Azirafel con alivio. Su antiguo amigo no parecía saber nada de acerca de crímenes sobrenaturales...

    ... hasta que el exdemonio, siguiendo su mirada, al fin se volvió hacia Nina y reparó en el periódico que ésta sostenía. Al ver la trágica noticia de la portada se le dilataron los iris amarillos, ocupando sus ojos por completo:

    - Espera, ¿por eso venías, áng... "arcángel supremo"? -le espetó con sorna-. ¿Por unos cuantos pederastas que están mejor muertos?

    Azirafel palideció al escuchar la confesión: tuvo que desabrocharse el cuello para intentar recuperar el aliento. Crowley observó, molesto, que el nuevo Arcángel Supremo ya no portaba su antiguo abrigo, sino uno gris plateado, irritantemente similar al de Gabriel, con un sospechoso bulto a la altura de la cintura.

    - ¿Llevas una espada bajo ese abrigo, o es que te "alegras" de verme? -coqueteó con grosería.

    Su interlocutor reprimió un temblor en sus manos al mostrar a Crowley un documento, escrito de puño y letra del Metatrón en un alfabeto más antiguo que el Mundo:

    "Londres. -65 Lázaros. Destruye al responsable".

     - Por favor -rogó-, ¡dime que no estás metido en esto! 

    El acusado bajó la voz hasta convertirla en un susurro extrañamente rugiente:

    - ¿Y si lo merecían? Dime, ¿qué harías?

    La mirada de Azirafel se convirtió en una súplica:

    - No te he pedido exactamente me digas la verdad. 

    - Retorciendo las normas, ¿eh? -asintió Crowley, con una mueca astuta-. Siempre he admirado lo cabrón que puedes llegar a ser.

    - Ejem... ¿gracias?

    - En fin, áng... arcángel; contestando a tu pregunta...

    El rugido de un motor y un chirriar de frenos interrumpieron la frase, seguidos por el terrible estrépito de una colisión. Un enorme Jaguar clásico, después de destrozar varias farolas, se estrelló contra la fachada de la librería.

    A juzgar por su trayectoria, parecía proceder de los bajos fondos. 

    Y a su paso, Maggie había desaparecido.


(CONTINUARÁ...)


Capítulos:     1       2       3       4       5       6       7

25 junio 2024

TERTIA PUGNA - 6


TERTIA PUGNA

FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez

Capítulos:     1       2       3       4       5       6       7


CAPÍTULO 6.- ERRORES DEL PASADO



"Hice lo del halo".
"Al Infierno no le va a gustar".
"Sólo lo deberíamos hacer en combate.
Podría tomarse como una declaración de guerra".
(Good Omens, temporada 2, capítulo final)


     (Londres, antigua librería en el Soho):

    Hay cosas que intentamos olvidar. Porque nos desagradan demasiado... o por todo lo contrario. Pero no se puede huir de ellas eternamente.

    Eso es lo que pensó Muriel, al sorprenderle una repentina ráfaga de luz. Blanca, intensa, condensándose en una figura sólida…

    - ¡Perdón, Arcángel Supremo! -gimió el ángel novato, postrándose ante el círculo de luz-. No debí vender tu anuario… ¡losientolosientolos…!

    - Soy yo quien debe pedir perdón -le consoló Maggie-. Porque dejé entrar a quien no debía y...

    - No importa: te perdono -respondió una voz amable-. Y a ti también, Muriel. En realidad, ni siquiera vengo por eso.

    Maggie sonrió al reconocer al recién llegado: 

    -¡Señor Fell!

    Azirafel salió del círculo de invocación, comprobó con discretos toquecitos que (por una vez) había conseguido usarlo sin descorporizarse, tomó aire y...


    Y el aroma del pasado se le echó encima con la delicadeza de una prensa hidráulica. Era como respirar recuerdos: Proust habría estado orgulloso. Olor a libros, a la madera de su escritorio, a la tapicería del sillón donde solía beber con...

    - ¡Rayos! -imprecó, intentando reprimir la palabra "hogar". Porque, como recordó con tristeza, aquél ya no era su hogar. 

    - ¿Un té? -ofreció Maggie, empeorando su nostalgia sin querer.

    Azirafel resistió la tentación y huyó hacia la salida, mascullando algo sobre “Sesenta y cinco Prousts… estooo… Lázaros”. Suponía que en el exterior sería más fácil olvidar todo lo que había perdido. Pero apenas abrió la puerta, descubrió que se equivocaba.

    - Rayos -repitió. Pero esta vez era descriptivo. 

    El fulgor de un relámpago le mostró una calle rebosante de recuerdos: el frío repiqueteo de la lluvia en su rostro, olor a contaminación, a asfalto mojado, a… Londres. Llevaba tiempo intentando olvidarse de aquella ciudad, y del ángel caído que asociaba a ella, como el adicto que intenta desengancharse. Pero no se puede huir eternamente.

    Sobre todo porque él estaba allí, en la calle, a sólo unos pasos de distancia. Echaba humo: la lluvia se evaporaba al tocarlo. Ceñudo, hostil, rabioso... 

    "En dos palabras: como siempre" sonrió Azirafel, avanzando unos pasos hacia Crowley. Incluso la misión se parecía a las de antaño: cooperar con él, pero fingiendo acusarlo, por si sus superiores vigilaban. Sólo tenía que formular la acusación de una manera fácil de rechazar, como por ejemplo...

    - ¡Sesenta y cinco, Crowley! ¿Cómo has sido capaz?

    Pero su optimismo se llevó un jarro de agua fría al no recibir exactamente una negativa: 

    - Extraño saludo, Azirafel. ¿Recuerdas que declaraste una guerra?

    - - - - - - - - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Mientras tanto, en un laboratorio de Scotland Yard, tres policías se estaban acercando demasiado a un caso que les venía grande. Infernalmente grande:

    - La cifra de muertes sigue subiendo -gruñó la inspectora Jones-. Parece una auténtica guerra.

    - Ya son 65 -asintió la forense Sato, cotejando los resultados de varios análisis-. Sin rastro de armas, toxinas ni enfermedades. Sólo han sido devorados a velocidad acelerada. ¡Antinaturalmente acelerada!

    - ¿Por un enjambre de algún insecto nuevo? ¿Alienígenas? ¿Demonios? -se burló el tercer agente.

