18 febrero 2016

MdT2: Incluso el propio tiempo (III)


Madrid, 19 de Diciembre de 2015
   El subsecretario Salvador Martí releyó por segunda vez el informe de Amelia, levantó lentamente la vista y miró a la Patrulla a los ojos, uno por uno.
   - "Ïa, ïa, Yogsotot" -repitió, remarcando muy bien cada extraña sílaba-. ¿Esto que es, finlandés?
   - Es lo que dijo la mujer, y lo que oímos todos la noche anterior -el recuerdo les helaba aún la sangre a todos.
   - No es finlandés -tomó entonces la palabra Ernesto-. De hecho, en realidad es imposible.
   - Explíquese -le invitó Salvador.
   - La última palabra probablemente fuera "Yog-Sothoth", aunque las pronunciaciones varían. Es el nombre de un oscuro y terrible dios presuntamente conectado con todo el espacio y el tiempo.
   Salvador apoyó la patilla de las gafas en el mentón, pensativo:
   - ¿De qué religión? -preguntó extrañado el subsecretario, ya que nunca había oído ese nombre. Creía tener controlados la mayoría mitos relacionados con el tiempo-. ¿La hindú? ¿La mesopotámica? No me diga que volvemos a tenerla liada con la Torre de Babel...
   - De ninguna. Por eso precisamente es imposible -Ernesto puso sobre la mesa un pequeño dossier que contenía media docena de folios plastificados hacia el que todos se inclinaron. En la foto que encabezaba el primero de ellos se veía la fotografía en blanco y negro de un hombre de rostro alargado, de labios delgados y fruncidos, el pelo corto, la nariz y las orejas tal vez demasiado grandes. A Don Enric le pareció que se le notaba algo asustado, y que aunque debía contar 40 años, tenía un aire a niño mimado que no ha salido demasiado de casa; Amelia, sin embargo, creyó adivinar en su fisonomía los rasgos de un alma gemela en la pasión por los libros. Las incipientes bolsas bajo los ojos, el aire de estar a punto de decir algo pero no saber si la audiencia es la adecuada...


   - Yog-Sothoth -continuó Ernesto- fue concebido en 1927 para la novela de terror El caso de Charles Dexter Ward. Es una de las creaciones de este hombre, Howard Phillips Lovecraft, estadounidense, nacido en Providence, en el estado de Rhode Island, el 20 de agosto de 1890; murió en la misma ciudad 47 años después.
   - Lovecraft. Ese nombre aparece en la documentación que nos dieron para preparar la misión -recordó entonces Amelia.
   - Fue una de las grandes inspiraciones en la carrera como escritor de Juan Perucho -como el Ministerio sabía que Perucho era juez donde se produjo el primer asesinato, habían incluido una breve biografía del personaje.
   - Entonces todo está claro -intervino Don Enrique Gaspar-. El muerto habría leído esa novela.
   Salvador captó inmediatamente por la expresión de Ernesto que no iba a ser tan fácil:
   - Como he dicho -recalcó-, es imposible. Este Francisco Alvarado ha muerto en enero de 1956, ¿verdad? La obra de Lovecraft no llegó a nuestro país hasta más tarde -repasó la información del dossier-: De hecho, en junio de 1956, el propio Perucho viajó a París, descubrió una traducción francesa de sus relatos, y de vuelta a España introdujo al autor en el país.
   - Para investigar los otros dos asesinatos viajarán precisamente hasta mayo del 56, justo antes de que Perucho se vaya a Francia.
   - ¿Y no es posible que Alvarado leyera el libro en americano? -aventuró entonces Alonso, que había estado siguiendo la conversación en silencio.
   - Por lo que sabemos y lo que nos han dicho era un labrador sin estudios -Ernesto se encogió de hombros-. Dudo que leyera mucho en toda su vida, y menos en inglés.
   - Todo esto es muy extraño: no vimos entrar ni salir a nadie... -empezó a recapitular Amelia.
   - Yo he comprobado todas las puertas de la casa -continuó Entrerríos- incluyendo armarios, arcones y alacenas. No hay ninguna puerta del tiempo.
   - Pero alguien tuvo que entrar, enfrentarse con Alvarado, matarlo y salir -dijo Don Enrique Gaspar-. O quizás se escondió en la masía y no se fue hasta varias horas después, cuando ya nos habíamos ido...
   - Puede ser -concedió Amelia-. Pero es todo: ¿por qué mataron a Alvarado, si era un pobre hombre? Alguien se ha tomado la molestia de cambiar la Historia para que eso ocurra. ¿Y muere nombrando a un "dios" relacionado con el tiempo? ¿Un "dios" de una historia que no llegará a España hasta varios meses después? ¿En la misma población donde es juez el hombre que la traerá, precisamente?
   - Son demasiadas casualidades -coincidió Salvador-, y todas apuntan a los viajes en el tiempo. ¿Sabemos algo ya de la sustancia que encontró el juez en los labios del muerto? Hizo usted muy bien en hacerse con ella, Alonso.
   El aludido saludó con la cabeza, satisfecho por el reconocimiento:
   - Todavía no -respondió Ernesto-. Eso sólo es rápido en la televisión: Toxicología dice que puede tardar hasta una semana en analizar la sustancia.
   - Quiero los resultados para ayer, y ya sabe que en este Ministerio eso es posible. En fin... Ustedes prepárense, tienen que seguir con la misión en Barcelona. No impidan las muertes de las otras dos víctimas, pero estén muy alerta. Debemos descubrir quién y por qué los está matando, y qué relación tienen con esos viajes en el tiempo las obras de Lovecraft y Perucho...

   - ¡Animo! -les dijo Angustias cuando salieron del despacho-. Os volvéis a 1956, pero un poquito después. Y si lo acabáis pronto, aún estaréis de vuelta a tiempo para Navidad.
   Amelia sonrió débilmente:
   - Navidad aquí, otoño en casa de mis padres... A saber qué mes será en el Madrid de los Austrias o en la época de Rimbau.
   Angustias habló en voz más baja, asegurándose de que nadie espiaba la conversación:
   - ¿Sigues preocupada por Julián, hija?
   - No puedo sacármelo de la cabeza, que quizás debería haber sido más fuerte, actuar más como la persona a cargo de la Patrulla e impedirle que hiciera aquella locura...
   - Pero también eres su amiga.
   - Y mira lo que conseguí con eso. No pensé correctamente y dejé que se me nublara el juicio.
   La secretaria hizo un gesto que denotaba lo inevitable que le parecía aquello:
   - Por los amigos se hacen esas cosas.
   - A los amigos hay que cuidarlos, aunque no sea lo que quieren. Y a la Patrulla también. No puedo dejar que vuelva a ocurrir algo así.
   - Suerte con eso -y añadió, cuando ya se iban-. ¡Y traeme el Lecturas si puedes, que Grace Kelly se acababa de casar con Rainiero!

Barcelona, 21 de Abril de 1956
   El asesino ocultó la entrada a la tosca guarida que había dispuesto en la montaña de Montjuic y miró entre los matorrales las luces del atardecer. Aquello era sólo era un recurso práctico: necesitaba un lugar en el que pasar las horas diurnas: incluso de haberse hecho con ropajes como los que aquí llevaban habría llamado demasiado la atención entre las gentes locales. Era mejor para él moverse al amparo de la oscuridad para bajar al puerto y hablar con quienes podían darle la información que necesitaba.
   Tenía los nombres de las dos últimas víctimas y estaba estrechando el círculo.
   "Tal vez esta noche", se dijo. "Tal vez la serpiente de fuego volverá a morder...".

(CONTINUARÁ...)

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