    - Tyler, no tiene gracia -protestó Jones-. Entre las víctimas está mi confidente y sus contactos. No sólo vendían drogas: estaban en una red de trata de personas. Y justo cuando iban a llevarme hasta los peces gordos... 

    - Desaparecen sin dejar pistas analizables -concluyó Sato-. Qué conveniente para los peces gordos. 

    - ¿Y las cámaras de tráfico, Tyler? ¿Han registrado algún patrón en torno a esas muertes?

    - Hemos captado a docenas de personas y vehículos, pero ninguno se repite. Lo único sospechoso es... -Tyler consultó su tablet-: un par de vehículos con las matrículas tapadas, en la zona y hora de la primera muerte. Un Jaguar y un Bentley clásicos.

    - ¿Como los del caso de la M25? -se animó Jones-. No es una prueba concluyente, pero al menos serán fáciles de identificar: los clásicos son escasos. Gracias, Tyler. Si los vuelve a detectar...

    - Eso es lo mejor -sonrió él-. ¿Quiere ver las cámaras en directo?

    La inspectora ojeó la tablet de su compañero... y su expresión cambió al ver las imágenes: 

    - Desde luego, esto no se ve todos los días.

    La cámara mostraba una tormenta curiosamente pequeña, que sólo afectaba a una calle del Soho. Y un Bentley muy antiguo, aparcado junto a una vieja librería. 

    - Aún no tengo pruebas, amiguito -le susurró al Bentley-. Pero sé que tienes algo que ver con mi guerra.

    Jones casi juraría que los faros del vehículo parpadearon a modo de respuesta.


    - - - - - - - - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Azirafel frunció el ceño: no tenía tiempo para distracciones. Estaba demasiado ocupado investigando un crimen de 65 Lázaros (aunque ni siquiera sabía de qué clase: no tenía ninguna pista) y rezando para que su interlocutor no estuviera implicado.

    - Crowley, no he venido a hablar de guerras. Escucha....

    El exdemonio lo encaró bruscamente, tenso como una cobra a punto de atacar:

    - ¿Y a qué vienes? Dijiste que irías Arriba para "mejorar las cosas". ¿Recuerdas? 

    - Sí, pero...

    - Vaya mierda de mejora -bufó Crowley, meneando la cabeza-. ¡Ni siquiera has desconvocado tu guerra!

    - ¿Mía?

    - Sí. ¡Tú hiciste lo del halo!

    - ¡Ah, eso es agua pasada! He venido a hablar de algo más import...

    - ¿¡Más que una guerra!? 

    El arcángel se mordió el labio para no contestar: "Sí. Tu vida está en juego, porque te acusan de un crimen infernal, y tú eres lo que más me importa". Pero no podía decirle algo así en público, así que se limitó a recordarle:

    - Ya tuvimos un acuerdo de paz.

    - Eso creía yo. Pero sólo sirvió para que no ejecutaran a esos dos desertores, Gabriel y Belcebú. Los de Abajo no prometieron nada más, y acabo de saber que siguen en pie de guerra.

    - Pero... ¡no deberían! -palideció Azirafel, retrocediendo un paso-. ¡Yo no quería eso, sino sólo defenderme! Me dejaste solo y...

    - Te dejé protegido -replicó Crowley, desdeñando su parte de responsabilidad-. Estabas en una Embajada a la que ningún demonio podía entrar sin ser invitado. 

    - Sí, pero...

    - Los invitaste a entrar y los masacraste. Lo entiendo, le hice algo parecido a Ligur. ¡Pero parece que matar gente en una Embajada rompe normas diplomáticas, POR LO QUE SEA! -reprochó, elevando la voz cada vez más-. ¿Y los de Arriba? ¿Van a detener esto?

    - Ejem... no han dicho nada, aparte de alguna alusión a la Segunda V...

    - ¿¡NADA!? -estalló Crowley, avanzando con largas zancadas hasta detenerse a sólo unos centímetros de su adversario-. ¿Para eso eres el Arcángel Supremo?

    La tormenta se intensificó hasta convertirse en diluvio. Estaban solos en la calle y, gracias a la magia de Crowley, ningún ser humano se asomaba al exterior. Excepto dos personas de mente más alerta, ocultas en el umbral de sendos edificios: Nina y Maggie.

    Esta última lamentaba amargamente su culpabilidad:

    - No fue él quien los dejó entrar -confesó la tímida rubia, avanzando bajo la lluvia hasta quedar a pocos pasos de Azifarel-. Fui yo. No quise invitarlos, pero retorcieron mis palabras...

    Crowley se quitó las empapadas gafas y estrechó los ojos con malicia:

    - Y por eso los humanos no deberían mezclarse en nuestros asuntos. ¡Debí evacuarte con los demás!

    - Sólo fue un error, y se arrepiente mucho. No para de pensarlo -la defendió el Arcángel Supremo en un tono amable, pero extraño. Alzó una mano para invocar un milagro-: Maggie, debes olvid...

    - ¡No! -intervino Nina, saliendo de su escondite-. ¡No te atrevas a borrarle la mente!

    El arcángel volvió su atención hacia Nina... y la visión de ésta se oscureció de repente, como si alguien hubiera extendido un telón negro ante sus ojos. Ella temió lo peor pero, para su sorpresa, descubrió que aún recordaba aquella terrible noche. Y que la barrera negra desplegada ante ella era, en realidad, un enorme par de alas. Cubiertas de magníficas plumas oscuras, similares a las de un águila, pero mucho más grandes.

    Las alas protectoras de... ¿¡Crowley!? ¿¡Desde cuándo tenía alas!?

    - Ya la hasss oído, áng... arcángel -siseó con furia el demonio alado-. No tienesss derecho a manipularlesss la mente.

    - ¡Pero si tú mismo has dicho que los humanos no deberían...! -protestó el otro, con la voz cada vez más chillona por los nervios- ¡Es por su bien!

    - Ah, ¿sí? Pregúntaselo -Crowley plegó las alas sólo a medias, listo para volver a extenderlas en caso necesario, y preguntó sin mirar a su protegida-: Nina, ¿quieres olvidar?

    Ella balbuceó una negativa, todavía aferrada al periódico del día. Aquel periódico, con aquella terrible noticia en portada.

    Una portada que, al apartarse parcialmente las alas negras, Azirafel pudo leer perfectamente:


    "El Devorador arrasa los bajos fondos".

    "Scotland Yard investiga 65 muertes inexplicables".    


    ¡65 asesinatos sobrenaturales! La mirada de Azirafel se iluminó al descubrir que por fin tenía una pista. ¡Todo encajaba!


(CONTINUARÁ...)


Capítulos:     1       2       3       4       5       6       7



18 junio 2024

Papilio Tempestae (1 de 1)

 


PAPILIO TEMPESTAE

FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez


Relato anterior: El Maestro y la Serpiente                                 


(Londres, 2013. Mansión del Agregado Cultural de USA)

    El pequeño Warlock miró la pantalla del ordenador portátil con curiosidad:

    - Nanny Aztoreth, ¿pada qué zidve ezto?

    - Esto, querido Warlock, es un videojuego.

    - Papá y mamá ziempe dicen que zoy demaziado pequeño para videojuegoz.

    Nanny Astoreth sonrió, enseñando sin disimulo sus colmillos de depredador:

    - Entonces será mejor que no se lo digamos cuando vuelvan de su viaje, ¿verdad?

    El pequeño asintió y se concentró en la pantalla: parecía una versión informatizada de una casa de muñecas.

    - Los Sims -anunció la niñera, con mal disimulado orgullo-. La versión online con micropagos de dinero real fue uno de mis mejores inventos.

    - ¿Funcionó bien?

    - Las versiones normales, como la tuya, sí. Pero la de dinero real la ideé para tentar a unos magnates informáticos demasiado codiciosos -sonrió malévolamente al añadir-: Y eso les cambió la vida. ¡Ni el crack del 29!

    - ¿29? ¿Ezo ez bueno o malo?

    Nanny Astoreth se relajó en su asiento del jardín, complacida. Por fin podía cumplir su cupo diario de enseñanzas malvadas y, al mismo tiempo, estrenar su petaca de vodka soviético añejo. Señaló la pantalla y sentenció:

    - Querido, perteneces a una clase superior. No te debes ocupar del bien, sino de controlar a la gente. Cuando seas mayor manejarás a millonarios de verdad, así que…

    - ¡Ah, contol! Déjame contolar el videojuego un poco.

    La niñera suspiró: Warlock era demasiado pequeño para ciertos conceptos. Pero en fin, por algo se empieza, decidió volviendo al ataque:

    - Con este juego aprenderás a ser omnipotente y omnisciente, como D…

    - ¿Omnipoqué?

    - Omnipotente significa que puedes hacer lo que quieras. Y omnisciente, que puedes ver todo lo que quieras.

    - ¡Lo que yo quieda! -celebró el niño con alegría.

    - Pero sólo a pequeña escala – intervino un recién llegado-. No se puede aspirar a ser omnipotente de verdad.

    Nanny Astoreth se sobresaltó con indignación fingida:

    - ¡Maldición, hermano Francisco! -protestó, intentando recuperar su agresividad habitual-. ¿Nos estabas espiando?

    El interpelado sonrió apaciblemente y tomó asiento junto a la niñera:

    - Trabajo aquí. Soy el jardinero, ¿recuerdas?

    - Ya hablaremos tú y yo de jardinería. ¡Consientes demasiado a esas plantas!

    - Son unas mimadas -admitió traviesamente el jardinero, levantando un dedo para reprender a la niñera-: Igual que tu pupilo, ¿no?

    - Gracias por darte cuenta -presumió ella.

    El niño resopló con disgusto:

    - Ahoda me dirá que loz videojuegoz zon maloz y que ez mejod jugar a ver laz nubez. ¿No?

    - No te preocupes -el rostro afable del jardinero irradiaba paz-. Sólo debes recordar que no se puede ser omnipotente de verdad. Sólo Dios puede.

    La expresión del niño se apagó de repente:  

    - ¿Nunca hadé lo que yo quieda? -se angustió, cabizbajo.

    - Bueno… -se ablandó el hermano Francisco, sin saber cómo consolar al pequeño, para diversión de la niñera-. En realidad… ejem... ¡ayúdame, Astoreth! ¡Es tu pupilo!

    - No, adelante -sonrió ella burlonamente-. Quiero ver cómo usas tus sapientísimas enseñanzas para un trabajo tan “fácil” como el mío.

    - ¿Omnipotente ez malo? -inquirió el pequeño con ojos de cachorrito, albergando alguna esperanza de recibir un “no”.

    - Ejem… no es que sea malo. De hecho, Dios es omnipotente y omnisciente. Pero nosotros no podemos serlo porque… -rebuscó nerviosamente alguna idea hasta que se le iluminó la mirada-. No nos cabrían tantas cosas en la cabeza. ¡Eso es! ¿Te imaginas tener que preocuparte de todo y de todos? ¡Sin descansar nunca!

    - ¿Y cocinar mi dezayuno yo zolo? -se horrorizó Warlock, cuyo único vicio (de momento) era la pereza.

    - ¡Así es! Mejor que cada persona se ocupe sólo de algunas cosas, ¿no?

    - Bueno… zi a cambio me canzo menoz…

    - Pero un día serás fuerte y no te cansarás de eso -intervino la niñera, alarmada por el cariz moralista que tomaba la conversación-. Ser omnipotente y omnisciente tiene sus ventajas, Warlock. Por eso a los humanos les gusta crear juegos, como el que estás usando, y observar cómo interactúan sus creaciones.

    - Sí, tiene cierta belleza -reflexionó el jardinero, paseando la vista sobre los parterres de flores-. Es agradable contemplar tu obra, aunque sea pequeña… la desventaja está en que hay tareas tediosamente repetitivas, pero aun así, compensa.

    - Y se pueden automatizar. Incluso Dios lo hace -filosofó Nanny Astoreth, dando un trago a su petaca. Se la pasó a su rival y añadió-: Programando, por ejemplo, las Leyes de la Física. Las que rigen la formación y evolución de las estrellas, las nebulosas, y…

    La voz de la niñera se suavizó, como si estuviera cada vez más lejos. En cierto modo era así, aunque sólo en espíritu. Ya no sonreía.

    Su compañero probó el licor y miró a Astoreth con simpatía:   

    - Adoro oírte hablar de Astrofísica -elogió, reprimiendo una punzada de nostalgia.

    Nanny Astoreth se sobresaltó como un niño pillado en falta: 

    - Tonterías. Es por culpa del vodka ruso. ¡Eso es! A los rusos les gusta la carrera espacial. ¡La verborrea astronómica debe de ser un efecto secundario!

    - No hay nada malo en ponerse filosóficos…

    - ¡Nada malo, dice! ¿Qué será lo próximo que me llames, "santurrona"? ¡Ni lo sueñes! -La niñera se puso en pie y dejó la petaca en el asiento con un fuerte golpe-: Maldito vodka astrofilosófico, ¡no me extraña que Tolstoi fuera tan deprimente! Tendré que cambiar de bebida. ¡Vámonos, Warlock!

    - El niño se puede quedar conmigo un rato y… ¡espera, y tú también! -intentó detenerla, pero ella ya se alejaba hacia el edificio principal-: ¡Podemos hablar de otras cosas!

    - ¿Alguna idea? -Astoreth se volvió hacia él, desafiante.

    - No sé...

    - Ah, pues yo sí tengo una idea -decidió, más animada-. ¡Tequila!

    - ¿Sólo eso? 

    - Más que eso: ¡Cantidades extraordinarias de tequila!

    - ¿Y me dejas así, sin más?

    - ¿Quieres algo más? ¡Toma! -chasqueó los dedos y se adentró en el edificio-. ¡Ahí tienes agua!

    El hermano Francisco la miró alejarse con tristeza, mientras comenzaba a llover con una furia tan repentina como la de su compañera. Pero la lluvia no llegó a tocarlo: una de las copas de sus árboles se había extendido para guarecerlo, tanto a él como al niño. Éste último cerró el ordenador y lo protegió bajo su chaqueta, preguntando: 

    - ¿Qué ez ezo de la Fízica? ¿Por qué le enfada tanto?

    - Son leyes de la Naturaleza; forman parte de la Creación. Pero una vez creadas, hay que atenerse a ellas. Romper ese mecanismo tiene un precio, y…

    Y ese precio puede apagar una mirada radiante para convertirla en amargura, recordó a su pesar. Puede carbonizar unas alas luminosas hasta que parezcan sombras, como le pasó a ella. Puede…

    No. No se puede decir algo así a un niño de cinco años.

    - El… efecto mariposa -se limitó a contestar-. Puedes hacer que vuele una mariposa cuando no debería, pero a cambio provocarás un huracán en otro sitio.

    - ¿Y zi alguien hace una todmenta mágica, como ahora?

    - Entonces alguna mariposa meteorológica sufrirá los efectos, aquí o en cualquier otro lugar del mundo. Se moverá sin querer, por ejemplo, como si tuviera un tic nervioso.

    - ¿Maripozaz de laz todmentaz?

    - Papilio tempestae -el jardinero parecía bromear, pero se agachó con rapidez y le señaló un extraño insecto, posado sobre una hoja-. En este caso no se mueve mucho: sólo le tiembla una antena. Eso indica que alguien está invocando una tormenta en un sitio muy específico.

    - ¿Dónde?

    - Aquí mismo. Si fuera otro lugar del mundo, se movería más. Pero no se necesita gran cosa para hacer que llueva en Londres.

    Warlock había sido aleccionado por su niñera para cometer maldades contra seres frágiles como aquél, pero se limitó a sonreír maravillado. Examinó el bello insecto durante largo rato, hasta que al final la lluvia comenzó a calarse entre el follaje que le servía de protección, marcando la hora de retirarse. El hermano Francisco lo acompañó al edificio principal y declaró, más animado:

    - Será mejor que busques a tu niñera. Creo que pronto habrá en la cocina algo que le va a gustar.

    - ¿Qué ez?

    - Cosas de mayores -el jardinero chasqueó los dedos, sonrió con picardía y añadió-: sólo dile que después, cuando te vayas a dormir, habrá algo aquí abajo para ella.

    El niño subió a cumplir el encargo, mientras su interlocutor sacaba de entre sus ropas un libro y se sentaba a leer, satisfecho por saber que (gracias a la tormenta) tenía toda la tarde libre para relajarse a solas.

    Bueno, a solas no. Esperaba a alguien.

    Y una mano milagrosa había hecho aparecer una botella de tequila sobre la mesa.   

 


Ejemplar adulto de Mariposa Meteorológica (Papilio Tempestae).
Obsérvese en sus alas el contador de tormentas característico
de esta especie, rodeado por su correspondiente mapa de líneas isobaras.


(FIN)


Otros relatos inspirados en el universo de Good Omens:   

1    2    3    4    5  ...  ?

1 Natividad    2 Tentación    3 Pasión











06 junio 2024

¡Arriba el telón! 13 críticas (y van 212)

         Seguimos corrigiendo cómics, volvemos a la palestra profesional periodística... Y aquí van las críticas artísticas que he publicado en EnPlatea.com entre abril y principios de junio. Recordemos que desde febrero las críticas aparecen sin título individual... cosa que completo aquí en esta lista...

         Ahora una semana para coger fuerzas, porque empieza el Festival Grec a finales de mes, y va a ser intenso.

200. Bonobos: "No me chilles que no te quiero" (11 de abril)
201. Les dues cares de Maria Hinojosa: "Groucho, la monja cupletera y el Haddock ilustrado" (19 de abril)
202. Don Ramón María del Valle-Inclán: "Dos ramones y un piano" (23 de abril)
203. Conspiranoia: "Secretos y mentiras... y terraplanistas" (29 de abril)
204. Ifigènia: "Adeu, llum que jo estimo" (3 de mayo)
205. El favor: "Aquellos amigos a los que no estrangulamos porque los queremos tanto" (9 de mayo)
206. Acorar: "El límite de nuestro lenguaje es el límite de nuestro mundo" (9 de mayo)
207. Thauma: "Sense of wonder" (15 de mayo)
208. Nodi: de gossos i malditos: "Recuerdos de un conato de resistencia" (23 de mayo)
209. Arturo BrachettiSolo: "Fregolismo con rayos láser" (29 de mayo)
210. Banda Municipal de BarcelonaRhapsody in blue: "Entre blue notes y libros olvidados" (31 de mayo)
211. El tigre: "...y mis circunstancias" (5 de junio)
212. OSV & Marco Mezquida Trio - Porgy & Bess: "Lincoln, Gershwin... and all that jazz" (6 de junio)

Críticas 20151 a 10 | 11 a 23 | 24 a 30 | 31 a 42     Críticas 201643 a 52 | 53 a 62 | 63 a 74
Críticas 201775 a 79     Críticas 201880 a 88
     Críticas 201989 a 97 | 98 a 107 | 108 a 112
Críticas 2020113 a 116
     Críticas 2021117     Críticas 2022118 a 123 | 124 a 133
Críticas 2023: 134 a 137 | 138 a 146 | 147 a 154 | 155 a 163 | 164 a 172 | 173 a 185
Críticas 2024: 186 a 199 | 200 a 212
El favor, Teatre Goya


12 mayo 2024

TERTIA PUGNA - 5


TERTIA PUGNA

FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez

Capítulos:     1       2       3       4       5       6       7


CAPÍTULO 5.- CAFÉ O GUERRA


     I blared the horn 
with my fist in the air and my gas to the floor
Give me death or give me rain
I feel so numb, better give me pain
(Mischief Brew, “Gimme coffe or death”)



    Había una zona en el Soho alegre y turística. Llena de pubs, cafeterías y tiendas de souvenirs. Sólo dos negocios antiguos resistían milagrosamente a la gentrificación: una tienda de libros y otra de discos de vinilo. Los demás, como Nina, se veían obligados a pagar un exorbitante alquiler, por culpa de la especulación inmobiliaria.

    “Al menos, no me falta clientela" se consoló, recogiendo un diario caído. La portada hablaba sobre extrañas muertes en los bajos fondos. "Pero mis problemas no son nada, viendo lo que pasa en la otra parte del Soho".

    - ¿”Café o Muerte”? – saludó, al notar a su espalda los pasos de un nuevo cliente.

    - Un expreso séxtuple – contestó una voz inconfundible, ligera y ronca a partes iguales.

    - ¡Eso cuenta como “Muerte”! – bromeó ella, girándose hacia la voz con alegría-. No te veía desde que el Sr. Fell…. -su sonrisa se apagó al toparse con una expresión lúgubre-. ¿Estás bien?

    Crowley le dirigió una mirada de reproche. Lo cual, considerando que llevaba gafas oscuras, tenía mérito.

    - Con vodka -fue la seca respuesta-. Y sin preguntas.

    Nina le indicó una mesa libre y se apresuró a llevarle el encargo, maldiciendo su torpeza:

    - Lo siento. Te marchaste el mismo día que el Sr. Fell y pensé…

    - ¿Que nos fuimos juntos? -gruñó él. Se sentó a horcajadas sobre una silla y negó con un gesto-: Encontró una oferta mejor.

    - Pero... ¡te dije que hablaras con él...!

    - Oh, sí, hablar con él -repitió Crowley con sarcasmo. Miró su reflejo en la bebida y se odió, por idiota-. Funcionó de la hostia, eso de hablarle. ¡Qué exitazo!

    - Espera, ¿aún no estaba preparado y se asustó? ¿Fue por mi culpa? Lo sie...

    - No, al contrario. Ya era tarde -admitió él, más conciliador-. Pero no he venido a hablar de eso.

    - Qué pena; me habría gustado oír que estás con Muriel.

    - ¡Pfffff! -se atragantó el demonio, regando por aspersión la mesa y el periódico del día.

    - ¿Lo ves? -rió ella, limpiando el desastre-. ¡La gente no es tan fácil de sustituir!

    - Sí, ahora lo sé. ¡Pero no vengo por eso! -insistió él. Tomó la taza con el resto del café, se dirigió a la salida y señaló la librería desde el umbral-: Escóndete en la Embajada. O en tu trastienda, pero escóndete ya.

    -¡Espera, esa taza no es para llevar! -protestó Nina, abandonando el arruinado periódico para salir tras él.

    El periódico que hablaba de extrañas muertes en....

    Un presentimiento la dejó clavada en el sitio. 

    - Crowley -susurró roncamente-. ¿Qué está pasando en la otra parte del Soho?

    - Que ahora hay unos cuantos pederastas menos -sentenció él, con desagradable frialdad. Después se volvió hacia la gente que circulaba por la calle y esbozó en el aire un gesto arcano:  

    - Se acerca una tormenta -declaró-. ¡Todo el mundo debería ponerse a cubierto!

    El conjuro fue discreto, pero efectivo: el cielo se nubló amenazadoramente y los transeúntes se apresuraron a cobijarse en los comercios cercanos. Excepto un joven escurridizo, al que Crowley le cerró el paso: 

    - Tú no, Billy “Deditos”. ¿Robando a los turistas?

    - L-lo siento, Crowley, ¡sé que esta zona es tuya! Pero no puedo “trabajar” en la mía… ¡allí muere gente!

    Crowley alzó una ceja con desdén: el ladronzuelo sólo era un crío de familia pobre, malas compañías y peor suerte. Ni siquiera tenía la maldad necesaria para prosperar en su "trabajo".

    - No irán a por ti, niño. Pero ya que estás aquí... -le entregó el carísimo anuario de 1965 y señaló una tienda de instrumentos musicales-: Quiero fastidiar al nuevo Archicretino Supremo, así que deshazte de esto. Véndeselo al dueño de esa tienda, los colecciona -susurró un precio que hizo que al indigente se le salieran los ojos de las órbitas y añadió-: ¡Vamos, vete!

    El carterista guardó el anuario bajo su abrigo y se esfumó, espoleado por un repentino aguacero. Crowley percibió varias auras inquietantes acercándose al local y maldijo por lo bajo. Se le acababa el tiempo.

    - ¿Otra vez manipulando a la gente con truquitos? -le reprochó Nina-. No tienes derecho a...

    - Tú también deberías esconderte. Se acerca algo PELIGROSO. Con mayúsculas.

    - ¡No me asustas! -protestó ella.

    Él tocó la bebida con un gesto veloz de su lengua bífida, incendiando el alcohol, y apuró el llameante contenido de un trago.

    - B-bueno, un poco sí -admitió Nina-. Pero… ¡he visto cosas peores! 

    - Y también mejores -contestó desde el otro lado de la calle una voz masculina firme, severa-. ¡Sesenta y cinco, Crowley! ¿Cómo has sido capaz?

    El ex demonio intentó no ponerse rígido al oír al recién llegado. ¡Tenía tantas cosas que decirle! Tantos sueños, tanta decepción, tanta ira...

    "Contrólate" le dijo una parte de su mente fría, calculadora. "Recuerda que es el enemigo".

    "Ojalá" contestó otra parte más rabiosa e instintiva. "Con un enemigo no habrías bajado tanto la guardia".

    Pero Crowley consiguió ignorar ambas voces y centrar su rencor en la pregunta clave: 

    - Extraño saludo, Azirafel. ¿Recuerdas que declaraste una guerra?

    

    Toqué el claxon con el puño en el aire y pisando a fondo
No consigo sentir nada, mejor dame dolor
Dame muerte o dame lluvia
(Mischief Brew, “Dame café o muerte”)

(CONTINUARÁ...)

Capítulos:     1       2       3       4       5       6       7



03 abril 2024

El Maestro y la Serpiente - 3


EL MAESTRO Y LA SERPIENTE


FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez

Capítulos:     1       2       3


3.- PASIÓN

     El domingo previo a la Pascua fue magnífico. Una muchedumbre saludaba al Mesías con ramos de palma y olivo; Azirafel distinguió entre ellos a pacíficas familias, pero también a fanáticos armados.

    - Rebeldes zelotes -sonrió Gabriel, triunfante-. Quieren expulsar a los invasores romanos. Y sería glorioso que lo consiguieran ahora: la invasión fue cruel en la ciudad, pero mucho peor en las aldeas más pobres y...

    - ¿Esos "seguidores" quieren utilizar a Jesús? -dedujo Azirafel, algo molesto-. ¿Para propaganda política y militar?

    - ¿Por qué no? -replicó Gabriel con soberbia-. Si Él obtiene más fama así...

    Aquellos sueños de gloria impidieron que ambos ángeles notaran una reacción más sutil: la de una minoría poderosa. Por eso no vieron la bolsa de dinero que alguien dio a un bienintencionado discípulo, convenciéndolo con bellas mentiras ("Sólo irá al calabozo unos días, ¡después lo soltaremos! Así se evitará una guerra en la que Él y muchos más morirían. Lo estás salvando, en realidad").

    "Idiotas" gruñó una figura de pelo rojizo, ropa femenina y aura demoníaca, que espiaba todo en silencio. "¿Es que no saben calcular las consecuencias? ¿Nunca han sufrido por intentar hacer una buena obra? Como sufrí yo. Y como sufrirá él".

    Crawly, pues no era otro el demonio en cuestión, miró a Jesús. Y lo vio llorar junto a los muros del Templo, ajeno a la alegría general. El Mesías sí sabía calcular cómo acabaría todo para él. Y también para aquella ciudad.

- - - - - - - - ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    - Maestro -insistió Crawly algunas noches después, cuando Jesús oraba en soledad-. ¿No oíste los clamores de guerra, el pasado domingo? Nadie escucha tu mensaje de paz. Lo has intentado todo, nadie puede culparte. ¿No preferirías huir, para vivir tranquilo donde sí te escuchen?

    - Una última tentación, ¿verdad, Crawly? -sonrió Jesús débilmente: su estado anímico era terrible. La angustia no le permitía dormir. Era difícil adivinar qué pasaba por su cabeza cuando añadió-: Muéstramela.

    Y Crawly le presentó una bellísima visión: puso el alma en ello. Le mostró un futuro con esposa e hijos, sembrando la paz en una aldea. Nada espectacular: no daría su mensaje a mucha gente. Pero viviría, como mínimo, hasta la edad de...

    - Ah, tarde o temprano la muerte siempre llega, ¿verdad? -le interumpió Jesús, aliviado al ver resuelta una de sus dudas-: Huir ahora no resolvería gran cosa, entonces. Además, sólo imaginas una aldea, no una ciudad. Ambos sabemos por qué, ¿verdad?

    Crawly bajó la vista. Su interlocutor había dado en el clavo: Jerusalén estaba condenada. La guerra era inminente, ahora que creían que había un Mesías para apoyarla. Porque pocos entendían que Su mensaje era de paz.

    - En verdad te digo que las tentaciones ayudan a pensar -sonrió Jesús valientemente-. Si muero ahora, la guerra se retrasará varias generaciones, y además todos sabrán que mi mensaje es de amor. Porque no hay mayor acto de amor que dar la vida por aquellos a los que amas. Y lo sabrán TODOS, no sólo una minúscula aldea imaginaria.

    - Espera, ¿¡has decidido lo contrario de lo que yo intentaba...!?

    Un ave nocturna interrumpió la frase, alzando el vuelo entre ambos. Jesús la miró y formuló una pregunta extraña:

    - Si no tuvieras nombre de reptil, si quisieras cambiar de vida, ¿qué nombre elegirías, Crawly?

    El demonio, derrotado, recordó la primera buena obra de su vida: salvar a los inocentes animales de un tal Job. Usó cuervos para ello, así que...

    - Crowley -decidió, inspirándose en las aves-. Pero no. Los demonios no podemos cambiar, aunque queramos. No se nos permite la redención.

    - Los pequeños cambios también importan. ¿Puedes cambiar de alguna otra manera? Muéstramelo.

    Crowley le mostró todas sus formas: la de serpiente, la de hombre, la de mujer y la de ángel. El plumaje de sus alas no era blanco, pero tal detalle era irrelevante en la oscuridad de la noche.

    - Quiero creer que todo el mundo puede cambiar -se animó Jesús-. Incluso tú. Y también los que ahora no me escuchan.

    Hubo pocos testigos, y sólo los entrevieron desde lejos. Pero fueron suficientes para recordar la escena, y así la narraron en sus escritos:

    "Y el ángel le reconfortó".

- - - - - - - - ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

EPÍLOGO

    La muchedumbre rebelde, que ya no podía utilizar al Maestro para su guerra, lo abandonó de la noche a la mañana. Al pie de la cruz sólo quedó un puñado de familiares y amigos, un ángel y un demonio. Todos intentaban contener las lágrimas.

    - ¿Qué hizo para acabar de esta manera? -se preguntó Crawly, a pesar de saber la respuesta. Le costaba demasiado aceptarla.

    - Pedir a los seres humanos que se amaran unos a otros -contestó Azirafel con tristeza.

    - Sí, eso los haría reaccionar así -asintió el demonio. Odiaba tener razón. Odiaba saber que el odio humano era inextirpable. Odiaba el odio.

    Técnicamente, Jesús no estaba totalmente muerto, sino sólo... "descorporizado". Pero era igualmente doloroso: ya no tendría una vida en aquella tierra ni entre sus amadas gentes. Había vuelto al Cielo, a su otro hogar, pero ¿qué vería desde allí? ¿Que todo había sido inútil? ¿Que nadie era capaz de cambiar?

    Quiso consolarlo, pero ya no podía darle vino ni risas. Sólo se podía hacer una cosa por él.

    - Ya no soy Crawly -decidió-. A partir de ahora, me llamaré Crowley.

    El gesto era pequeño, pero los pequeños cambios también importan. No para el Cielo ni el Infierno (que a Crowley le importaban un carajo: tenía malos recuerdos de ambos). Pero sí para un amigo, injustamente castigado por intentar hacer buenas obras.

    Todo vale la pena por los amigos.

(FIN)


Imagen: "La última tentación de Cristo",
cortesía de la artista Hana'an, de Praga 


Capítulos:     1       2       3




El Maestro y la Serpiente - 2

      

EL MAESTRO Y LA SERPIENTE


FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez


Capítulos:     1       2       3


2.- TENTACIÓN 

      Jesús era el principal Hijo de Dios por muchos motivos, pero como él mismo decía, no era el único. Entre los demás había uno, díscolo aunque bienintencionado, llamado Crawly. Pero no es que pudiera compararse con Jesús, ni en poder ni en santidad. De hecho, Crawly era un demonio... pero el menos maligno que se puede imaginar. Si se alejó del Cielo, sólo fue por no querer vivir encerrado dentro de la rígida estructura de normas celestiales. Eso no tiene nada que ver con el concepto de maldad. Sólo era independencia, y capacidad de desarrollar inteligencia propia. 

    Por eso Dios pensó que ambos hijos deberían conocerse. Ambos querían aprender a pensar por sí mismos. Tal vez podrían ayudarse.

    Cuando Jesús terminó de estudiar todos los preceptos de la Torá, preguntó a Dios:

    - ¿Qué diferencia hay entre memoria y sabiduría? Cómo puedo aprender a pensar por mí mismo?

    Y Dios contestó:

    - Espera aquí, en el desierto, para ser tentado por el demonio Crawly.

    - ¿Un demonio? ¿No es eso un poco extremo, Madre?

    - Es que se trata de un demonio raro, hijo. Te gustará.

    - ¿Cómo de raro?

    Dios ya no contestó, pues un viajero de cabello rojizo interrumpió la conversación:

    - Debo estar muy borracho, porque me pareció oler por aquí el aura de un ángel, pero tú no eres...

    - Me llamo Jesús. Y estoy ocupado. Debo hablar con alguien experto en tentaciones que...

    - ¡Ah, entonces yo soy tu hombre! Mi nombre es Crawly. Pero yo no las llamo tentaciones, sino... dudas existenciales.

    - ¿Y para qué sirven?

    Crawly frunció el ceño pensativamente y se sentó junto a la fogata del otro, encantado de disfrutar de un poco de calor y de compañía en aquel frío anochecer:

    - No sé. Algunas veces ayudan a pensar, pero otras sólo sirven para bromear. El caso es que me divierte plantear preguntas y realidades alternativas. Por ejemplo, si tuvieras poder para hacer cualquier cosa, ¿podrías crear una piedra que ni siquiera tú mismo pudieras levantar?

    Su interlocutor lo miró, divertido:

    - Si pudiera hacer cualquier cosa, podría crear la piedra... pero también podría alzarla. Y lo primero contradice lo segundo. Es una paradoja interesante, pero no una tentación.

    - Es verdad -rió el viajero, abriendo su odre de vino-. A ver, algo más tentador: ya que no tenemos comida para acompañar esto, ¿te gustaría poder convertir las piedras en pan?

    - ¿Se te ocurre algo sin piedras?

    - Como quieras. Pensemos a lo grande: ¿Te gustaría ser rey del mundo?

    A Jesús eso sí le pareció tentador, pero contestó:

    - Este mundo ya tiene demasiados reyes. Y ya que me planteas la duda, se me ocurre que... ¿son inútiles? Tener reyes no impide que la gente sufra guerras y hambrunas. Así que no. Yo quiero hacer algo diferente, para dar a las gentes algo más útil de parte de Dios.

    - ¿Y qué quiere darles Dios?

    - Un mensaje: Dios quiere que se amen y se entiendan.

    Crawly lo miró escandalizado:

    - Pero... ¡los que mandan basan su poder en tener enfrentados a los demás!

    - ¿Estás seguro?

     - He visitado varios reinos. Y cada gobernante se anuncia como la mejor defensa contra los enemigos de turno. ¡Si la gente se ama, se les acaba el discurso!

    - Pero sería lo más justo -decidió Jesús-. ¡Acabemos con ese discurso de odio!

    - ¿¡Qué!? ¡Es gente poderosa! Si haces eso, se notará que no sirven casi para nada más, así que te intentarán silenciar. Y si insistes, te matarán.

    - Aun así, debo intentarlo. La casta gobernante está convirtiendo la religión en un yugo, para explotar a los pobres...

    - Eso pasa en todas las religiones -se encogió de hombros Crawly.

    - ...y en una herramienta política contra los competidores -continuó Jesús-. En este caso, contra los romanos.

    - Que sí, que te entiendo, pero...

    - Yo intento que la religión vuelva a servir para lo que sirvió antiguamente: para recordar que todos somos hermanos y podemos amarnos, sin esos yugos.

    - ¡Te van a matar! -insistió Crawly, horrorizado.

    Pero la bienintencionada Serpiente no consiguió hacerle desistir. Así que hizo lo único que podía hacer: compartir su odre de vino, hablarle de las maravillas de varios países lejanos y mostrárselas en bellas visiones. Para compensar lo poco que Jesús podría visitar el mundo en vida.

    Porque Crawly no necesitaba ser omnisciente para saber que, de seguir ese camino, la vida de Jesús sería muy corta.

    Y Jesús, muy su pesar, tampoco tenía dudas de ello. Su plan estaba cada vez más claro; pero ahora sabía cuál sería el precio.


- - - - - - - - ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Los ángeles Gabriel y Azirafel escuchaban a Jesús, embelesados. Les resultaba difícil resistir la tentación de hacer preguntas (en ese sentido, Azirafel empezaba a entender a Crawly), pero lo tenían prohibido, y no dejaban que eso empañara su dicha: ¡estaban presenciando un momento histórico!

    - Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados -predicaba el Mesías-. Y bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos...

    - Ejem... perdón, un momento -interrumpió un joven de piel oscura y orejas felinas-. ¿Maestro, dices "hartos" en el sentido de "saciados"? ¿O en el de "hasta las narices"?

    - ¿Ha dicho "narizotas"? -chilló alguien desde la zona de los niños (la más alejada: no se le podía culpar por haber oído mal).

    Los presentes protestaron por las interrupciones, pero el Maestro los apaciguó:

    - Dejad que esos niños se acerquen: ellos tienen tanto derecho como los mayores a oír hablar del Reino de los Cielos -después sonrió traviesamente y añadió-: "Saciados", Erick. Y ya que estás tan atento, ven y ayuda a Juan a tomar notas.

    - Ese Erick no es humano -susurró Azirafel, alarmado por el aura felina-. ¿No será uno de esos diablillos que tienen siete vidas?

    - Bueno, ahora Jesús y Juan lo tienen vigilado -sentenció Gabriel-. Pero no importa cuánto ayude: si es un diablillo, en el Cielo no podrá entrar.

    Aunque a Azirafel no le gustó ese último comentario, se mordió la lengua y señaló entre la multitud a tres Ericks más (¿cuántos había?). Pero Tomás, los dos Simones y los gemelos Alfeo ya los estaban vigilando, así que Gabriel le reprendió con altanería:

    - No seas necio: ¿qué podrían hacer? ¿Tomar demasiadas notas y hacer varios Evangelios diferentes?


(CONTINUARÁ...)


Capítulos:     1       2       3


El Maestro y la Serpiente - 1

     

EL MAESTRO Y LA SERPIENTE


FanFiction de Good Omens

Por Mª Nieves Gálvez


Capítulos:     1       2       3



1.- NATIVIDAD

     Notas de Su Todopoderosidad (fragmento):

    Hay una queja común en padres y madres de todas las épocas: sus hijos no siempre están de acuerdo con ellos, e incluso intentan corregir a sus mayores antes de estar realmente preparados. 

    Lamento admitir que eso es un efecto secundario de estar hechos a Mi imagen y semejanza. Porque Yo tengo el mismo problema con buena parte de mis hijos. 

    Eso incluye al único humano que se presentó oficialmente como tal, y que por ello es conocido como mi Hijo con mayúsculas: Yoshua Ben Yussuf / Ben Myriam. Es decir, Jesús hijo de José y de María.

    Jesús era un buen hijo, no me entiendan mal. Él sólo quería mejorar las cosas. Después de 4 milenios de civilización, la religión había degenerado en una estructura de poder, por lo que los seres humanos olvidaron que no eran mis sirvientes, sino mis hijos. Él decidió corregir eso.

    - ¿Enfrentarte a poderosos? -le avisé-. Tendrías que hacerlo con milagros de control mental, y eso iría contra el libre albedrío.

    - Puedo hacerlo dialogando -contestó-. Creo que hablando se entiende la gente.

    - Pobre hijo mío. A pesar de ser tan inteligente, ¡qué inocente eres!

    Quizá no debí acceder a su plan...

- - - - - - - - ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Notas del Arcángel Supremo Gabriel:

    Hoy Su Todopoderosidad me encargó llevar a Myriam el mensaje de que sería la Madre del Mesías. El trabajo no era extraño, pero el mensajero elegido sí:

    - ¿Debo entregarle el mensaje a través del Principado Azirafel? -sugerí, por costumbre-. Es nuestro enlace oficial con los humanos....

    Pero Dios me dio una respuesta  preocupante:

    - No. Hazlo tú personalmente. Esta vez es necesario un mensajero de la máxima categoría: mi Hijo necesitará toda la ayuda posible. Los humanos pueden ser muy tozudos.

    Sin embargo, Dios no me dijo que fuera un secreto. Así que quizá dejé caer algún comentario en mi siguiente reunión con Azirafel. Yo anuncié el embarazo a María, pero sólo eso. No tuve nada que ver con la estrella y el ángel que tanto revuelo armaron nueve meses después...

- - - - - - - - ~ ~ ~ ~ - - - - - - - -

    Notas de Su Todopoderosidad (siguiente fragmento):

    Por cierto, ni siquiera Yo entiendo a qué viene tanto debate sobre la filiación de Jesús. Hasta varios siglos después de su nacimiento, nadie ponía en entredicho que su cuerpo físicamente era hijo de José y Maria, mientras que su alma (como todas) era cosa mía. 

    Pero después de algunos siglos, unos señores que tenían muy poca vida sexual decidieron que José y María tampoco podían tener tal cosa. Como si la reproducción sexual me pudiera ofender a mí. ¡Que fui YO quien la inventó! Pero me estoy desviando del tema.

    En resumen: nueve meses después de "La-Concepción-Que-Ciertos-Señores-Prefieren-Considerar-Virginal", un Principado llamado Azirafel y un demonio de baja malignidad, llamado en aquel tiempo Crawly, se reunieron gracias a su afición a visitar tabernas. Y como los rumores vuelan, pronto decidieron intervenir en lo que no debían. 

    Por supuesto, Azirafel nunca admitió haber anunciado el Nacimiento a ciertos pastores, y Crawly siempre negó su relación con el rumbo de cierta estrella. Pero casi nadie duda de que fueron ellos los que ayudaron a extender el mensaje del nacimiento de Jesús. 

    Y no se puede negar que tuvieron un excelente sentido del espectáculo.


(CONTINUARÁ...)


Capítulos:     1       2       3